El coche blanco de Nami recorría a gran velocidad la carretera principal que daba hacia el barrio donde ella vivía, habían estado comprando en el centro comercial algunas prendas que la pelirroja necesitaba y ahora ella conducía en dirección de la casa de Robin. Donde aquella noche acudirían el resto de amigas para cenar y dormir por la noche en casa de la arqueóloga. A Freesia le pareció que aquel concepto de quedarse a dormir con sus amigas era un elemento de la adolescencia, pero como no se acordaba de ella prefirió no decir nada al respecto y disfrutar lo máximo posible durante aquella velada. Con Nami siempre se divertía por lo que no había ningún tipo de problema.
La perlirroja aparcó delante de la mansión de Robin, era una casa de dos pisos de estilo clásico donde dos pares de columnas parapetaban un porche gigante. A pesar de que Robin no solía encontrarse muy a menudo en Sabaody, ya que trabajaba de un lado a otro, tenía un buen sueldo con el que pagar aquella hermosa casa. Freesia se asomó por la ventanilla, aquella casa blanca de tejados negros le pegaba mucho con su dueña. Ambas salieron y Nami se colocó su chaqueta de cuero negra encima de su crop top turquesa. Freesia se preguntó si su compañera de piso no tendría frío aquella noche con aquella ropa, no es que fuese corta, pero no tenía dos capas como ella. Las dos tomaron sus mochilas y llamaron a la puerta donde las abrió la anfitriona con una sonrisa en sus labios.
Freesia pasó con cuidado admirando todos los elementos decorativos que tenía la arqueóloga en su hogar, desde jarrones de barro con dibujos en negro hasta diversos escarabeos de oro y turquesa. En el salón les esperaban el resto de chicas: Vivi, quien había regresado de Arabasta durante un par de meses; Koala, la amiga del hermano de Luffy, Sabo, y quien también daba clases de artes marciales; Rebecca, una chica que había acudido con Nami a la universidad y por supuesto, entre ellas se encontraba Kaya, la Doctora de Freesia.
Esta última saludó tímidamente, dejó sus pertenencias donde la anfitriona les comunicó y regresaron para comenzar a organizarse para preparar la cena.
Cuando todo ella estuvo servida, y el vino corrió por las copas de cristal fino; se arrebujaron en el salón al calor de la chimenea prendida y de las latas de cerveza. Estaban hablando de diferentes temas cuando Vivi alzó su mano para acallar a todas, ella se levantó y alisó los pliegues de su shamala de seda blanca con ribeteados dorados en los bordes. El silencio se impuso en el salón y todos los ojos se dirigieron a la chica de los cabellos azules plateados, esta se ruborizó por unos segundos, carraspeó para llamar la atención y estiró su cuello como si estuviese hablando en una de sus muchas reuniones que mantenía con sus socios de la empresa.
—Quiero comunicaros antes que nadie una cosa chicas—comenzó antes de hacer una pausa, todas sus amigas la miraron con un brillo de curiosidad en sus ojos—.Voy a pedirle a Khoza que se case conmigo.
Un silencio atronador cayó sobre la habitación como una cascada de granizo, hasta que las chicas comenzaron a vitorear y silbar dándole la precipitada enhorabuena a la chica. Kaya estrechó entre sus brazos Vivi y le deseó suerte. Vivi se ruborizó hasta las orejas y calmó la excitación de sus amigas por aquella noticia.
—Chicas, chicas—intentó calmar la chica— ¡Qué todavía no le he dicho nada!
—Pero si todos sabemos que va a aceptar, Vivi-chan. Khoza está coladito por tus huesos desde que erais niños y la crisis de la empresa de tu padre afianzó vuestra relación—comentó Nami quitándole hierro al asunto.
—¿Sabes qué día se lo vas a pedir?—preguntó Rebecca ilusionada al recordar la historia que le contó su padre cómo le pidió matrimonio a su fallecida madre.
—El día de navidad, el 24 de diciembre—sonrió Vivi—. Vamos a quedar los dos solos, así que tendré mi oportunidad entonces.
—Vosotras también tenéis que hacer algo importante el 24—sonrió Koala guiñándole el ojo a Nami y Robin.
Freesia frunció el ceño, desconcertada. ¿Hacer algo? ¿El qué? Si iban a hacer algo o al menos tenían algo planeado Nami le solía avisar por si tenía que comprar algo de comida para ella sola, pues alguna vez salía con sus amigos ellos solos; aunque normalmente le solía invitar a unirse. «Tal vez es algo que tienen planeado desde hace mucho tiempo»—pensó ella con magnanimidad, aunque no pudo evitar sentirse ligeramente triste por no haber contado con ella. Siempre estaba dispuesta a ayudarles con lo que fuese. Pero borró aquel pensamiento de su mente en cuanto Rebecca cambió de tema.
—Oye, Koala, ¿sabes tú lo que le ha pasado a la teniente Tashigi? El otro día que la vi tenía un brazo vendado.
—Ni idea, la verdad es que en la última semana no la he visto aparecer por el dojo—musitó pensativa la chica de cabello castaño frunciendo sus labios.
—Como siempre se está batiendo con Zoro pensé que sabrías algo—suspiró Rebecca.
—Yo sí lo sé—comentó Kaya con una sonrisa afable al ver la preocupación en los ojos de Rebecca, sabiendo que tenía gran admiración por la policía—. Vino porque ella había sido herida en una reyerta contra unos vándalos en un parque cercano que se estaban dando una paliza los unos a los otros.
—Estos jóvenes—susurró Robin con una sonrisa tapándose la boca.
—¿Sabes si tiene algo de relación con lo que sucedió hace unas cuantas semanas? Lo de que dos personas se pegaron en el parque del norte de Sabaody—preguntó Koala.
—¿El del hombre y la chica?—preguntó Nami enarcando las cejas recordando el rumor que había corrido como la pólvora entre las personas de Sabaody.
—¡Sí! Ese mismo.
Freesia sintió que palidecía por unos segundos, aquel tiempo que ellas habían dicho concordaba cuando ella y Katakuri habían peleado en el mismo parque que ambas habían confirmado. Tragó saliva suavemente intentando que el rubor no le subiese por el cuello y encogerse levemente para que nadie le prestase atención.
Kaya sacudió la cabeza negando.
—Al parecer nadie pudo identificarlos.
—Vaya, me hubiese gustado poder pelear contra ellos—suspiró Koala dejando caer sus hombros.
—Te entiendo—convino Rebecca colocándole una mano sobre el hombro de la artista marcial.
Nami estrechó sus ojos y frunció el ceño mirando con desconcierto a amabas chicas, como si a estas les hubiese salido una seta en la cabeza.
—Bueno, bueno; cambiando de tema—comentó Nami dirigiendo su mirada hacia la de Kaya—. Un pajarito de pico largo me ha dicho que te llevaron a un lugar especial, Kaya.
La doctora se ruborizó hasta parecer una manzana, ella sacudió la cabeza intentando negar lo obvio y después dio un largo suspiro.
—Usopp me llevó a ver la ópera que hay en el teatro clásico de Sabaody.
—¿En serio? Eso tuvo que costarle un riñón—exclamó Rebecca.
—Había estado trabajando mucho durante los últimos meses y como fue nuestro aniversario pues decidió regalármelo.
—¿Por qué el patán de Sabo no me regala ese tipo de cosas?—gruñó por lo bajo Koala, lo cual arrancó una risa en Rebecca.
—Al menos tienes con quien compartir tu tiempo—alentó la chica de cabellos rosáceos.
—¡Eso es cierto!—contestó Nami, quien echó una mirada de soslayo a Freesia, esta la miró con desconcierto y sorpresa.
—¿Por qué me miras a mí?
—Últimamente te oigo suspirar mucho.
Freesia aguantó estoicamente aquel golpe y pensó en cosas ridículas antes de que una gran figura se le formase en su mente. «Gatos vestidos de payasos, gatos vestidos de payasos»—pensó la chica.
—Brook me tiene hasta arriba de trabajo—contratacó la chica.
—¿De verdad?
¿De verdad era así? ¿Por qué sentía que no se lo podía decir a sus amigas? ¿Cómo si fuese algo malo lo que estuviese haciendo? ¿A caso era algo malo? Katakuri no era mala persona, ¿verdad?
—De verdad. No estoy interesada en nadie.
ESTÁS LEYENDO
L'incatesimo [One Piece] [Alternative Universe]
FanfictionLuffy corre todos las mañanas por la playa, hasta que un día se encuentra a una chica inconsciente en el borde de la playa. Tras que el Doctor Trafalgar Law la trate, descubren que tiene amnesia y no recuerda nada de su pasado. Pero hay una cosa que...