Capítulo 7: Creencia.

394 39 18
                                    

"Hoy escribiré desde mi alma, porque es lo último que queda cuando el amor se va, lo último que se rompe cuando lloras por dentro.

Puede que no me merezca la felicidad, puede que no sea el mejor candidato para tener tal sentimiento porque sólo Dios entiende que no sabría qué hacer con él.

Un despoblado corazón escaso de personas a las que corresponder, quizás si alguien me dijera mis errores yo podría asumirlos, pero estoy ciego. Culpo a la maldita depresión que pudre cada momento feliz, cada sonrisa, cada palpitar con sentido.

Pensar en el cielo me revuelve el estomago. Un paraíso que no tocaré ni en sueños. Rezar para imaginar una cuerda, para fingir que aún no he caído, para continuar de pie. Únicamente así soy digno de decir que todavía poseo una fé, todavía soy capaz creer.

Mi Señor me dirá cuánto valen las lágrimas de un desahuciado..."

Woods cerró su cuaderno, repasando lo que había escrito una y otra vez en su mente. Es verdad, Liu conservaba un fuerte sentimiento hacia su creencia religiosa, incluso antes de ser atacado por su hermano, él era altamente cristiano. Algo que llevó consigo mucho tiempo, pero que jamás confesó abiertamente. Quizás se lo haya mencionado a su ex-prometida, mas irrelevante es ese hecho para él ahora. Pues ella no está, haciéndola incapaz de revelar cualquier secreto suyo.

Woods meneó su cabeza, con la mirada perdida. Observó el cajón de su mesita de luz, y con las manos temblorosas, escondió aquel cuaderno de tapa azul marino, decorado con múltiples doblajes agresivos; intentos de romperlo con las manos por la rabia. Dentro de su cajón, debajo de una madera, tapaba objetos importantes. Un rosario, su cuaderno y el anillo que tiempo atrás le había entregado a su novia.

Antes, Liu lloraría al ver ese anillo, pero le era imposible. Perdura vacío. Los recuerdos son ineficaces, nada se presenta.

-¿Acaso habrá otras formas de sentir?- Se cuestionó internamente, cerrando con frustración la gaveta.

-Homicidal Liu, te necesito.- La voz de Slenderman denotaba autoridad. Telepatía, los mareos de Woods ya eran mucho antes de oír esa voz estresante para él. Sin renegar, salió de su cuarto para encaminarse a su jefe y "ser" que lo acogió.

_____________________________________

-¡Revisen! Tiene que estar por aquí.- Jeff, Eyeless y Ben irrumpieron en la habitación del hermano mayor del primero. Aquí y allá, sus manos tocaban propiedad del castaño, buscando algo.

-¿Por qué no esperas a que vuelva y te lo dé?- Recomendó un rubio, divagando debajo de la cama.

-Porque lo necesito ahora, además; él no me lo devolverá. Está en contra de que lo use.- Explicó, revisando el librero de su hermano.

-¿Esto no está mal?-Jack, desconfiado, indagó en la ropa del de ojos esmeraldas.

-Es mi hermano, ¿Qué puede pasar?- Se encogió de hombros, bastante seguro de lo que decía.

Sus amigos se miraron un poco, continuando con la búsqueda.

-¡Hey, ¿Qué creen que hacen?!- Helen impuso poderío con ese grito y ganó la atención de los intrusos.

-Buscamos algo.- Contestó tranquilo Woods menor.

-¿Y no pueden esperar a Liu? Él no querrá sus manos sobre SUS cosas.- Advirtió.

-Pero lo necesito ahora.- Jeff hizo un berrinche.

Otis rodó los ojos.

-Lo digo en serio. Liu...-

-¿Yo qué...?- Su rostro mostraba desinterés y continuó así al percatarse de los forasteros en su cuarto.-¿Qué sucede aquí?-

-Necesito que me devuelvas...- Jeff miró a Bloody, como si lo que iba a decir no era Apto para Todo Público.-"Eso"-Un par de señas bastaron para hacer entender al castaño, el cual se acercó al baúl junto a los pies de su cama, enterrando la mano en todo lo que había dentro. Sacó un objeto difícil de reconocer porque Liu lo sostenía con cautela y, del mismo modo, se lo entregó a Jeff, que sin dudarlo lo guardo en su sudadera rápidamente, evitando que el más pequeño en esa habitación viera cualquier facción del objeto.

Los tres Creepypastas no bienvenidos se marcharon, despidiéndose animadamente sin saber lo que habían desatado. El chico de ojos azules, aterrado, cerró la puerta, volteando velozmente a su mejor amigo.

Woods estaba a punto de colapsar, ante sus ojos, manchas negras de desconocidos sobre su propiedad. Algo dentro del castaño se revolvió, ojos vibrantes e incapaces de enfocarse. Nada ahí lo sentía suyo, es más, sufrió un asco tan grande que incluso sus pies permanecían inmóviles, sin saber dónde pisar sin soportar esa incomodidad que la invasión le provocó.

-Lo siento, Liu, lo siento. Debí haberlos echado. Perdóname.- Homicidal lo miró atento, un poco aturdido, pero sólo se acercó.-¿Woods...?- Cada paso ponía más nervioso al menor, intentando descifrar qué pasará. Una caminata tambaleante, cerca de tener caídas, pero llegó.

Un abrazo, de esos fuertes y exigentes de presión. Aquellos que das o te dan cuando todo está mal.

-Nunca te disculpes conmigo.- Se aferró al adolescente. Rodeando con sus brazos el cuello de este, ocultando su rostro entre su brazo y cabello ajeno.-De todas las personas; tú eres una de las pocas que no me debe ni una disculpa...- Helen relajó su expresión y se atrevió a corresponder el abrazo de la misma forma en que se le fue ofrecido.-Sólo... Déjame abrazarte un poco. Sé que nunca lo hice, pero... Siento tanta comodidad a tu lado...-Confesó el mayor.

En silencio, Bloody aprecio cada palabra. Mas el deseo de poder contenerlo de otra manera no le dejo disfrutar del todo la demostración de afecto. Anhelaba amarlo como Woods se lo merecía, darle todo y más.

El corazón le iba a mil, ansioso de confesar cada parte del amor que sentía. Pero... Simplemente se hundió en el olor ajeno, un perfume bastante agraciado, y se contuvo las ganas de decir algo estúpido. Porque él sabía que un "me gustas" o un "te quiero" no solucionará nada...

["Pinceles rotos."] (Bloody PainterXHomicidal Liu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora