Precario arrepentimiento

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Día 25 - Jueves

05/04/2018

Lo vio por primera vez, después de unos días y su respiración se cortó cuando esos ojos verdes impactaron con los suyos. Dejó su mirada caer al suelo como habitualmente hacía y comenzó a caminar más rápido hacia su casillero. Había evitado el llamado de Teo desde el suyo cuando, sin opción, tuvo que pasar frente a él. Lo había estado evitando desde que salió corriendo del Instituto el martes pasado. No quería hablar con él, por eso no contestaba sus llamadas ni mensajes, tampoco se sentaba junto a él. Le había pedido a Abby que busque a la chica con la descripción la cual era la de la chica que hace un tiempo le había pedido hacer un trabajo de Historia juntos, y le dijera si aceptaba cambiar de lugar con él. Abby sabía que no debía preguntar el por qué, y aunque quisiera saberlo, lo hizo sin chistar. La chica no tuvo problema alguno, Noah le caía bien y además sentarse junto al de tatuajes sería un sueño, entonces enseguida aceptó lo que Abby le pedía en nombre de su amigo. Mientras él trataba de alejar a Teo, los demás intentaban acercarse de la manera que fuera posible. Eso no le importaba mucho, ya no quería tener relación alguna con él, luego de maltratarlo de tal forma y encima casi matarse a golpes con el chico rubio. Igualmente, esos dos días no había sido necesario ya que Teo no se había presentado en clase.

Cuando terminó en su casillero, se dirigió a su salón para esta vez sentarse del otro lado de la pared, junto a las ventanas y a unas filas más adelante de donde se encontraba anteriormente. Al sentarse, acomodó todas sus cosas en la espera de su profesora de Inglés y dejó caer su cabeza sobre sus brazos apoyados en su cuaderno. Su mente divagaba en las posibilidades que tenía de ver al chico de los jueves, porque sí, a pesar de lo que había pasado, la curiosidad de saber por qué estaba allí el martes le estaba ganando. Otra parte de él decía que también debía evitarlo. Tanto como se había enojado con Teo por seguir con la pelea, también debía hacerlo con ese chico por iniciarla... pero ¿Quién era Noah para enfadarse con alguien del cual ni siquiera conocía su nombre?

En esos últimos días no había dejado de pensar en el por qué lo había defendido de tal forma de Teo. Tal vez fue simplemente porque quería evitar una pelea en la cual evidentemente Noah no tenía nada de ventaja, o porque creía que se trataba de un caso de bullying... pero seguía sin tener una respuesta lógica. Ese chico ya los había visto antes, y los había visto juntos.

A veces Noah deseaba tener el poder de saber qué pasaba por la mente de los demás al momento de actuar de distintas formas, pero creía que primero debía saber qué era lo que pasaba en su propia cabeza.

Estaba pensando en simplemente ignorarlo al igual que lo estaba haciendo con Teo. Pero era inútil, ni siquiera sabía si lo volvería a ver, o si el chico quería entablar conversación con él.

Las dos horas pasaron lentas, pero lo alivió saber que Teo no se había presentado, como muchas veces antes, a la clase. Había decidido quedarse en el salón en la hora del receso porque tal vez se encontraría con él allí y eso le daría más ventaja para intentar hablarle, e iba hacerse imposible seguir evitándolo.

Cuando ya todos estaban en sus respectivos lugares al terminar el receso para su última clase del día, la profesora de Literatura de anteojos y cabello negro, entró saludando a los alumnos, y detrás de ella, caminaba Teo con sus manos en los bolsillos de su chaqueta y su cabello desordenado. Su vista se dirigió hacia el lugar donde debía sentarse pero frunció el ceño cuando no vio a su compañero allí y en su lugar a otra chica a la que nunca le había prestado atención como para saber de su existencia, por lo que rápidamente comenzó a buscarlo por todo el lugar. Noah pasó saliva e intentó hacerse más pequeño en su lugar, pero fue imposible que los ojos Teo no dieran con él en segundos. Apretando su mandíbula, se giró en su lugar para decirle unas palabras incomprensibles a la profesora. Ella hizo una mueca y mandó a Teo a su asiento. Luego, con sus manos puestas en jarra, dirigió su mirada hacia el pequeño, quien ya había comenzado a sudar.

- Noah Herron, por lo que tengo entendido, ese no es su lugar y nadie puede cambiarse, ¿no es así? -. El castaño bajó la vista hacia sus manos, las cuales jugaban con su hoodie. Podía sentir todas las miradas sobre él y también su cara enrojecer. Abrió su boca para formular una palabra pero nada salió de ella.- Vaya a su lugar, por favor -. Soltó un suspiro y asintió tímidamente.

Guardó rápidamente todas sus cosas, con la mirada de todos sus compañeros aún sobre él, se levantó casi temblando de su lugar para dirigirse junto a Teo. Ni siquiera levantó la vista hacia él, ahora sí estaba decidido a que no le iba a volver a dirigir la palabra. Se sentó y solo quiso desaparecer, ya no quería estar allí.

La profesora, la cual se estaba ganando el desprecio del pequeño, siguió con la clase. Noah sabía y entendía que no debía haberse cambiado, pero todos y cada uno de los profesores, inclusive ella, estaban enterados del trastorno que sufría Noah, pero sin embargo se lo había pasado por donde quiso. Hasta donde el castaño tenía entendido, los directivos y profesores habían sido informados de las cosas que no debían causarle a Noah, pero a ella, al igual que al profesor que al principio lo había hecho pasar vergüenza, parecía no importarles ni un poco.

Noah intentó suspirar lentamente para clamar su acelerada respiración, pero le fue imposible cuando sintió la mano de Teo posarse en su muslo. Movió un poco su pierna para tratar de apartarlo pero no logró más que una profunda mirada del rizado. La clase continuó así, con Noah respirando dificultosamente y Teo apretando su muslo. Quería salir lo antes posible de allí, así que guardó todo dejando únicamente el cuaderno donde guardaba las cartas que escribía y la libreta de la materia sobre el pupitre para así no tardar tanto en salir. Sintió el escalofrío recorrer su cuerpo cuando Teo dejó un papel sobre su libreta. Mordió su labio y lentamente lo abrió para encontrarse con una pequeña nota.

"¿Podrías perdonar al arrepentido chico que está enamorado de ti?"

El timbre sonó por todo el lugar y Noah sin pensarlo se levantó rápidamente, sacando la mano de Teo de su pierna. Arrugó el papel y fue lo único que quedó en su mesa cuando salió disparado del salón con sus cuadernos es una mano y su mochila en la otra. Pudo escuchar como el rizado lo llamaba pero lo ignoró a toda costa y siguió caminando cada vez más rápido hacia la salida. No iba a perdonarlo, no quería perdonarlo y tampoco debía, su amiga le había hecho entender que lo que Teo le hacía no estaba para nada bien y que debía alejarse de él de una vez por todas. Al salir del lugar, caminó... o casi trotó para girar en la habitual esquina que daba al camino correcto hacia su casa, pero, justo como todos los jueves, se encontró con ese chico que seguía despertando raras emociones en él. Solo que esta vez, por la velocidad en la que venía Noah sin despegar su vista del suelo, impactó completamente contra el cuerpo del mayor, haciendo que el pequeño cayera hacia atrás. Levantó la vista asustado y se encontró con esos ojos avellana que tanto anhelaba ver.

- Oh, déjame ayud-. Noah lo cortó rápidamente cuando vio al rizado estirar su mano hacia él. Agarró su libreta, se levantó y sin decir nada lo esquivó, tragándose sus palabras. - ¡Hey! -. Escuchó a sus espaldas pero no quiso girar, siguió caminando con un nudo en su estómago. Ya había pasado por bastante vergüenza y, aunque lo que más quería era volver a ver al chico de los jueves, la pelea del martes anterior y el saber que Teo probablemente había salido tras él, se lo impedía.

El Chico De Los JuevesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora