Capítulo 13: Delirio.

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-Mañana partiremos hacia Lior para detener esa rebelión por el bien de la nación, no queremos que suceda lo mismo que en Ishibal que se salió de nuestras manos y lamentablemente se vio involucrada mucha gente inocente. Por tal motivo, es necesario nuestro sacrificio con tal de salvaguardar la vida de los habitantes.- dijo con voz firme y monótona el Fuhrer King Bradley.

Edythe miraba sin comprender la escena frente a ella, volteaba a ver a todas las personas cerca de ella y en cada uno de los rostros de esas personas, no existían emociones, eran rostros fríos y muertos, estaba de pie en la explanada del cuartel general del este rodeada de gente sin alma. Sheska, la secretaria de Mustang, estaba a su lado asustada.

-Es lamentable que esto haya pasado, Lior no era un lugar muy problemático y todo paso en las dos semanas que el Coronel Mustang se fue.- dijo preocupada.

-¡¿?!.- Edythe volteo a mirarla.- ¿Quien estuvo a cargo de todo cuando se fue el Coronel?

-Al parecer enviaron un reemplazo de Central, era un subordinado del General Hakuro, no sé quién ni cómo era, solo me limitaba a pasar las llamadas y los encargos a su asistente personal.

-Ya veo...- susurro, el general Hakuro era uno de los principales opositores de su ingreso al ejército y más en un rango tan importante como lo era ser Alquimista nacional.

Cuando el Fuhrer termino de hablar, todos comenzaron a marchar rumbo al tren militar que ya estaba listo para partir cuando estuvieran abordo. Edythe se despidió de Sheska y camino hacia los últimos vagones que lucían más vacíos, no quería estar rodeada de gente, una voz la llamo desde atrás.

-¡Oye!

-Ah, es usted.- volteo a ver a Mustang con una mirada vacía.

-... Ten esto.-dijo mientras le daba un abrigo color arena.- no puedes usar el tuyo ya que vas a destacar demasiado, lo que menos quieren es que alguien te vea. Pontelo y procura que te tape la cara, ¿Está bien?

-Si...- se quito su abrigo y observó un breve instante la cruz que tenía dibujada, soltó un suspiro y después de ponerse su abrigo color arena, se dio la vuelta y camino hacia el vagón más vacío que encontró, se subió y se sentó hasta atrás, cerca de la ventana. Cerro sus ojos y se dispuso a dormir.
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El tren se paro de repente y Edythe, que iba profundamente dormida, se fue contra el asiento de enfrente y se golpeó en la cabeza.

Auuuuch!.- tomo su cabeza y vio por la ventana.- ¿Donde estoy?

Más allá de la ventana se veía un pueblo en medio del desierto, parecía un oasis. Salió del tren y fue hacia el hipnotizada por lo hermoso del paisaje. Aunque de lejos lucia hermoso, conforme se fue acercando las calles estaban vacías y los negocios cerrados, no había alguien para preguntar donde estaba. De repente, a pocos metros frente a ella una columna de tierra se levantó y un fuerte estruendo rugio. Con sus manos, se protegió los ojos pero cuando los abrió, no podía creer lo que estaba viendo.

En el cráter que se había formado debido a la explosión, había gente muerta... O al menos eso parecía, algunas personas estaban completamente incineradas y solo se veía una marca negra en el piso, otras no tenían alguna extremidad o parte de su cuerpo. Miro con horror la escena y no pudo evitar salir corriendo con el estómago revuelto. No muy lejos de donde estaba, se escucharon gritos suplicando ayuda y se dirigió a ellos. Cuando llegó, había personas desconocidas aterradas que corrían en su dirección, cuando vieron a Edythe se pararon de golpe y comenzaron a gritar.

-¡Ahí hay una! ¡Es una alquimista nacional!.- grito un joven.

-N-no se equivocan yo no vengo a ma...- miro sus manos y su uniforme militar llenos de sangre.- ¡¿Que es esto?!

The Alchemist (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora