Capítulo 7: Acompáñame.

5.7K 701 153
                                    

Capítulo 7: Acompáñame.

Key.




Sus caderas se mueven contra mí buscando crear fricción de una manera totalmente exasperante. Siento su cabello dorado chocar varias veces contra mi rostro y las manos de la rubia en mi cuello evitan que pueda irme hacia atrás. 

De cualquier forma, estoy atrapado.

No sé por qué acepté bailar con ella, ni tampoco recuerdo que ella me lo haya preguntado. Solo sé que entre Lion y yo el único que lo disfruta es él.

—¿Eres Key West, verdad? —pregunta la rubia intentando llamar mi atención, aunque claro, con la música alta es casi imposible.

¿Por qué acepté venir a esta fiesta?

Vuelvo a quejarme.

Odio las fiestas de todo tipo, sobretodo las que organizan mis padres. Tanto lujo, hipocresía y negocios solo hacen que quiera largarme de ese lugar y refugiarme en mi habitación durante lo que reste de mi vida.

Llega a un punto en el que es agobiante y asfixiante estar en casa. Sobretodo, cuando eres el primogénito de los West y sus negocios, acciones y miradas están, literalmente, en tus manos.

—¿Eres el heredero de la fortuna West, cierto? —No respondo. Siento su agarre mucho más fuerte en mis hombros mientras observo como sus ojos comienzan a brillar de codicia, tal como lo haría el dios Pluto.

Frunzo el ceño a la par que deshago su agarre con mis manos sin ser demasiado brusco lo que provoca que la chica —cuyo apellido conozco pues tiendo a memorizar las listas de todas las secciones de Skyline— deje de bailar, y por fin note que yo nunca lo hice. Ni siquiera me moví para intentarlo.

No digo nada. No tengo por qué darle explicaciones del porqué me voy, claramente la respuesta está en aire. 

O quiere interpretarlo como que su actitud me molestó o nunca quise bailar con ella. Después de todo, la respuesta es la misma.






—¿Donde está? —Vuelvo a preguntar sobre su oído, sin embargo Lyla vuelve a encogerse de hombros sin dejar de bailar con el pelirrojo.

Suspiro. Ha pasado casi media hora que la vengo buscando por toda la preparatoria y no hay rastro ella. 

No puede estar en su casa, Kaya no es de las personas que se van sin despedirse o por lo menos avisar. Ella aún está aquí. Lo sé.

—Lyla, esto es importante. Kaya no está por ningún lado y tú como su amiga debiste cuidar de ella. Es tu responsabilidad. 

La oigo bufar sobre el hombro del chico que tiene apresado entre sus brazos, revolotea sus pestañas antes de contestar:

—Kaya es una persona libre de hacer lo que le plazca —responde por sobre el estruendo de los parlantes sin dejar de contornearse—. Seguro salió con un chico al jardín, Key, no seas tan dramático.

Señorita número dosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora