Abrió los ojos de par en par sintiendo que su corazón latía como una vaca desbocada, tomó una bocanada de aire mirando hacia todos los lados. Su ritmo cardiaco y su ansiedad disminuyeron en cuanto se dio cuenta que se encontraba en su habitación. Por la persiana bajada se filtraban los rayos del sol formando haces que alumbraban tenuemente el dormitorio. Se pasó una mano por su cabeza para retirar el cabello que tenía sobre su cara y peinarlo hacia atrás con los dedos. Desvió la mirada hacia el reloj que se encontraba en la mesilla de noche y vio que este marcaba las 08:46.
Freesia dio un respingo mascullando entre dientes un « ¡Mierda!», tiró de sus sábanas y corrió hacia el servicio para lavarse la cara. Seguro que tenía rastros de saliva en la cara de dormir con la boca abierta. Un rostro pálido de ojos azules y cabellos revueltos le devolvió la mirada, un reflejo al que ya comenzaba a acostumbrarse. Con rapidez abrió el grifo y se lavó la cara, tomó un peine y se cepilló el pelo para desenredarlo. Ahora estaba más o menos presentable. Corrió de nuevo a su habitación para sacar la ropa con ansiedad echándole miradas furtivas al reloj y a cada dos veces lanzándole una mirada asesina, maldiciendo por qué los minutos pasaban tan rápido.
Cuando sacó la cabeza del jersey blanco sonó el timbre. Ella bajó la cabeza hacia sus vaqueros para asegurarse que se había subido la cremallera. Dio un suspiro aliviada y corrió hacia la puerta. La abrió de sopetón y se encontró con una camisa blanca. Retrocedió un par de pasos y alzó la vista para encontrarse con una mirada granate. Ella abrió la boca para hablar pero él se adelantó.
—La puerta estaba abierta.
Freesia asintió maldiciendo por lo bajo.
—Ese idiota de Buggy siempre se deja la puerta abierta.
Freesia dio un respingo al ver como su invitado atravesaba el vestíbulo en dirección del salón, ella jadeó recordando el desastre que todavía había en su habitación y rogó porque Nami hubiese fregado su taza del desayuno. Ella corrió trotando y adelantó a Katakuri, este la miró con una mezcla de sorpresa y recelo. Freesia esbozó una sonrisa grande y nerviosa intentando disimular sus nervios.
—Espera aquí, ahora mismo te los traigo—dijo antes de echar a correr de nuevo.
Katakuri la vio desaparecer del salón y enarcó una ceja ligeramente desconcertado.
Freesia resopló abalanzándose al umbral de la puerta de su habitación, la oscuridad le hizo giñar los ojos, dio un par de pasos apresurados y se detuvo.
—Mierda—maldijo apretando los dientes.
No podía encontrar nada con aquella oscuridad, anduvo con cuidado para no pisar nada con sus pies descalzos y subió suavemente la persiana hasta la mitad con un nudo en el estómago de los nervios. «¡Cálmate! No es la primera vez que viene a casa». Ella se dio la vuelta y observó la habitación con ojo crítico, la cama tenía prácticamente las sábanas arrancadas, sobre una silla había algunas prendas de ropa que anoche no guardó cuando llegó del Soul King. Se atragantó al ver que unas bragas sobresalían de unos de los cajones. No podía dejar que él entrase en su habitación. Se abalanzó por los guantes de cuero que había en la mesa del escritorio y echó a correr hacia la salida, pero bajó el ritmo para no parecer tan nerviosa como estaba. Aunque sus rodillas le temblasen. Cerró su puerta con inquietud, intentado darse la más prisa posible. Seguro que él tenía que irse en seguida.
Con pasos rápidos llegó al salón y lo encontró mirando las fotos que tenía Nami sobre un aparador debajo de la ventana. Freesia se acercó con cautela observando el rostro de su invitado, este fruncía el ceño y observaba con detenimiento las fotografías. Con pasos fantasmales que no levantaron ningún sonido, Freesia se acercó a Katakuri y observó las fotografías en silencio, después le miró de soslayo y esbozó una pequeña sonrisa.
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L'incatesimo [One Piece] [Alternative Universe]
Hayran KurguLuffy corre todos las mañanas por la playa, hasta que un día se encuentra a una chica inconsciente en el borde de la playa. Tras que el Doctor Trafalgar Law la trate, descubren que tiene amnesia y no recuerda nada de su pasado. Pero hay una cosa que...