Desesperación, bruma, silencio, remordimiento, desgracia... Esas eran algunas de las sensaciones que sentía cuando mi vida se concentraba en una masa oscura de soledad y autodestrucción. No fue que esos sentimientos desaparecieron, hasta que un ser lleno de luz y oscuridad a partes iguales apareció en mi vida. Llenando mi mundo con colores grises, negros y blancos, pero más vivos de los que podían parecer.
Y, cuando veo tan solo a un mes atrás, la vida parece ser ahora más bonita y con menos desolación. Pero aún sigo atrapada por la locura, la cual ya no me deja respirar en brazos de seres que amé o amaré hasta que el fin de mis días llegue y toque mi puerta, con el rostro afligido o lleno de bondad. No es hasta ahora, en brazos de alguien que siempre me convencí que no era real, hasta que los brazos de un chico vivido entre guerras me han ayudado a fortalecer mi mente, y no auto mandarme a uno de esos tantos psicólogos que nunca me ayudaron o tan siquiera lo harán.
-¿Y bien?
-¿Y bien, qué? -Pregunto.
-Aún no me has dicho nada.
-Siempre supuse que había algo raro, creo. -Bajo la mirada.
-¿Pero estás bien? -Pregunta preocupado.
-Todo lo bien que puede estar una chica de pensamientos irracionales, una chica a la cual se le acaba de informar que algo más que un compañero de estudios es un ser distinto a los humanos, que, ese chico ni siquiera es mortal, y que tras la cortina de luz y pocos recuerdos de mi infancia, ese mismo chico, intentó asesinarme con sus propias manos e inocente, enamoré a mi agresor.
-Es una forma de verlo. -Sonríe. -Sin embargo, yo lo veo más como una historia complicada, yo, a quien creías haber conocido hace tan solo un mes, te conoce desde que eras un retoño, yo, quien había planeado matarte, para así liberarme de mi propia vida, me enamoré de ti, y sí, sentí tu cariño cuando a penas tenías edad, pero acabé por doblegarme cuando cumpliste los dieciséis años. Yo, quien a sabiendas de la ira de mi padre y de mis hermanos, me he vuelto a dejar caer por una mortal, y yo, quien antes quería ser fruto de un cuchillo, mi preciosa dama, ante ti, digo, quiero poder verte muchos años más.
Con mi mano alcanzo su pelo color carbón y lo acaricio con mis dedos. Sus ojos miran a una parte de este colchón, y agradezco internamente que en esta ocasión no pueda leer los sentimientos que mi mente procesa, y mi corazón reconoce.
-Me ocultas algo. -Su triste rostro es el que me confirma su mentira. Hay algo más, algo que no se si me hará daño o bien, espero que no me haga más daño.
-Un ángel tiene los pecados de cualquier mortal, preciosa. -Una sonrisa pícara se eleva en sus labios.
-Un mortal puede sacar el infierno de cualquier ángel, pero no cualquier ángel puede sacar el de un mortal. Y créeme, tú lo estás consiguiendo. -Le muestro mi mejor sonrisa.
-¿Sabes? Cuando eras rubia, eras preciosa, pero nunca te vi a la distancia que estás ahora. -Dice acercando sus claros ojos azules a mí. -Nunca supe que mundo me perdía al estar apenas a centímetros de tu cuerpo.
-Pero, ¿qué pasa con Madeleine? -Esa pregunta sale de mi cuando ya hacía rato que quería escapar.
-¿Qué pasa con ella? -Dice él aún mas confundido que yo. Separándose de mí.
-Nada, olvídalo. -Me retracto concentrando mi mirada en otro punto de la blanca habitación.
El dedo índice y anular de Doyle rozan mi barbilla en un movimiento suave, haciendo que alce mis ojos hacía la oleada de sentimientos que los suyos albergan.
-Emma, ¿qué ocurre con ella? -Cierro los ojos para así evitar mantener el contacto con él. -¿No serán celos verdad? -Sonríe. -Verás, te lo diré aún mas claro, si es que las directas muy directas no son lo tuyo, tendré que hacer uso de una directa directamente muy directa. -Vuelve a sonreír, esta vez haciendo que sus ojos se oscurezcan. Mientras está a un par de centímetros de mí. -Emma Hyde, eres única en este mundo, eres única en el más allá, además de eso y de la maravillosa chica que eres, además de todo eso y más; estoy totalmente e irrefutablemente enamorado de ti. -Sus palabras me quedan sin aliento, algo como eso no esperaba que saliese de él, y mientras los centímetros existentes se nos hacen imaginarios para ambos, en medio de una dichosa sonrisa, sus suaves labios tocan a los míos una vez más. Por tercera vez, mi corazón palpita ante su roce, y me hace querer más, más y más de lo que podré tener jamás. -Puedo escuchar tus pensamientos. -Dice de repente aún con los ojos cerrados y su nariz rozando a la mía. -¿Por qué tu mente está tan llena de inseguridades? Simplemente me debes decir, "yo también estoy enamorada de ti" no te prometo un cuento, porque no soy ningún príncipe, te prometo una historia juntos, que eso es mucho de lo que algunos pueden desear.
-Estoy...
-Lo siento, pero debemos llevarnos a la paciente para hacerle una resonancia. -Dice un médico, tapando las palabras que estaban a punto de salir de mí. Mientras Doyle me observa haciendo un claro puchero, algo que no cabe desapercibido para la afilada y ágil mirada de mi madre.
-"Preciosa, estoy deseando escuchar tus pensamientos una vez más, y si es posible, en algún momento de tu noche."
Sonrío, tapando mis ojos con ambas palmas de mis manos, mientras una sonrisa bobalicona aparece en mi rostro, mientras oigo las divagaciones de la voz del chico del cual estoy enamorada. Y sonrío aún más, sabiendo que un triste acontecimientos de muerte, ha dado a luz a uno de los más felices momentos de mi juventud.
Hola, hola, hola. No es muy corriente que yo haga este tipo de intrusión en la historia, o al menos no suelo hacerlas. Pero solo quería decir que estoy muy contenta con el desarrollo de esta historia, ya que he mezclado mi género (romance) con uno totalmente nuevo para mí (fantasía). No se que pensáis vosotros pero yo adoro a esta pareja, quizás sea una de mis favoritas. Y atentos porque se pondrá mucho mejor. ¿Creéis que Emma se declarará a Doyle? ¿Pensáis que Doyle le oculta algo a Emma?
Besos y adiós.
Xoxo
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El ángel demonio Doyle Saint
Фэнтези¿Qué es el demonio si no el hijo favorito de Dios? ¿Qué sería del bien sin el mal? ¿Y de la de luz sin la oscuridad? En coexistencia, el bien y el mal viven en cierta armonía dentro de Doyle, dentro de esos ojos que hacen cambiar a cualquiera. Para...