Capítulo 15: Dia cero.

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Una vez dividido y asignado el área en las que se iban a enfocar para atacar cada uno de los batallones con los alquimistas, el sonar de la trompeta fue la señal de salida, como si las puertas del infierno se abrieran para dar paso a una sofocante agonía sin fin. Edythe reunió a su batallón y los miro a todos a la cara.

-Mi nombre es Edythe Elric, soy la alquimista de acero, es un placer conocerlos.- dijo tratando de recordar sus rostros.- avansaremos poco a poco, yo iré al frente.

-Pero Edythe-sama, se supone que usted debe de ir en medio...

-Lo se, pero al igual que ustedes, yo tengo a alguien esperando por mí regreso... Así que hay que evitar que alguien muera durante todo esto, mi alquimia es poderosa y rápida así que no habrá problemas.- Todos bajaron la cabeza ante aquellas palabras.- tienen a esposas, padres, hermanos y amigos esperando por ustedes es por ellos que tienen que regresar con vida.

-Estamos en sus manos Edythe-sama.

-...- camino con aparente decisión hacia la salida, pero por dentro, estaba llorando y gritando deseando que todo fuese una pesadilla y que tarde o temprano despertara junto a su hermana Alice para volver a emprender otro viaje en busca de la piedra filosofal para recuperar finalmente sus cuerpos.

El paisaje más haya del campo de concentración, era completamente desolador. Había manchas de sangre por doquier, olor a carne quemada y se escuchaban explosiones por todos lados.

Sinceramente no sé que hacer... Aunque, quizás si pueda conocer a la persona que maneja a todos, pueda convencerlo de firmar un acuerdo de paz.- volteo a ver a los jóvenes detrás de ella, miraban para todos lados, aterrados y nerviosos.- hablando de paz, de este lado está muy tranquilo...

La aparente tranquilidad se vio interrumpida por un disparo que atravesó el hombro derecho de uno de los jóvenes detrás de ella.

-¡Un francotirador!.- Edythe busco con la mirada hasta un edificio de dos pisos.- ¡rápido vayan hacia haya!

Todos salieron corriendo hacia el edificio para refugiarse, otro disparo llegó pero está vez a la pierna de acero de Edythe y que la hizo tropezar.

-¡Edythe-sama!

-¡CORRAN!- siguió la trayectoria de la bala hasta un edificio contrario al lugar donde estaban, junto ambas manos en un aplauso y al tocar el suelo debajo de ella, una enorme grieta se abrió hasta los cimientos del edificio provocando que se derrumbara. Pudo escuchar los gritos aterrados de las personas que estaban ahí mientras eran enterrados vivos.- ¡MALDICIOOOON!

Grabate bien esto en tu mente: en la guerra si no matas, te mueres. Este es el destino que tú escogiste. Ahora no apartes la mirada a otro lado ¿Entendiste?.- con agilidad se puso de pie agradeciendo a su mecánico de cabecera y al entrar al edificio, creo una enorme barda que lo rodeo por completo para que nadie pudiera pasarla.

-¿Cómo estás?.- le dijo al joven soldado que sostenía su brazo que yacía inmóvil a su costado.

-Bien, al parecer no fue en algún lugar vital... Solamente me rozo los nervios del brazo y por eso no puedo moverlo... ¿Usted puede arreglarlo con alquimia?.- dijo el chico con esperanza en sus ojos, no parecía rebasar los 25 años.

-Lo siento, pero no puedo crear algo sin dar algo a cambio del mismo valor...- tomo su brazo de acero.- te voy a poner algo para detener el sangrado.

-Eso... Quiere decir ¿Que jamás volveré a usar mi brazo?

-... Jamás hay que desconfiar de los doctores, ellos sabrán que hacer...- no sabía que respuesta darle al joven, así que le sonrió.

Los sonidos desoladores de una sangrienta batalla parecían absorber la energía de todos mientras ella hacia las curaciones al soldado. Al terminar se puso de pie y miro por las escaleras.

The Alchemist (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora