Los gemelos Natsuki y Shifu llegaron emocionados a casa, de tanta emoción a penas lograban decirle a Izuku que el pequeño Ryo había invitado a un amigo a comer.
Algo extremadamente extraño ya que por el mal hablar del más joven todos solían evitarlo, era alguien tímido y solitario, raramente hablaba con alguien.
Incluso Katsuki sonrió feliz de saber que el plan estaba en marcha, dos semanas de abstinencia ya lo tenían vuelto loco.
Hana era la única que no tenía idea de lo que pasaba pero ignoro el alboroto y se sentó a la mesa, aún estaba algo decaída, lidiar con rumores de tener una familia de mafiosos no era de lo mejor, las chicas rara vez le hablaban y las pocas amigas que tenía eran las que conocían desde niñas a su familia tanto que no les importan esos raros rumores.
Ryo mostraba una expresión seria, solo ordenado con soberbia a su acompañante para que pasará de una buena vez.
Deku le dió una gran bienvenida feliz de conocer al fin a un amigo del pequeño rubio, Kacchan se grababa su rostro para después, la única chica estaba sorprendida por tal visita y los gemelos solo veían la escena esperando la oportunidad de interrogar al chico sobre su hermano mayor y ver si había reacción en Hana o serían el chico el primero en ser descartado.
Kota estaba algo aturdido primero por la repentina invitación de Ryo a entrenar juntos para la demostración que harían en un par de meses, lo más curioso fue que el chico mal hablado le exijo ir a entrenar a su casa para que no diera vergüenza con su pésimo desempeño, aunque si era el segundo mejor era por algo.
Ryo saludo a su Papi peliverde y sólo asintio a su padre rubio dándole a entender que el plan había comenzado.
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Kota saludo a todos nervioso de sentirse observado, pero su compañero lo llevo hasta la parte de atrás donde tenía un cuatro especial para sus entrenamientos, hecho solo para él, tenía todo lo nesesario para sus prácticas privadas de arquería.
Dejo su mochila y exigió a su invitado hacer lo mismo, le prestó ropa para practicar como era debido, tal vez perdían algo de tiempo con eso, pero nada como hacer todo correctamente, con la ropa adecuada.
Ya preparados lanzaron algunas flechas hacia el blanco, el pelinegro lograba dar en el centro o muy cerca del borde, en cambio el rubio solo acertaba en cada tiró.
- que patético - se acercó a su rival colocándose tras él - separa las piernas solo un poco más, el ángulo de tus brazos está mal - le corrijo con voz autoritaria.
- oye no me trates como un principiante - se quejó molesto ante el reclamo.
- entonces pórtate como el segundo mejor del club y no falles en cada intento - con su propia pierna separó las de su compañero, colocó sus manos en las contrarias para guiarlo en el ángulo correcto y susurro en su oído - no tenzes tanto la cuerda, hinala y suelta al exalar.