Capítulo 10: "Estamos en casa".

241 23 11
                                    

Durante los últimos 3 años, Resembool no había cambiado nada. Estaba la misma gente, los mismos lugares, los mismos paisajes que eran tan hermosos cuando el sol bañaba las colinas todas las mañanas y como olvidar el suave aroma a tierra húmeda. Todo estaba grabado en la memoria de las jóvenes y esos recuerdos felices iban pasando por su memoria como si se tratará una película conforme iban acercándose cada vez más.

Cuando el tren llego a la estación apenas estaban cayendo los primeros rayos del sol, ambas salieron disparadas saludando a todas las personas que se encontraban a su paso. Ambas eran muy queridas en su pueblo natal y más porque eran tan reconocidas en el país. Roy con suerte y las pudo seguir, porque mucha gente se reunía a su alrededor para saludarlas. Después de terminar las reuniones, salieron corriendo de nuevo, bajaron la velocidad, cuando pasaron cerca de una colina con un viejo árbol quemado con un columpio a punto de romperse que colgaba de el, lo vieron y dijeron suavemente:

-Estamos en casa...

Volvieron a correr hasta que llegaron frente a una casa de dos pisos. En el patio estaba un chico de cabello rubio cortando leña con el dorso desnudo y unos pantalones sencillos de mezclilla. Un perro negro con el pecho color blanco, que estaba al lado suyo durmiendo se paro de repente, comenzó a ladrar y a mover la cola alegremente. El chico dirigió la mirada en la misma dirección que el perro.

-¡¡Hola!! ¡Estamos de vuelta!.- grito alegremente Edythe mientras se lanzaba sobre él.

-¡Edythe! Has cambiado mucho.- la abrazo con fuerza y dieron unas pocas vueltas.- Has cre... ¿Estado bien?

-Acaso ibas a decir... ¿Has crecido mucho?.- Edythe sonrió de manera traviesa.

-Ehm no, no te iba a decir eso...- William se rasco la cabeza avergonzado de ver la deslumbrante sonrisa de la chica.

-¡¡OSEA QUE SIGO IGUAL DE ENANA!!.- grito Edy intentando safarse de su abrazo, William comenzó a carcajearse ante los inútiles intentos de Edythe de escapar.

-Jajaja ustedes nunca cambian, apenas se reencontraron y ya se están peleando.

-¡Hola Alice!.- dijo con alegría William mientras se acercaba a ella para abrazarla.

-Hola William. Tú si has cambiado mucho.- le respondío Alice. Cuando ellas se marcharon William tenía 13 años, era del mismo tamaño que Edythe y muy delgado. Ahora ya era mucho más alto que ella (le sacaba casi una cabeza), sus hombros eran anchos y sus brazos estaban muy bien ejercitados, además de que su abdomen estaba mucho más marcado.- ¿Has hecho ejercicio?

-¡Si! He hecho abdominales y algunas pesas. Pero, hablen de ustedes, ¿Que han hecho en todos estos años? ¿Tú eres la muy conocida Princesa del este?.- dijo William emocionado.

-Claro que si, ¿Quien más podría ser?

-Tienes razón, tú encajas a la perfección: una chica pequeña, rubia y de carácter explo...- fue interrumpido bruscamente por Edythe que le lanzó una patada voladora.

-Pero si aquí están, chiquillas escurridisas.- dijo jadeando Roy.

-Te hace falta hacer más ejercicio, no puede ser que un militar no nos pueda seguir el paso.- dijo Edythe con un gesto de superioridad.

-A ustedes deberían de ponerles una correa.- la mirada de Roy y de William se encontraron.- Hola chico.

Desde que Roy los conoció, William siempre lo había visto con rencor pensando que era el culpable de que ellas se marcharan a tan peligroso viaje además de que sus padres habían muerto en la guerra de Ishibal a petición de la milicia por ayudar tanto a aliados como enemigos.

The Alchemist (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora