Capitulo 4: Aquel dia...

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Me quedé pensativa mirando por la ventanilla del coche. Estamos pasando por un pequeño camino de tierra, un atajo fácil para llegar a casa.

-Mamá, siento haberte hecho venir hasta aquí con el coche-me disculpé- es que estaba muy perdida.

-Lo entiendo cariño-sonrió tiernamente- pero no puedes salir así de casa cada vez que tengas una discusión con Marie.

-Sé que es mi prima y todo eso...pero no la aguanto- confesé sincera.

-Lo sé cielo pero tienes que entender que...-paró el coche de pronto.

Observé por la ventanilla. Había una pareja joven que al parecer había tenido problemas con su vehículo, así que bajamos dispuestas a ayudarles. Mamá siempre fue muy caritativa y me enseñó ese valor desde pequeña.

-¿Podemos ayudarles en algo?-preguntó mi madre mientras nos acercábamos a la pareja.

-Sí- la siniestra voz de aquel hombre hizo que me pegara a mi madre- queremos enseñarle a Robert lo que es bueno.

-¿Mamá que pasa? ¿ está hablando de papá?-pregunté temblando.

Los truenos comenzaron a sonar fuertemente. Y la nada tranquilizadora oscuridad nocturna fue adornada con una fuerte tormenta. El ambiente perfecto para aquella horrible noche.

-Cariño, todo va a estar bien-dijo sin mirarme-corre, vete de aquí-susurró.

-No te dejaré-a pesar de mis nervios conseguí fingir seguridad.

-¡Tú!-la mujer me señaló- separate de ella.

-¡No!-bramé asustada.

-¡Corre!-rogó mi madre con desesperación.

-¡No!-volví a pronunciar asustada.

-Kate, ¿matamos a la mujer o a la hija?-el hombre sacó una pistola de su chaqueta.

-Mmm...creo que mejor nos quitamos de en medio a la zorra- dijo refiriéndose a mi.

-Matadme a mi- las palabras que salieron de la boca de mi madre me dejaron helada.

-¿Qué tal si matamos a las dos?-sugirió el hombre notablemente divertido por la situación.

-Está bien-Kate me guiñó un ojo- pero primero haz sufrir a la zorra.

Aquel horrendo joven, que a primera vista parecía un simple, atractivo y servicial universitario se acercó a mi con la mirada inyectada en sangre.

-Tu y yo nos vamos a divertir- susurró antes de cogerme en brazos.

Estaba en estado de shock, mi cuerpo no reaccionaba. A pesar de los desgarradores gritos de mamá aquel hombre me arrastró hacia una cabaña que no recordaba haber visto, quizás por el miedo, por despiste o simplemente por que la oscuridad se encargaba de ocultarla.

-¿Qué....qué vas a hacerme?-pregunté temiendome lo peor.

-Voy a hacerte sufrir- dijo de forma tétrica-¿y que mayor sufrimiento que la impotencia ante las calamidades de nuestros seres queridos?

Me estampó contra la ventana de la cabaña dándome una perfecta vista de mi madre y aquella mujer, ¿desde cuando esa zona estaba iluminada?.

-Vas a ver como matan a tu madre ante tus ojos y no vas al poder hacer absolutamente nada para evitarlo.

-Haré lo que sea, por favor, no la mateis-lloriqueé desesperada.

-shh no llores-acarició mi mejilla. Algo que me repugnó- tu vivirás, alguien tiene que darle el mensaje al gran Duncan.

Ella también sabe boxearDonde viven las historias. Descúbrelo ahora