Era joven bonita, creció en un pueblo pequeño, apenas tubo oportunidad de tener estudios, sus padres vivían modestamente.
Pero Inko quería ayudarlos y ser algo más que una ama de casa, por eso avandono su vida y viajo a la ciudad, anelaba ser una modelo, tenía una figura delgada por lo poco que comía, un cabello largo y verdoso, novedoso, era muy inocente y confiaba en las personas.
Al llegar a la cuidad se dió cuenta que la vida era muy diferente a lo que ella conosia.
Al principio trabajo de mesera con tal de pagar una renta compartida con otras chicas que como ella venían de pueblos pequeños con iluciones de triunfar.
Al fin vio su oportunidad cuando encontró en un anuncio en una revista de esas caras que no podía comprar, pero que una clienta dejo abandonada, un anuncio para buscar modelos en una importante empresa.
Se presentó con su mejor ropa, se arregló lo mejor que pudo para asistir a la audición.
Desafortunadamente la arruino, se puso nerviosa, tropezó con algunos cables y lloró de miedo, temblaba y apenas respondía las preguntas que le hacían, la rechazaron.
Estaba tan triste que lloró en el enorme baño de la empresa, luego de unas horas cuando calmó su llanto, intento salir del edificio pero terminó por perderse.
Acabo encontrando un par de chicas que le indicaron la salida y al llegar a la resepción escucho que nesecitaban una secretaria, ella dejó su currículum, por si acaso, más en ese instante fue contratada.
Qué tan enorme tenía que ser esa empresa "Bakugo" que incluso la recepcionista nesecitaba de una secretaría, alguien que enviara los recados que llegarán a ella, o que dejará correspondencia en los departamentos, mientras la recepcionista solo atendía llamada y se pintaba las uñas.
Estar en la empresa le aseguraba otra oportunidad de cumplir su sueño.
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Lleva un año de matrimonio, pero no habían tenido hijos, Mitsuki lo dejo para visitar médicos y probar tratamientos, ya había olvidado los múltiples exámenes realizados o las clínicas visitadas, pero si en el país no encontraban ayuda quizás fuera de este, por eso ella dejó su puesto.
Él también estaba triste, no entendía la causa, si ninguno tenía impedimento ¿porqué no podían tener un hijo?
Él quería ser padre tanto como ella.
Pero ambos sufrían el mismo dolor por separados.
Su trabajo era agotador, aburrido y tedioso.
Quería mandar todo a la mierda.
Pero un día una nueva secretaria le llevo unos documentos y le regaló una tierna sonrisa, hacía mucho que no sentía la amabilidad de nadie, ese gesto fue un alivio a su dolor.
Comenzó a pedirle favores, por la simple razón de ver una de esas grandes y bellas sonrisas.
La chica era muy humilde, se le notaba en todo su ser, ella empezó a ser una buena amiga, que se preocupaba por él.
