Palabras venenosas

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Puede ser tanto el grado de ansiedad o vergüenza en distintas situaciones, que se producen señales físicas delatadoras tales como el sudor, el temblor muscular y de la voz, el rubor, etc.

"Día 10 - Miércoles
21/03/2018

Debía de confesar que tenía una leve necesidad de que llegara el jueves.

Había una parte de mí que no quería. Seguía pensando en no volver a cruzarme con el chico rubio. Otra parte sí quería para verlo una vez más. Y por último, mi lado más racional sólo me decía que dejara de pensar tonterías; tenía que ser mi lado más pesimista.

No tenía la culpa de que hubiesen bastado sólo unos minutos y unas palabras para que sea lo que ocupara mis pensamientos en esos últimos días.

La verdad es que sí me gustaría volver a verlo. Podría pensar que esa parte de mí se volvería más fuerte que las demás. Sentía que era como en esas películas en las que el protagonista veía a alguien por primera vez y quedaba totalmente flechado, o de esas veces que veías a alguien por la calle, te enamorabas pero sabías que no lo volverías a ver nunca más. Sólo que en esta situación, era un poco más probable que lo cruzara de nuevo."

Y por causa de todas sus dudas y pensamientos, se encontraba escribiendo otra de sus tantas cartas, debatiendo consigo mismo.

Hasta que se levantó exaltado de su lugar; la hoja donde estaba escribiendo, fue arrebatada de sus manos.

Miró a la dirección de donde fue tomada y vio a Teo, con la carta en sus manos.

No, no podía pasar eso. No lo podía permitir, claro que no.

- ¿Qué escribes, eh, niño? -. Teo preguntó con gracia y quiso comenzar a leer la carta.

Intentó quitársela pero la diferencia de altura se lo impedía. Teo estiraba sus brazos evitando que lo alcanzara.- ¿Acaso escribes algo prohibido? -. Comenzó a reír y así llamó la atención de las personas que se encontraban al rededor. Parecía que le divertía, de nuevo, verlo vulnerable ante él.

Todos miraban la escena con gracia. Ya estaba comenzando a temblar al notar todas las miradas sobre él y no sabía cómo reaccionar. Nunca había estado en una situación así y la estaba pasando verdaderamente mal, sin embargo, Teo no le hacía caso.

- A ver, a ver... -. Se giró impidiendo que pudiera tomar el papel y comenzó a leer en voz alta.- "Debía confesar que tenía una leve necesidad de que llegara el jueves. Había una parte de mí que no quería. Seguía pensando en no volver a cruzarme con el chico rubio. Otra parte sí quería para verlo una vez más..." -. Las manos le habían comenzado a sudar al oír algunas risas de los alumnos que escuchaban. Teo volvió a girarse para mirarlo. - ¿Qué es esto? ¿Estás enamorado de alguien? -. Su ceño se frunció y de la nada, toda la gracia de hace unos momentos atrás se había esfumado.

Negó rápidamente. Sentía sus piernas temblar, estaba desesperado.

Todo parecía enfurecer a Teo. ¿Qué estaba haciendo mal para recibir esa mirada cargada de furia?

- Contéstame. ¡Deja de actuar así, que bien sabes hablar! -. Ordenó. Noah bajó la mirada intimidado. - ¿Te gusta un chico? -. Negó y apretó sus manos en su campera, era lo único que podía hacer en ese momento. No podía pensar, no podía procesar lo que me estaba diciendo. No entendía absolutamente nada y su cabeza había comenzado a dar vueltas. No estaba acostumbrado a este tipo de exposición, como ya había dicho antes. Y, oh Dios, estaba sacando a la luz su sexualidad, y era lo que menos quería. Ya podía ver venir las burlas de todos a partir de ese momento.- "No tenía la culpa de que hubiesen bastado sólo unos minutos y unas palabras para que sea lo que ocupara mis pensamientos en esos últimos días." -. Volvió a leer. - ¿Me vas a decir que es esto? ¿Vas a seguir actuado como un idiota que no sabe hablar o prefieres que siga leyendo?

El Chico De Los JuevesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora