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—No, ni de broma. —V se golpeó la frente con la mano. Necesitaba que Jimin colaborara y no había manera de conseguir aquello.

—Por favor. Ha sido atacado por ayakashis recientemente y su estado está empeorando, seguro que seguirá teniendo problemas, y aunque lo notaré necesito que estemos cerca en todo momento. —El rubio peinaba hacia atrás su pelo con resignación.

—¿Es el único día que tengo para descansar del trabajo y pretendes que me lo pase persiguiendo a mi jefe? ¿Y si me pilla? Se pensará que soy alguna especie de psicópata. No lo voy a hacer. —El espectro se paseaba de lado a lado, nervioso, él sólo no podría hacer nada si algo ocurría, a pesar de que serviría de ayuda, era mucho más débil que en sus vidas anteriores, y temía que su propio cuerpo se corrompiera por completo mientras él observaba sin poder interrumpir el acto. 

—Accediste a ayudarme... Me lo prometiste. —Añadió con dolor en la mirada, cosa que no pasó desapercibida para el contrario. A pesar de que V era la parte racional y bondadosa de Taehyung, con el paso del tiempo, también se había ido disipando ese lado suyo, pues la tristeza lograba invadirle de vez en cuando.

—Está bien. Pero si me descubre te mataré después. —El castaño cambió su semblante al instante, comenzando a dar pequeños saltitos y procedió a responder antes de sacar la lengua a modo de burla.

—No podrías matarme igualmente. —Tarareó, caminando hasta atravesar la puerta del apartamento, Jimin cogió su móvil y, tras acomodarse su chaqueta, salió disparado a su encuentro.

Llevaban andando un tiempo, y el menor no se había siquiera atrevido a preguntar hacia dónde se dirigían, pero la curiosidad le había invadido casi por completo y optó por dejar de resistirse.

—¿Dónde vamos? —Estudió el camino que seguían, notando la escasez de gente, hacía un buen día y era extraño que no hubiera nadie por el lugar.

—Taehyung está allí. —Señaló un sitio alejado, hacia la derecha. 

El rubio no tardó en comprender. Su boca se aguaba con facilidad, lo que lo obligaba a tragar saliva repetidas veces debido a los nervios.

Cuando estuvieron a punto de entrar, V paró en seco, quitándose algo del cuello y apretándolo con fuerza.

—Jimin, antes de nada, quiero darte ésto. —Una vez el objeto se materializó, lo posó en sus pequeñas manitas que estaban extendidas, esperando ansiosa para ver de qué se trataba. —Ésto... Bueno, es un amuleto, me lo dio mi madre cuando tenía una muy corta edad, desde entonces, siempre lo he llevado pero... Mi alma se separó cuando Taehyung se lo quitó y lo tiró en algún lugar. Yo lo seguí llevando puesto, sin entender muy bien el porqué. El caso es que, cuando yo desaparezca, lo vas a necesitar, llévalo contigo siempre, por favor. —Jimin lo tomó y lo acercó para estudiarlo, era hermoso.

Las cadenas plateadas brillaban más de lo normal, y la piedra que colgaba le llamó la atención por completo. Pero las palabras que había escuchado, lograron que saliera de su pequeño trance.

—¿Cuando desaparezcas? Eso no pasará, Taehyung será querido y... —El Ikiryō negó rápidamente, cortándolo.

—No me refiero a eso. Yo soy una especie de fantasma, Jimin. Nosotros nos desvanecemos si el humano con el que tratamos se olvida por completo de nuestra existencia. La gente no nos ve porque no nos hacemos notar, pero esto podría pasar. —El rubio agachó la cabeza abruptamente.

—Yo no me voy a olvidar de ti, V. —Mordió su labio inferior con nerviosismo.

—Sé que tú no querrías eso. —Esbozó una gran sonrisa cuadrada. —Pero no es algo que puedas controlar, eres un humano al fin y al cabo, aunque yo también espero que eso no ocurra nuevamente. —Dejó al menor con la palabra en la boca cuando se introdujo en el lugar, cruzando las grandes murallas que se abrían paso alrededor.

A Jimin nunca le había gustado visitar el cementerio. Sus abuelos habían muerto cuando él era joven, pero se encontraban en su país natal. Cuando el rubio se mudó perdió casi todo el contacto con sus familiares. Nunca habían estado demasiado unidos y eso le dolía.

Se dirigieron al fondo y, cuando estuvieron a una distancia meramente prudente, frenaron en seco, el chico apoyándose en un gran árbol para no ser descubierto, mientras observaba la escena ante él.

—¿A quién visita? —Preguntó, mientras veía a Taehyung agacharse para dejar un gran ramo de rosas sobre la lápida que se extendía frente a él.

—A mamá. —Murmuró éste. A pesar de ser un ente, podía conectar con su cuerpo cuando el sentimiento que invadía a éste era muy intenso, y en ese momento eso mismo sucedía.

Jimin se hundía en su propia impotencia, ver la expresión desolada y hundida por completo de su superior, le hacía querer correr hacia él y abrazarle con la máxima fuerza que tenía. Por mucho que luego fuera pateado del lugar, en ese momento, curiosamente, hacer aquello era lo único que deseaba.

—T-tengo que ir a verle. —V le recriminó, pero el menor no alcanzó a escucharle, pues ya estaba dirigiéndose hacia el castaño. —Taehyung. —Sentenció cuando se encontraba a escasos metros de él.

—¿P-Park? ¿Qué haces aquí? —Limpió sus propias lágrimas con tosquedad. Levantándose del lugar y alejándose pocos centímetros del cuerpo contrario.

—Yo... Visitaba a un familiar. —Mintió, tratando de excusarse por el encuentro.

Por un momento, sintió cómo el castaño bajó la guardia, retirando la tensión y bajando sus hombros con calma.

—Es duro venir aquí. —Asumió, mientras acariciaba la piedra dónde estaba grabado el nombre de la madre de Kim. En sus ojos no había ni el mínimo rastro de felicidad, la oscuridad invadía casi por completo su interior, y eso provocó que Jimin fuera recorrido por un gran escalofrío.

—Lo sé... —Se acercó a él, guardando una distancia prudente para no exaltarlo ni enfadarlo. 

El espectro intentaba abrazar su propio cuerpo, dándole el calor que probablemente tanto necesitaba. Aquella imagen destrozó por dentro al rubio.

El castaño se levantó, rendido ante las millones de emociones, dejando a V en el suelo, que colapsaba de rabia al no poder actuar.

—Nos vemos el lunes, Park. —Masculló antes de alejarse. El cuerpo del aludido fue recorrido por la adrenalina, deseaba decirle que todo estaría bien, que todo mejoraría con el tiempo y que su actitud ayudaría si colaboraba para bien.

Pero no lo hizo.

Se quedó de cuclillas en el suelo, observando la lápida que estaba junto a él, la misma que V intentaba recorrer con la palma de su mano, tan sólo consiguiendo traspasarla.

Pensó que, tal vez, en el corazón de aquel muchacho, aún había un mínimo de amor que lo mantenía en su mundo, ese poco al que debía de aferrarse con todas sus fuerzas.

Y se sintió estúpido por dejarle marchar así sin más.

—Taehyung va a estar bien. Lo juro por mi vida. —Añadió sin venir a cuento, provocando la sorpresa en el rostro del castaño.

Y era cierto, porque Jimin ansiaba verle sonreír al igual que su otra dualidad.

Porque debía ser hermoso provocar ese sentimiento en el cuerpo, que era un abismo de dolor.

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Jimin es hermoso.

Y Taehyung me produce mucha ternura porque lo ha pasado tan mal que necesita ayuda y no la obtiene por parte de nadie por su propio carácter autodestructivo.

Ah quiero avanzar tanto con esta novela... Pero sin dejar atrás las demás, por supuesto.

Les dejo otra obra de arte de 5 seconds of summer.

Maravillosa.

Mucho amor!

My Last Life 🌸 [Vmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora