Cuaderno de secretos

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"Día 45 - Miércoles
25/04/2018

Mi madre una vez que me dijo; "El miedo es parte de enfrentar con lo que más deseas, pero romper con él es parte de conseguirlo"

Esa frase ha estado rondando por mi cabeza estas últimas semanas. ¿El miedo es parte de enfrentar con lo que deseo? Yo nunca dudé de los consejos de mi madre, pero ahora no sé si eso iba conmigo.

"Romper con él es parte de conseguirlo"

Definitivamente no creo que esto se aplique en mi porque romper con el miedo y ella vergüenza nunca ha funcionado en mi vida. La mayoría de veces termino vomitando a mitad de un ataque de pánico o llorando en un baño.

Mi pesimismo otra vez no me dejaba ver lo profundo de todo esto. Tal vez mi madre se refería a otra cosa cuando me lo dijo.

Recuerdo ese día; tenía diez años y yo me encontraba llorando en las escaleras del teatro donde una de mis primas se había presentado con su grupo de baile clásico. También recuerdo perfectamente la causa de las lágrimas que habían manchado mi camiseta; los otros niños que se burlaban de mi por pedirle a mi madre una corona de flores blancas bellísima como la que mi prima llevaba correctamente colocada en su dorada cabellera, y porque sabía que nunca en mi vida iba a poder presentarme en un teatro como aquel y menos con la facilidad y confianza que mi prima lo hacía.

No había hecho falta comunicarle a mi madre las razones de mi tristeza, ella simplemente se sentó junto a mi y recitó aquellas palabras que hasta hoy resuenan en mi cabeza.

Ahora, mi problema (uno de los tantos) es que nunca podré saber el significado y la razón del amor. Me gustaría ser uno de esos chicos que se enamoran y viven felices y correspondidos, pero sé que en mi futuro no hay planes como ese.

Teo Dallas. Él había logrado que una pizca de esperanza apareciera en mi interior pero luego simplemente la había aplastado sin piedad. Ahora pienso que es una maldita señal que me dice que ya no debo soñar así de grande. Si no podía con un chico que primero él se había lanzado a mi, ¿cómo iba a poder con uno malditamente prefecto de ojos avellana, que seguro piensa que soy un bicho raro? No, definitivamente no puedo.

Estaba comenzando a creer que la frase que Teo me había dicho tenía todo sentido sobre mi; "callado y quieto te ves mas bonito" Y por eso, como sigue y sigue en mi cabeza, hasta ahora, han pasado dos jueves seguidos sin cruzar ni miradas con el chico de los jueves. Me duele el estómago cada vez que pienso en cómo lo he evitado. Por alguna extraña razón la cual su conocimiento es totalmente ajeno a mi, él ha intentado hablarme. Quiero decir, no estoy seguro de eso pero el jueves doce vi como se paró con la intención de que algo en dirección a mi saliera de su boca cuando pasé rápidamente junto a él. Fingí no haberlo visto pero la verdad es que me moría por volver a ver sus bellos ojos. Luego, pude notar la sonrisa que me regaló el siguiente jueves. Yo había decidió cambiar de calle y no ir por la misma en la que me había encontrado ya con él anteriormente. Creo que prefiero sentirme bien conmigo mismo y creer que aquellas cosas eran por intentar interactuar conmigo.

Pero... ¿Por qué no simplemente dejo todo de lado y me acerco? Tengo vergüenza de mí mismo. Odio la manera en la que me reflejo tanto en lo físico, como en mi interior.

¿Cómo iba a ser posible que alguien como él me amara si yo mismo no podía hacerlo?

Prefiero quedarme entre rejas y llaves, guardando mi vergüenza, mis miedos y fobia conmigo, y mañana, volver a evitarlo por tercer jueves consecutivo. Ya ni siquiera estaba seguro de si ese chico tendría todavía algo de interés que parecía tener en mi.
Tal vez sí estaba actuando como un niño tonto."

El castaño dejó caer su espalda sobre el respaldo de su silla giratoria, apoyando el lapicero sobre el escritorio. Largó un suspiro contenido en sus pulmones y estiró sus manos para tomar la carta entre ellas. Giró en la silla y se levantó para dirigirse a su mochila, la cual se encontraba sobre el edredón blanco de su cama.

La abrió para buscar su cuaderno pero frunció el ceño con confusión cuando no lo encontró. Volvió a caminar hacia su escritorio y buscó por todos lados pero aún así sin tener rastro de su cuaderno. Una desesperación comenzó a crecer en él. No podía perder su cuaderno. Allí tenía todas y cada una de sus cartas y nadie podía leerlas. No podía estar pasando eso.

Abrió la puerta de su habitación y corrió rápidamente escaleras abajo para dirigirse hacia la pequeña oficina donde su madre guardaba todo los papeles de su trabajo. "Tal vez mi papá confundió mi cuaderno y lo guardó allí." Pensó intentando calmar sus nervios.

Buscó por cada rincón del lugar pero seguía sin aparecer. Esta vez, su desesperación no se pudo contener y comenzó a respirar con dificultad. Llevó sus manos a su cabeza revolviendo sus cabellos castaños y mordió su labio inferior intentando pensar dónde podría encontrarse ese cuaderno tan valioso y personal.

Escuchó la puerta principal de su casa abrirse y luego unas tranquilas pisadas. En seguida supo que su padre había llegado de la cafetería. Sin dudarlo, corrió hacia la sala principal y entró a la cocina para encontrarse con su alto y castaño padre, quién dejaba unas bolsas de compra sobre la mesa.

Caminó hacia él y los ojos del hombre se posaron en su hijo. Formó una sonrisa y se acercó a él para saludarlo con un cariñoso beso en su frente.

- Hola, hijo. Traje algunas cosas. ¿Quieres comer algo? Tengo chocolates de Sugar Hills -. Noah negó y abrió la boca para preguntarle a su padre sobre su cuaderno pero enseguida la cerró. No lo quería preocupar por algo tonto.

Su padre lo observó con más atención.- Son tus chocolates favoritos, ¿seguro que no quieras? -. Noah negó nuevamente. Quiso salir de la sala pero su padre lo frenó. - ¿Te sucede algo? -. Se acercó a él y lo tomó por sus hombros. Notaba una actitud algo rara en su hijo. Normalmente cuando llegaba, Noah bajaba con la mayor alegría a saludarlo y preguntarle si había comprado chocolates de aquella tienda, los comían juntos, hablaban de todo un poco y miraban su serie favorita. Hace varias semanas su animo había estado cambiando y notaba que de nuevo cada vez hablaba menos.

Noah bajó un poco la mirada y negó mordiendo su labio. "¿Papá pensará algunas veces que solo era un niño idiota?"

- Sabes que cualquier cosa que te suceda, puedes decirme, ¿verdad? -. Acarició los brazos de su hijo con cariño. Noah asintió y cuando su padre se iba a separar, se lanzó a abrazarlo con fuerza. No que quería que su padre se enojara con él por hacer algo mal, como Teo lo hacía.

El señor Herron no tardó en abrazarlo también. Comenzaba a preocuparse más por su hijo.

Cuando se separaron, llevó una de sus manos al cabello de Noah para despeinar sus mechones en un gesto de cariño y salió de la cocina pensando en que tal vez debía llamar a la psicóloga de su hijo y hablar con ella.

Noah apoyó su espalda baja contra la mesa y dejó escapar un suspiro.

Se preguntó dónde podría haber dejado su cuaderno. Allí tenía todos y cada uno de sus secretos, recuerdos, y sentimientos expresados. Si alguien leía las cartas en su cuaderno, sería su fin.

El Chico De Los JuevesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora