«Olvidar es como una herida. La herida puede sanar pero deja una cicatriz.» – Monkey D. Luffy
Gimió en voz alta pero aquella mano amortiguó el sonido tanto que apenas se escuchó nada, un grueso brazo le estrechaba la cintura con fuerza arrastrándola hacia atrás. Con lo que no contó su captor fue con la fuerza de aquella chica, por lo que con sus dos manos agarró la muñeca de aquella persona y se la quitó de sus labios para dar una bocanada de aire, pero notó como el brazo le estrechaba con más fuerza. Por lo que ella se dio media vuelta lanzado un puñetazo que con aquella oscuridad era inevitable acertar. Pero su puño no tocó nada salvo el aire. Notó de nuevo una mano que le tapaba la boca, ella frunció el ceño y alzó las manos para tantear a su enemigo y si llegaba hasta ellos, le arrancaría los ojos.
—Silencio—escuchó una voz grave y tranquila en su oído, que detuvo sus movimientos en seco.
Ella parpadeó confundida. El agarre de su cintura se aflojó pero no se apartó, la mano de su contrincante se quedó dónde estaba, por si acaso ella volvía a gritar. Entonces Freesia se dio cuenta de una cosa, la palma de aquella mano callosa sabía dulce. Dio un respingo y giró su cabeza hacia la puerta que daba a las piscinas. Escuchó dos voces detrás de esta, provocando que su cuerpo se tensase al ser descubiertas, pero el silencio les siguió. No escuchó pasos o movimientos que se acercaban a la puerta.
Si una de las personas era Nami. ¿Quién era la otra? Las voces se oían tan bajas y amortiguadas que le costó diferenciarlas, hasta que pudo escuchar un nombre que salió de los rosados labios de Nami; Sanji. Freesia abrió sus ojos con sorpresa.
« ¡¿Qué?!»—gritó su mente totalmente desconcertada.
Se giró por completo hacia la puerta, sintiendo como el brazo que le agarraba se apartaba suavemente, y como la mano que tapaba su boca se despegaba de esta para bajar por su cuello, recorrer su hombro y descender su brazo para llegar hasta su mano para estrecharla. Escuchó un movimiento detrás de ella.
—Vamos—apremió la voz antes de que la otra mano tirase suavemente de la suya hacia la salida.
Todavía con la mente llena de preguntas sin respuestas caminó por los intrincados pasillos, y subió las escaleras guiada por una figura recortada en la oscuridad mucho más grande que ella. ¿Cómo había sucedido aquello? Nami apreciaba a todos sus amigos, pero nunca se habría podido imaginar que compartiría una velada con el chef y mucho menos en un onsen. Los dos solos y también desn... Su rostro estalló en llamas. Sacudió la cabeza agitando su cabello de un lado hacia otro, notando como su corazón se desbocaba y los nervios atacaban su estómago provocándole que sus rodillas temblasen irrefrenablemente. Cerró los ojos e inspiró por la nariz lentamente para calmar la hiperactividad de su mente. ¿Cómo se habían atrevido? Se conocía de hace mucho tiempo, pero ella nunca podría...
Subió su cabeza bruscamente mirando con ansiedad lo que tenía a su alrededor hasta que sus ojos azules oscuros se clavaron en la ancha espalda que había delante de ella.
«Oh...»
Ella había hecho lo mismo que Nami. Pero con una persona que no conocía de nada. ¡Pero ella nunca tuvo intenciones de hacer nada sospechoso! Ella solo quería despejarse de sus pesadillas y recuerdos. Que se lo encontrase en la piscina no significaba nada. Pero... Pero el que ella se hubiese quedado... ¿Eso significaba algo? Aspiró aire entre los dientes y recorrió con su mirada la espalda de su compañero quien subía el último escalón de las escaleras que daban a la tercera planta. Bajó su mirada por su grueso brazo hasta mirar su propia mano que era atrapada por una más grande.
Ella sonrió para sí. Él siempre tenía las manos calientes. Y le gustaba aquel calor característico.
El sonido de un deslizamiento le sacó de sus pensamientos, notó como él le soltaba de la mano y se hacía a un lado para que ella entrase. Freesia avanzó hasta la mitad de la habitación, hasta que los dedos de sus pies chocaron contra algo suave. Bajó la vista y se encontró tres futones, dos juntos y uno debajo de ellos. La chica se tapó la boca con su mano para aguantar una risilla nerviosa. Él era tan grande que necesitaba tres futones, lo cual lo encontró entrañable.
Ella esbozó una sonrisa traviesa y corrió para agacharse y meterse atravesada en los dos futones por debajo de las sábanas. Escuchó un suspiro de cansancio, y ella aguantó la risa entre dientes. Cuando sintió que una mano le agarraba del tobillo y tiraba de ella para sacarla debajo de las sábanas. Freesia rodó para deshacerse del agarre, sorprendiendo a su captor. Después ella se levantó creyendo que la sábana se deslizaría por su cuerpo hasta salir de esta, pero no fue así, ya que al estar sentada, la sábana le cubrió como si fuese un fantasma. Freesia levantó sus manos por debajo de la sábana y susurró un «bu» acompañado de una risita.
La sábana se movió hacia delante destapándola, para encontrarse con una figura sentada delante de ella.
Freesia se quedó quieta por unos segundos sin saber qué hacer. No sabía a ciencia cierta para qué había subido, ni por qué había acudido al onsen. «Para verle»—le recordó su mente. ¿Pero para solo eso? Se replicó a sí misma. «Para verle por una última vez». Ella bajó la mirada hasta el suelo haciendo que su cabello tapase su rostro. Una mano le tomó de sus cabellos y los colocó detrás de su oreja, para que su rostro quedase a la vista, aunque con aquella oscuridad no se pudiese ver nada. Las yemas de los dedos bajaron por su cuello y llegaron a su nuca donde acariciaron el nacimiento de su cabello con lentitud. Ella se levantó y dio un par de pasos tanteando el suelo para no caerse o chocarse, hasta que se agachó y alzó sus brazos con cuidado para abrazar el cuello del hombre e apoyar su rostro sobre la gruesa bufanda haciendo que su peso se apoyase en el del hombre.
Freesia se quedó en aquella posición por unos segundos. Escuchando atentamente la respiración pesada de Katakuri en su oreja y sentir el calor que él emanaba. Ella movió su cabeza para enterrar más profundo su rostro y así sobrepasar aquella bufanda y llegar a su piel. Donde plantó un suave beso como el roce de las alas de una mariposa sobre el cuello del hombre.
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L'incatesimo [One Piece] [Alternative Universe]
Hayran KurguLuffy corre todos las mañanas por la playa, hasta que un día se encuentra a una chica inconsciente en el borde de la playa. Tras que el Doctor Trafalgar Law la trate, descubren que tiene amnesia y no recuerda nada de su pasado. Pero hay una cosa que...