el rey de los extras

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Katsuki era un hombre feliz, tenía un maravilloso esposo, una linda familia, un hogar hermoso, amigos incondicionales, nada le faltaba en su vida.

Exepto matar a ese bastardo que tomaba café con esa hermosa chica.

No era la primera vez que la seguía, su ternura le impedía apartar la mirada de ella, tampoco controlaba los celos que tenía de ver a tantos chicos a su alrededor.

Y como no, si era simplemente hermosa, cabello largo hasta la cintura, rubio, lacio, ojos verdes hermosos, grandes y esa hermosa sonrisa tímida que enamoraba a cualquiera.

Sin duda la amaba, la amaba con toda su alma.

Claro que sin olvidar que estaba casado con su Deku.

Quien no podía enterarse de su reciente fetiche de seguir a esa jovencita o de seguro le cortaría el orgullo.

Tenía que ir al trabajo, pero en lugar de eso estaba pensando en dónde podía tirar el cadáver y que nadie lo encontrará, porque jamás perdonaría a quien se atreviera a acercarse a esa linda chica de nombre Hana.

Los celos fueron más grandes que su propio control y salió de su escondite para matar con la mirada a ese tipejo de frente y funcionó, el bastardo casi se hace pipí en los pantalones de solo tenerlo al frente.

- pero que...y el trabajo...cundo te veo.... - Hana solo vio como el chico con el que tomaba un café se iba corriendo.

- tsk - había funcionado pero...

- ¡papá! - lo miro molesta.

- Hana no te había visto...

- mentiroso, mentiroso, llamaré a Papi - lo acusó con el dedo.

- pero si yo solo estaba caminando por aquí sin saber que te encontraría mi princesa...

- ¿y tu trabajo qué? - saco si celular - no creas que no se lo que estás haciendo.

- no llames a Deku - le quitó el móvil - mira si ese bastardo de mierda tuviera pantalones no saldría corriendo como si hubiera visto al mismísimo demonio, solo es un cobarde.

- ajá - le arrebató su teléfono - siempre los mismo con todos - salió corriendo dejando a su padre arrepentido de hacerla llorar.

- ajá - le arrebató su teléfono - siempre los mismo con todos - salió corriendo dejando a su padre arrepentido de hacerla llorar

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Ya no la alcanzó y decidió ir a casa para buscarla.

Al entrar a casa sabía que algo malo pasaría.

Asomó la cabeza con algo de duda, a la mierda el trabajo, no podía ir con un problema en puerta, agradecía tener a Kirishima para apoyarlo en la empresa.

- llegaste a comer - le sonrió su esposo - pasa solo esperamos a los chicos.

- si - Izuku estaba inusualmente calmado, algo malo iba a pasar.

el lazo que nos uneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora