Capitulo 19: Amigos

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Finn hablaba sin parar, su actitud era muy extraña. Tenía la esperanza de que me volviese a tratar como antes, pero no tan rápido. Yo creía que iríamos evolucionando poco a poco. De todos modos así era mejor, tan solo me costaba entenderlo.

Mientras el parecía muy interesado en su monólogo yo lo admiraba con cautela. No quería parecer una acosadora o algo por el estilo. Sus labios se movían captando parte de mi atención que también estaba puesta en su mirada cristalina, esos ojos eran...¡Un segundo! Yo jamás pensaría de ese modo tan...tan...agg ¿Qué me estaba pasando? Mi cabeza era una especie de laberinto sin salida. No me comprendía a mi misma.

-Finn ahora vengo-le regalé una sonrisa.

-Vale, yo aprovecho y voy a por algo de tarta, tiene muy buena pinta-asentí aguantando la risa, no pensaba decirle que la tarta la había hecho Jack. Bueno, yo también ayudé. Batí algunos huevos.

-Ahora que lo pienso creo que tardaré bastante.

-¿Cuanto es bastante?

-Un par de horas o algo así-me miró curioso pero no hizo preguntas.

Discretamente salí del salón. El Sweet Gardeen estaba a menos de diez minutos de mi casa, a pesar de ello Logan y yo siempre íbamos en coche, el odiaba caminar. Echaba de menos mi hogar y ya que había conseguido un permiso de salida lo aprovecharía.

-¡Ey! ¿Dónde vas?

-Vuelve dentro, donde yo vaya no es asunto tuyo.

-¿Enserio piensas que te libraras de mi tan fácilmente?

Miré al chico frustrada, se supone que quería acercarme a él y ayudarlo, pero era una misión demasiado complicada para mi. Él tenía muchos amigos , seguro que acabaría confesando su problema. Ser maltratado es algo muy duro incluso para el hijo de la fiera, tarde o temprano todo acabaría a la luz.

-Me desesperas-suspiré pesadamente-no sé que coño te he hecho Jack, pero déjame en paz de una vez

-Yo te diré lo que has hecho. Has llegado al internado desordenando todo lo que había conseguido, primero me haces despedir al antiguo entrenador de boxeo-lo miré indignada, yo había tenido nada que ver con eso-luego entras en el club de boxeo y te haces amiga de mis amigos. Después me confundes con esa actitud tan rara que tienes y me dices que soy raro en el buen sentido.

-Estás como una puta cabra-solté sin saber que decir-ignorarme y listo.

-Ese es el problema patito, no puedo ignorarte-se acercó a mi.

-¿Por qué?

-Me das pena, además te debo una, gracias a ti rompí con Bella-ladeé la cabeza intentando entenderle. Lo que acababa de decir no tenía sentido.

-Algún día lograré comprenderte, seguro que gano un premio Nobel por ello-sonreí imaginando los aplausos de la gente mientras me entregaban el premio-guay-susurré para mi misma.

-¿Y yo soy quien está como una cabra? Tu estás a un paso de ingresar en un manicomio-le saqué la lengua. Mi madurez se vio reflejada en el acto.

-Adiós Romeo, yo me voy-dije rápidamente con la esperanza de que me dejase en paz.

-Vale, te acompaño. Por cierto, deja de llamarme Romeo.

-Si tu me llamas patito yo te puedo llamar Romeo. Y no, no me acompañarás-me crucé de brazos contándole el paso.

-Si que te acompañaré, tengo todo el derecho del mundo.

-Voy a mi casa, si vienes será allanamiento de morada-dije con tono firme.

Ella también sabe boxearDonde viven las historias. Descúbrelo ahora