CAPITULO 12

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Espere a Daniel en las sillas por el lado de los casilleros, cuando me vio observo que temblaba y corrió a abrazarme.

—Lucrecia pero que te paso? — su rostro estaba muy cerca del mío.

—Mire profesora!!!!!!! La santa de Lucrecia se salto su clase solo para abrazar a Daniel— Fue ella, Diana Morrison, me insultaba!!! Pensaba que me había saltado la clase a propósito.

—No... No es verdad!!! — aunque quisiera, no podía evitar temblar, Celia y Dylan corrieron a mi encuentro, y todavía no soltaba a Daniel cuando la profesora vino.

—Disculpa Diana pero lo que estás diciendo es nada cordial, yo hablare con Lucrecia— Yo asentí junto a Daniel y poco a poco lo solté, pase por el lado de Diana y apenas entre al salón paso a hablar con él.

—Bien Lucrecia— la profesora cerró la puerta —vi que faltaste hoy a mi clase y por lo visto estas temblando de miedo...— no la deje terminar.

—Señorita yo puedo explicarle, lo que paso fue que...— en ese momento el profesor Frank estaba asomado por la ventana, ¿que debía hacer?. Antes de que pudiera decir algo mas la profesora se levanto y atendió al señor, pude ver que tenían una discusión hasta que por fin entro.

—Lucrecia, aquí no podemos hablar, créeme que te entiendo así que veámonos hoy en mi casa a la tarde te parece? — la profesora me entendía!!!! Me creía!!!!!

—Profesora!!!!!, no sabe lo que me paso!!!!! Intento matarme!!!!! — en ese momento enloquecí, quería contarle a la profesora todo lo que me había pasado pero ella intentaba calmarme, en ese momento me di cuenta de que estábamos en un salón de clases donde debía permanecer tranquila.

—Lucrecia, ahora te tocan las clases con el profesor Frank, debes clamarte— yo asentí y en ese justo momento sonó el timbre de entrada, al mirar la puerta empecé a temblar otra vez, pero con fuerzas de voluntad me levante y sin mirar atrás salí del salón. Ya en la clase, el profesor entro y en toda la clase estuvo mirándome justamente a los ojos, Daniel me observaba cada cinco minutos, mi cabeza daba vueltas, no sabía qué hacer sino hasta que sonó el timbre y fui la primera en salir hasta que...

—Señorita Lucrecia...— me llamo el profesor, yo solamente voltee mientras los demás salían de allí.

—Quisiera hablar con usted un momento— todos salieron sin darme importancia, pero el único que no salió fue Daniel, quien me tomo de la mano.

—Daniel...— se la solté de inmediato —Yo te alcanzo más tarde, por favor espérame— Daniel se fue retirando mientras veía al profesor de arriba abajo.

—Bien señorita, quisiera decirle— me estaba rodeando —que no se asustara a cada que me ve— yo estaba paralizada e incapaz de moverme, me puse más tensa al sentir que olía mi cabello.

—Usted no me conoce, no sabe el miedo que puedo llegar a causarle— podía sentir su respiración muy cerca de mi —solo le recomiendo que se cuide— finalmente al susurrarme me voltee y me aleje. Simplemente Salí del salón y solté los suspiros que por tanto tiempo había guardado dentro de mí.

—Tuviste una buena conversación con el profesor? — Pero en ese momento el susto volvió a invadirme cuando vi que Daniel me esperaba recostado sobre la pared con los brazos cruzados ¿lo había malentendido?

—Daniel, yo te puedo explicar— intente calmarlo pero fue inútil, estaba realmente molesto.

—Si? Me vas a explicar que ahora después de lo que paso con Gary estas con el profesor más extraño de toda la universidad?— ya las lagrimas recorrían mis mejillas.

—Escucha Daniel, la profesora Oriana— ese era su nombre —me invito a su casa para explicarle todo— me acerque más a él.

—porque faltaste a clase? — me pregunto más calmado.

—Así es, si quieres podemos ir los dos y allí veras lo que tengo que decir— Daniel asintió todavía algo molesto, pero antes de irnos salió el otro por detrás.

—Que tenga buen día señorita Lucrecia— el profesor me miro y luego a Daniel quienes intercambiaban caras muy molestas, el chico me tomo de la mano mientras que el profe las apretaba ¿Cuál era su problema?.

Salimos al auto y fue a toda velocidad a la casa de la maestra, al llegar nos recibió y fuimos a la sala de estar a hablar de lo sucedido, lo que me sorprendió fue lo que me dijo ella que sabia acerca de la universidad y de los que en ella trabajan.

—Yo fui a la misma escuela que la directora, claro, estaba ella más joven y yo mucho más pequeña que ella, toda la vida había sido una mujer activa, alegre y generosa, pero después de que ocurrió el accidente cambio su vida para siempre— eso me dio escalofríos, pero también algo de curiosidad.

—Accidente? — después de preguntar Daniel y yo nos miramos las caras.

—La directora tenía un mono de mascota que había comprado de un zoológico y decidió llevarlo a un partido de baseball de la escuela, el bateador de nuestro equipo golpeo tan fuerte la pelota que esta salió de la cancha. El mono se le escapo de las manos y ella fue tras él, pero antes de que pudiera atraparlo el mono fue arrollado por un camión que pasaba justo por donde la pelota había caído. Ese día la niña llevo los restos del mono descompuesto a su casa a escondidas y sin que nadie la viera, empezó a reconstruirlo. Parte por parte todos los días revisaba hasta el más mínimo detalle y lo cubría con un aceite para que el olor no llegara abajo, luego tras haber terminado ella...— Allí la profesora se detuvo.

—Que hizo profe? — le pregunte.

—Trato de revivir al mono...— Daniel no la dejo terminar.

—QUE?! — El chico estaba muy impactado, parecía no haber leído esos libros de Frankenstein o algo parecido.

—La pequeña tomo varios globos, una sombrilla y pedazos de alambres atados y los coloco al costado del mono, para que la electricidad se mantuviera en él le amarro los costados de la boca formando una sonrisa horrible. La lluvia comenzaba a caer y la niña preparo todo para la resurrección, los relámpagos y centellas ya se veían por todos lados, ella espero y espero hasta que cuando sintió que venía el rayo más grande de todos, saco las herramientas hasta que al fin... —

LucreciaWhere stories live. Discover now