El circo

2 Empieza la caza

Aquel grito fué inútil. Todos corrían, eso sí, pero en distintas direcciones. El único que parecía tranquilo era el director,  que pese a estar sangrando por la frente, se comportaba como si eso sucediera todos los días. Para Thomas, todo sucedió muy rápido.  Cuando miraba a la izquierda veía el reguero de sangre y muerte que dejaba la bestia azul a su paso. Cuando miraba a la derecha veía a la dama de las dos esencias intentando salir de allí. Thomas comprendió que aquel no era el plan de los artistas, no querían dañar a nadie...ellos único que querían era escapar de allí.
En aquel momento fué cuando Thomas tuvo miedo a lo que se ocultaba en aquel circo. Justo entonces su padre lo agarró y lo llevó hasta donde estaban su madre,su tía, sus primos y su hermana. Todos estaban llorando. Thomas miró a su alrededor y pudo ver el cuerpo de su tío, muerto, con la espalda ensangrentada y a su lado a la bestia azul todo cubierto de sangre.El director se acercó a ellos, pero su padre se interpuso entre él y su familia en un intento de protegerlos. Fue inútil ya que el director le rompió el cuello con una sola mano y su padre cayó al suelo, muerto. Fué entonces cuando Thomas le plantó cara al que al principio pensaba que era el más normal. Si quería sobrevivir a aquello, debía atacar a quien quisiera lastimarlo antes de que su oponente atacara primero. Y eso fué lo que hizo. Empujó con todas sus fuerzas al hombre, que tropezó con una lámpara con fuego que cayó encima de él, que gritó de dolor. Aquel grito se unió a los demás que desde hacía un rato habían inundado el circo. Thomas se sobresalto al ver que el director se levantó del suelo y, con su cuerpo en llamas, se alejó de ellos. Su hermana se abrazó a él y aún llorando de pena y terror le dijo a su hermano:
--Que valiente eres...
Thomas le acarició el cabello negro a su hermana para tranquilizarla.
--Tenemos que salir de aquí, vamos a la entrada-- dijo su tía.
-- No,la puerta está cerrada. Ya no saldremos de aquí.--respondió Thomas serio.
--¿Y como estas tan seguro?
--Mira.--dijo Thomas señalando a la dama que intentaba salir por la entrada pero le era imposible.-- Si ni si quiera ellos pueden, para nosotros será imposible.
-- ¿Y que propones que hagamos?-- preguntó su madre.
--Buscar otra salida.
Thomas sabía que no había más salidas pero quería mantener viva la esperanza de su familia, o lo que quedaba de ella. Las horas siguientes fueron insoportables. También murieron su madre y su tía, pero ellas a manos de Anna y Alen, que se habían vuelto locos por alguna razón. Ahora Thomas tenía que cuidar de su hermana y sus primos. Cuando estaban en busca de un lugar donde esconderse hasta que pasara el caos, la niña japonesa apareció ante ellos. Estaba deforme y de su cara salía bastante sangre. Tras ella estaban los cuerpos de sus padres y un charco de sangre del que parecía que acababa de levantarse.
--La única forma de sobrevivir es volveros como yo...venir, me puedo ocupar yo de eso...
--¡Jamás haremos eso!-- dijo su primo James.
--Muy bien,  entonces moriréis.-- La niña se abalanzó contra James, que gritó de dolor. Cuando sus gritos cesaron, Thomas supo que James había muerto y que ellos eran los siguientes. Sin pensarlo, cogió de la mano a su hermana y su prima y echó a correr en la dirección opuesta a la niña.
Se escondieron debajo de una mesa que estaba al lado de la carpa y, suplicando por que no los encontraran, su hermana y su prima se echaron a llorar. Thomas, nervioso, intentó callarlas, pero lo único que consiguió fué que no lloraran tanto. Pensando que los artistas no se darían cuenta de que no estaban, se relajaron. Pero la relajación no les duró mucho ya que los pies de la dama se pararon delante de la mesa. Tenía las piernas llenas de cicatrices y cosidos, como si se hubiese abierto heridas en las piernas, o se las hubieran abierto. De pronto, la dama se arrodilló frente a la mesa y lloró amargamente. Mientras lloraba, ella miró sin querer debajo de la mesa y los encontró, pero no les atacó, simplemente dijo:
-- Oh.