Entro Ryu a su casa arrastrando a un malhumorado chico.
Deku se asomó asustado imaginado a su hijo secuestrando a un inocente compañero.
Eso ya era el colmo, lo peor que alguno de sus retoños podrían llegar a hacer.
Cauteloso se acercó hacia el salón de entrenamiento y se puso a escuchar tras la puerta.
- te callas y te te cambias - grito su hijo.
- no quiero entrenar contigo - respondió la víctima.
- que no entiendes que si no mejores vamos a ser la burla de toda la jodida escuela - definitivamente tenía que hacer algo con el lenguaje de su pequeño.
- pues no me importa - decía el otro chico.
- a mi sí, soy el jodido capitán, como me veré si, mi segundo es un mediocre.
- oye...
- pues entrena y sé mejor.
- seré mejor que tú, estás dispuesto a arriesgarte.
- a si serías un mejor rival, digno de mi presencia.
- eres un creído...
- tu eres un...
Bueno, todo parecía estar relativamente bien, y no era un secuestro, dejo de escuchar y se dirigió a la cosina para preparar mayor cantidad de comida para los invitados.
Estaba muy feliz, su retoño ya tenía un amigo.
Mientras que Ryo y Kota seguían discutiendo y es que este último no quería la lastima de su compañero.
Además de que esa cercanía le ponía nervioso.
- eres un creído - le dijo con rabia.
- eres un maldito infeliz que no sabe aprovechar la oportunidad de su vida - se acercó amenazante.
- cual oportunidad, la de aguantarte la tarde entera.
- la de que te permita estar acá, cuando nunca nadie más ha entrado aquí - le reprochó con molestia mientras terminaba de acorralarlo.
- yo no te lo pedí - dijo ya sin voz, solo se dejó envolver por esa mirada fiera y se perdió en su mirada.
Ryo ya no le dijo nada pero devoró sus labios sin aguantar las ganas al tenerlo tan cerca.
Se besaron sin soportar más.
Como los adolescentes hormonales que eran.
Comenzaron a tocarse, a desabrochar sus pantalones, para masturbar al contrario.
Sin saber si lo hacían bien o si era correcto, solo se dejaron guiar por esa sensación placentera y se entregaron al placer.
No dejaban de besarse y si lo hacían era para recuperar el aliento y luego seguirse besando.
Inevitablemente terminaron el la mano del otro, jadeantes, sudados y confundidos.
Se limpiaron ya que por alguna razón el chico mal hablado tenía toallitas limpiadoras en un cajón y un cesto de basura convenientemente cerca.
- ¿qué somos? - cuestionó en voz baja y con nervios recorriendo su cuerpo como si estuviera desnudo aún después de estar perfectamente vestido.
- que mierda.....nada - lo volteo a ver con enojo pero al ver su rostro triste mirando al piso supo que la había regado - para que chingados quieres dale un nombre yo lo disfruto y seguro tú igual...
- mmm - solo movió su cabeza en forma afirmativa.
- entonces déjalo así, curiosidad, ganas, hormonas, que chingados importa mientras los dos queremos y solo sea algo de los dos - no tenía idea de cómo rayos explicarle.
- algo solo de nosotros - eso significaba lo que creía, exclusividad, algo que no haría con nadie más, solo con él, eso sonaba a una relación...
- si o que pretendes hacerlo con cualquier extra.
- nop - se apresuró a responder y lo hizo de un modo infantil, pero de algún modo se sentía felíz.
- bien, será algo de nosotros - güiro su rostro para que no notará como sus mejillas se ponían rojas, sentía a las condenadas calentarse de la nada, estúpidas mejillas.
Antes de hacer otras cosas como practicar esta vez en serio, Midoriya les llamo para ir a comer.
Aunque el pelinegro no quería fue obligado a sentarse a la mesa junto a su hermano que acababa de llegar a recogerlo.
Si, en definitiva esa familia era algo peculiar.
Pero tanto Ryo como Enji parecían dispuesto a soportar a la extraña familia que los llenaba de preguntas, algunas sin mucho sentido.
Pero Enji era educado o lo suficientemente como para responder a los gemelos y al rubio imponente que gruñía cada tanto al escuchar sus respuestas.
El peli verde mayor solo se dedicaba a observar todo, era demasiada coincidencia o algo andaba mal.
Miró a su marido y en definitiva algo no le gustaba.
Mientras no asustara a ninguno de los chicos todo estría bien.
Pero no era nada tonto y sabía que su modo de actuar era extraño.
Ya descubriría que pasaba en realidad.
No había tenido tiempo de interrogar a nadie ni de ser demaciado observador, pues la empresa de All Might sufría por una crisis, y no presisamente de dinero, sino referente al dueño.
Toshinari ya estaba avanzado de edad y quería dejar su empresa a su más allegado amigo, su discípulo, su niño, así lo veía aún, pero confiaba lo suficiente en él como para dejarle todo.
Pero eso Izuku no lo quería, es más daría todo y más, por verlo recuperar su salud, pero lo inevitable se acercaba y no podía hacer nada.
No quería que el trabajo absorbiera su tiempo con su familia, por eso mismo Katsuki y él tenían un acuerdo referente en sus horarios de trabajo para no dejar a sus hijos solos, cuidar de ellos siempre fue la prioridad aún si estos ya eran grandes.
Lidear con abogados, accionistas, contadores y auditorías no sonaba nada fácil y él no quería tener esa empresa si significaba que perdería toda esperanza en ver recuperado a All Might, si además significaba pasar demaciado tiempo en la empresa en lugar de con su familia.
Había tantas cosas en su mente que simplemente estaba exhausto.
Lo único que lo ayudaba a salir adelante era su maravillosa familia y su marido que siempre, siempre estaba a su lado.
En ocasiones lo exasperaba más y luego tenían una ronda de sexo en la oficina y se olvidaba de todo, incluso de que este se colaba en su empresa con uniforme de repartidor de correspondencia y fingía violar lo, o darle un "paquete especial."
Si, definitivamente su esposo era el mejor para quitarle el estrés y para hacerlo sonreír día con día.
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Perdonen la demora...
Pero ya todos estamos de acuerdo, esto es en definitiva la segunda temporada...
Y aunque me enfocaré más en los hijos, igual habrá katsudeku....