Obsesión

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"Día 23 - Martes
03/04/2018

Para días complicados, lo último que necesitas son pensamientos complicados. Mi madre siempre me decía que no hay mejor cura para las malas vibras que escuchar o tocar buena música. Tanto como ella, yo soy un fiel amante de la música, de como puedes crear sonidos extraordinarios y poder dejar volar tus sentimientos en las notas musicales. Es fascinante para mi como las melodías pueden despertar mil emociones en tu interior.

Cuando yo era chico, mi madre siempre tocaba en su gran piano de madera lo que simplemente salía en el momento en que sus manos tocaban las teclas y sus sentimientos fluían, y yo, como siempre, estaba sentado junto a ella admirando su capacidad de mover sus dedos con tanta facilidad. Recuerdo cómo me brillaban los ojos y el raro nudo de felicidad que sentía en mi estómago cada vez que mi madre me enseñaba una nueva canción.

Debo decir que hablar, pensar o escribir sobre eso lograba que una ola de tristeza se formara en mi pecho. Hace unos años, por problemas económicos, mi madre tuvo que vender aquel precioso piano, al igual que muchas pertenencias más. Eso nos había dolido a los dos e incluso había sido la causa de una de nuestras únicas discusiones pero al final, lo entendí. Fue un momento en el que mis padres estaban desesperados ya que su prioridad era mantenerme y mis estudios.

Hasta que como siempre, Abby llegaba y resolvía todos mis problemas. Una vez en el Instituto, en medio de un receso, ella me dijo que tenía una sorpresa para mi y me llevó hasta el pasillo donde se encontraba la habitación de cosas de limpieza y algunas aulas que no se utilizaban. Cuando paramos frente a una de ellas, me dijo que era la anterior sala de música que a veces se utilizaba para guardar mesas y sillas que sobraban en las demás aulas, pero que adentro había algo que podría interesarme.
Cuando entré, me encontré con que un piano algo viejo estaba a un lado del salón. Podías notar que no había sido utilizado hace mucho tiempo, como si fuera algo desechable sin importancia. No podía ser, ¡tan bello instrumento en esas condiciones!

Yo sabía que era arriesgado porque claramente si estaba ahí, no podíamos entrar y utilizarlo así como así pero Abby me dijo que simplemente podía venir algún día en el que tenía alguna hora libre y nadie tenía que enterarse. Al final terminé aceptando.

Ahora, mis padres y yo estamos juntando dinero para poder comprar un nuevo piano.

Pero ahora no veía la hora de que terminara la hora de Matemática ya que la siguiente hora la teníamos libre porque la profesora no había venido, entonces tenía el tiempo suficiente para poder ir y sentarme frente a aquel bello instrumento y descargarme por completo en las teclas. Necesitaba hacerlo desde que aquellos dos chicos habían llegado a mi vida, cambiando por completo mis planes de auto-protección para este año.

Últimamente mis cartas (o la mayoría de ellas) se trataban sobre Teo, quien hacía que mis sentimientos hacia él cambiaran de un día para otro, y sobre del chico de los jueves. Definitivamente, ya necesitaba algo más que mis hojas para soltar todo lo que cargaba. Ese chico rubio no ha dejado de estar en mis pensamientos desde aquella guiñada de ojo que me había regalado. ¿Cómo es posible que causara tanto en mi interior con tan solo hacer un insignificante gesto, el cual seguramente lo hace hacia todo el mundo? A veces quisiera golpearme de lo ingenuo que soy. Pero no puedo evitarlo. Esos ojos avellana habían estado hasta en mi sueños, y yo no entiendo cómo con tan pocas veces de verlo podía dar vuelta todo. Ya comenzaba a creer que su sonrisa contenía algún tipo de hipnotizador o algo así.

Y otra vez el pensamiento de que el jueves siguiente estaba más cerca me revolvió el estómago. ¿Que haría? Recuerdo exactamente sus palabras; "Ya tendremos tiempo de presentarnos formalmente" ¿A qué se refería? ¿Él planea volver a hablarme? No era posible. ¿Cómo es que me recordaba si mi única función es ser invisible?... Y, otra vez, estoy escribiendo con una tonta sonrisa en mi rostro y el chico de los jueves es, otra vez, el causante."

El Chico De Los JuevesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora