- llegue a este lugar con la intención de conoser a mi padre, no sabía que ya no estaba en la empresa, no sabía que te encontraría en su puesto, no sabía que me iba a enamorar de ti, nunca fue mi intención lastimarte... - antes que las lágrimas cubrieran su rostro salió corriendo, ya había entregado su carta de renuncia, ya nada le quedaba por hacer en esa empresa.
- Deku - rompió el papel sin siquiera verlo, ya sabía lo que era, sin importarle nada corrió tras él.
- pero que haces - trato de detenerlo el hombre y salió tras ellos.
Izuku consiguió un taxi apenas al salir a la calle, de cerca lo siguió Katsuki en su auto, sabía a donde iba, que otro lugar sino su departamento, pero era seguido de cerca por su padre sin saberlo.
Todo era un caos, él no planeo eso, apenas entrar a su cuarto se dejó caer en la cama, llorando.Katsuki rompió su puerta para poder entrar ya que su amado no habría la puerta y trato de consolarlo sentado a su lado, acariciando su espalda.
- regresemos - habló el padre de ambos, pero solo dirigiéndose al rubio.
- lárgate viejo, no quiero verte, no me importa nada, solo vete - le habló muy frío el ojirojo molesto aunque sin comprender todo.
- largense los dos, esta es mi casa, no los quiero aquí - se sentó en la cama y les grito a ambos, aunque el rubio se puso de pie no pensaba irse.
- ¿qué mierda hiciste? - cuestionó el rubio mirando con odio a ese hombre que hizo llorar a su amado peliverde.
- fue hace años, Mitsuki y yo teníamos apenas un año de casados, no habíamos tenido hijos, hablamos con especialistas y ninguno daba motivos para no poder concebir, ni ella ni yo nesecitaba tratamiento, solo no congeniavamos - comenzó a relatar la historia aún parado en el marco de la habitación, sin atreverse a entrar aún más - los dos nos ocupamos de la empresa yo como presidente y ella mi vicepresidente ella quiso probar tratamientos alternos, medicina naturista, así que me dejó todo el peso de la empresa, en ese tiempo entro una nueva secretaria era tan resplandeciente que me acerque a ella como amigo.
- ja - río sarcástico de sólo imaginar al maldito de su padre seduciendo a un joven.
- Inko fue una buena amiga y pronto me ví interesado en ella y empezamos a salir, ella me entendía como nadie, ni siquiera Mitsuki, todos en la empresa sabían que yo era casado pero no ella, entro cuando mi esposa ya no estaba en la empresa, no se enteró hasta tiempo después, yo la adoraba - confesó con pena - cuando me enteré que estaba embarazada iba a dejar a mi esposa para iniciar una nueva familia, Inko se negó, dijo que me odiaba por no decirle la verdad, me exigió seguir con mi mujer y ella se haría cargo de todo, no me dejo ser parte de su vida, aunque lo intente, ya no la encontré.
- ¿la vieja lo sabe?
- en ese entonces peleamos mucho y tenía sus dudas, pero nada confirmado, fui egoísta y quise tenerlas a ambas, pero cuando perdí a Inko dejo de importarme todo, seguí los planes de divorcio y consulte con abogados como dejar la empresa divida...pero un día me dió la noticia de su embarazo...si ya Inko me había sacado de su vida, no podía perder a Mitsuki y ti - miro a su hijo rubio, que miraba el piso con frustración apretando la mandíbula - los elegí a ustedes Katsuki.