Capítulo 27: Comienzo de los problemas.
Kaya.
Los meses pasaron relativamente rápidos y las cosas fueron cambiando para bien. Tanto en el ámbito de la escuela, en la relación de Key con mis padres y hasta en las relaciones de mis compañeros del tan aclamado salón especial.
Chuck, el primo de Key con tendencia a ser un «bad boy intimidante», comenzaba a mejorar con la ayuda de Lyla —sí, la persona más alegre de Skyline y la futura no presidenta del Consejo Estudiantil después de graduarnos—. Ellos en unos meses habían logrado adaptarse al estilo de cada uno, incluso cada vez que los veo juntos algo dentro de mí se alegra que ambos hayan decidido ayudarse entre ellos.
Lyla ayuda a Chuck a superar su problema con Daphne; según él, el carisma de Lyla puede hacer que deje de pensar en ella y que poco a poco comience a olvidar su recuerdo. Y por el otro lado, Chuck ayuda a Lyla —de manera casi involuntaria— a tratar de superar su amor de Leandro. Y es que ambos dan por hecho que el amor no es para ellos y nunca lo será.
Luego están los gemelos Smith; Lion se ha mantenido estos meses en su actitud normal, supongo. Desde que lo conozco él ha sido muy apegado a la informática y casi siempre que lo veo lleva una tablet encima. De él no podría decir mucho, no es que me lleve mal con él o algo, pero nunca he sido tan cercana como Lyla con él, así que mientras lo vea feliz con lo que haga está bien para mí.
Leandro, su hermano, ya es otro caso. Desde que notó la cercanía de Lyla y Chuck las cosas han dado un rumbo distinto. Ya no se junta mucho con nosotros —ni con Lyla—, las pocas veces que lo vemos está metido en el laboratorio de Ciencias y cuando hace bromas es como si las hiciera solo para no perder la costumbre. Aunque ahora nadie parece querer reírse.
Finalmente estamos Key y yo, más conocido como la Dupla K, según Leandro. Nosotros aún mantenemos esa rivalidad por el primer puesto. Y no es broma cuando decimos que ahora la lucha parece más juntas pues siempre que la lista sale, el puesto cambia. Un mes soy yo, el otro en Key: así nos hemos mantenido consecutivamente. Pero ambos sabemos que el examen que ayer dimos era el definitivo, de alguna forma tenemos que romper el empate y eso no me preocupa mucho, he logrado lo que no he podido durante cuatro años y estoy feliz en lo mucho que he cambiado estos meses. Incluso me siento preparada para afrontar la universidad, esa beca me ayudaría mucho.
En conclusión, las cosas estuvieron bien para algunos, normal para otros. Todo perfectamente controlado y sin problema, incluso mi madre —la persona más amoroso y quisquillosa a la vez— pronto comenzó a aceptar a Key. A su manera, pero lo hace.
Y yo estaba tranquila con eso... Hasta ese día. Una semana antes de nuestro último día en Skyline High. La tan amada y odiada preparatoria de ricos con problemas internos. El lugar donde la leyenda de Revenge aún cobra vida y sigue haciendo de las suyas. El día, en que Key se presentó a mi casa e, inesperadamente, invitó a toda mi familia a una cena en su casa.
O sea, la mansión West.
Mi primera reacción fue mirarlo incrédula con el terrible pensamiento de que se había vuelto loco. ¿Por qué quería llevar a todo mi familia a su casa si sabía perfectamente como sería el recibimiento de su madre?
«Estás loco, totalmente loco», fue lo que le había dicho una vez que salimos de mi casa. Me molestó ver más esa sonrisa satisfactoria en su cara que la sola idea de meterme a un pozo profundo del cual no había salida. Su respuesta, totalmente Key, fue la siguiente: «Lo siento, amor, mi padre quiere conocerte».
¿Su padre? ¡El señor West quería conocerme y yo quedé más que en shock! Lo único que pude atinarle fue a negar con la cabeza, no, ni muerta conocería al magnate de su padre. Me negaba.
ESTÁS LEYENDO
Señorita número dos
Подростковая литература«La lucha por conseguir el primer lugar en su corazón comienza aquí.» La preparatoria Skyline High es una institución para gente adinerada que divide según el rendimiento de los estudiantes en secciones de la "A" a la "D". Sin embargo, fuera de esta...