9 Despacho del director

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--Vaya, vaya, vaya. Mirar quien está aquí, es Thomasito. --Dijo la voz de un hombre.

-- ¿Thomasito? Parece un viejo llamándome así.

-- No te pongas así, Thomas, solo quiero hablar. Tengo una preciosa sala esperándote para hablar allí. -- dijo el director con una sonrisa.

-- Ya...bueno, voy a rechazar la oferta.

-- Insisto, es de mala educación no hacer caso a los mayores.

-- Lo siento, pero no voy a ir a ninguna parte con usted.

 El director frunció el ceño y miró a Thomas como si fuera un mocoso irritante que no para de molestarlo.  Por su parte, Thomas se mostraba serio, meditando que hacer a continuación. Micaela tenía de la mano a Anna y a Allen, como si tratara de protegerlos. Y Tex observaba toda la escena sonriente, comprendiendo que Thomas trataba de ganar tiempo.

-- Señor Director, ¿puedo llamarlo así? Va, qué más da. ¿No puede hablar de lo que quiera hablar con Thomas aquí?-- preguntó Tex.

-- No, no puedo. Es una cosa privada.

--¿Cómo qu...?

-- ¡YA NO AGUANTO MÁS ESTA ESTUPIDEZ! --estalló Anna.

En lo que tardó el director en reaccionar, Anna y Allen se abalanzaron corriendo sobre él. Los dos le hicieron un placaje, dejando libre la puerta para que los otros pasaran. 

-- ¡Vamos, correr! --gritó Allen mientras forcejeaban con el director. 

Los tres salieron corriendo, primero Tex, seguido de Micaela y por último Thomas. Cuando Thomas pasó por la puerta, miró atrás y vio a Anna y Allen aprisionados bajo el director y este tenía un cuchillo en la mano. Observó como el director quería darles en el pecho a los siameses, pero en su lugar las daba en el brazo. Alarmado, Thomas corrió hacia ellos y le dió una patada al director.  De la patada, separó al director y el cuchillo rodó por el suelo. Rápidamente, Thomas ayudó a levantarse a los siameses y fueron corriendo hacia la última puerta, donde los esperaban Micaela y Tex.

Entraron corriendo y cerraron la puerta tras de sí. Cogieron una silla y atrancaron la puerta con ella. La sala en la que estaban era mucho más amplia que el resto. Tenía un escritorio con una silla en el medio y varias estantería y cajones a los lados. En el espacio sobrante había velas para iluminar.

--¡Thomas!-- lo llamó Micaela-- No te quedes parado y ayúdame a buscar vendas o algo. ¡Eren! ¡Deja los Figus Ictus*!(*los Figus Ictus son unos "antepasados" creados por mí para los Doritos Tex-Mex, ya que en el 1960 aún no existían)

--Voy -- contestó Tex.

Entre los tres buscaron ventas y encontramos un pequeño botiquín. Durante las horas siguientes, Micaela se dedicó a curarles el brazo a los siameses y Tex y Thoma se pusieron a mirar en los cajones y estanterías. En un cajón encontró unas carpetas que en una ponía: Micaela Dumont

-- Micaela... aquí sale tu nombre

--¿Cómo?

--Micaela Dumont, Christian Dumont, Eren Russo, Anna y Allen Williams...* --fue leyendo.

--¿Por qué salen ahí nuestros nombres? -- preguntó Allen.

-- No lo sé.

Thomas fue hacia el escritorio y dejó las carpetas en la mesa. Abrió una, la de Christian. En su interior había unos papeles escritos a mano y también dos fotos, una de cómo debió de ser Christian antes y otra de cómo era después de La Sala. Miró para el resto y descubrió que cada uno estaba mirando su carpeta.

-- ¿De dónde sacaron estas fotos? -- preguntó Micaela, aunque no esperaba ninguna respuesta.

-- Hay más de estas: Jennifer y Lucy Adams...

-- ¿Jennifer y Lucy? -- repitieron Anna y Allen.

-- ¿Las conocéis?

-- Conocíamos, se las llevaron a La Sala hace mucho tiempo y nunca volvimos a oír hablar de ellas. -- contestó Anna. -- Suponemos que han pasado a mejor vida.

Entonces Micaela dejó los papeles y siguió curando el brazo de Anna. Thomas decidió revisar los papeles todos juntos, pero cuando fue a coger los de Christian, vio que Tex los miraba muy serio. Más que mirar los papeles, su vista estaba clavada en las fotos, perdido en sus pensamientos. O en sus recuerdos.

-- ¿Por qué tuvo que matarlo...? -- murmuró de pronto.

-- ¿Cómo?

-- Nada...

-- Tex, ¿de verdad que estás bien?

-- ¡¿Tengo cara de estar bien?!

-- ¿Había algo entre Christian y tú? -- preguntó Thomas antes de que se diera cuenta.

Tex le miró, luego miró hacia Micaela, Anna y Allen, que se le habían quedado mirando, y luego desvío la mirada.

-- No.

A Thomas le pareció que no decía la verdad, si hubiera sido así, le habría mirado. Mas decidió no insistir, no quería meter el dedo en la llaga. Más tarde decidieron dormir allí, ya que Anna y Allen ya se había dormido y ellos sentían que les llegaba el sueño.

Thomas no podía dormir, no lo conseguía, por lo que abrió los ojos y vio que venía luz de una parte de la sala. Se sentó y miró hacia donde venía la luz. Allí estaba Tex con dos velas encendidas a su lado, en su mano había unos papeles. Se acercó a él y se sentó a su lado.

-- Deberías estar durmiendo. -- Dijo Tex. -- Tienes que descansar.

-- Tu también.

-- No puedo dormir. -- dijo sin apartar la vista de las fotos.

Thomas miró él también las fotos y vio que eran las de Christian. Iba a decir algo pero decidió no hacerlo.

-- Te mentí, a mí no me gusta Micaela...

--...Te gusta Christian.

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* Micaela y Christian son franceses, por eso su apellido. Tex/Eren es italiano y Anna y Allen son ingleses.

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