Quisiera haber dicho que me desperté tranquilamente cuando los pájaros de afuera cantaban alegres y los hermosos rayos de sol se colaban por mi ventana... pero en realidad me desperté de golpe cuando mi alarma del celular comenzó a sonar. La apagué luego de pasar el susto.
- Tengo que cambiar esa alarma... - Murmuré quejosa, ya que mi alarma no era muy tranquila pero me ayudaba a despertarme, o me quedaría dormida mientras bailo en mis sueños con otra alarma de fondo.
Bostecé y me estiré a la par que me levantaba de mi cama e iba al baño; miré mi reflejo en el espejo quedándome un momento allí hasta recordar pequeños detalles...
Hoy es lunes y mi primer día en mi nueva escuela... pero lo bueno es que en una semana es mi cumpleaños, lo que significa que tendré diecisiete años y finalmente conoceré a mi loba y podré buscar a mi Mate y saber quien es, como es, su nombre, su aroma, su... ¡Vane. Ya! No es momento para eso.
Decidí ignorar mis pensamientos y darme una ducha para entonces cambiarme de ropa e ir hasta el comedor donde estaba mi familia desayunando.
- Hola a todos - Saludé y ellos me devolvieron el saludo.
- Hola cariño, ven siéntate a desayunar - Mi madre me da un beso en la cabeza mientras yo me siento en mi lugar donde estaba mi desayuno en frente.
Yo no pude contenerme, los desayunos de mi madre son realmente exquisitos así que realmente devoré la comida.
- Si sigues así te vas a atragantar - Menciona mi hermano, Jason.
- Si, bruja, y en tu lápida dirá "Murió por comer rápido" - Dice mi otro hermano, Zack.
- Cállate y déjame comer en paz o te convertiré en el sapo que realmente eres -
Los demás ríen mientras yo continúo comiendo y luego todo se vuelve más tranquilo cuando los demás hacen lo mismo. Hasta que mi madre me avisa que tengo que llevar a mis hermanos a la escuela y como buena hermana mayor que soy, después de quejarme media hora, acepté.
Es horrible que después de enseñarme a manejar ya me tenga de chófer para todo, y yo que estaba bien emocionada cuando dijeron que me enseñarían, ahora ya quiero desaprender todo... para algunas cosas.
Todo el camino estuvieron molestando con todo lo que se les venía a la mente hasta que por fin llegamos a la escuela.
Todos se quedaban mirando el auto con asombro, hasta que nos bajamos y sus miradas pasaron a nosotros. Yo no les tomé importancia mientras que mis hermanos se sentían realmente especiales pero lo disimulaban.
A pesar de ignorar a los demás, sabía que los chicos me miraban a mi como si fuera el nuevo trofeo por el cual se pelearían, mientras que las chicas miraban de igual forma a mis hermanos.
- Oigan, no se queden atrás par de lentos - Dije mirando por encima de mi hombro cuando mis hermanos se quedaron viendo a un grupo de chicas que les coqueteaban.
- Si... ya vamos - Ellos se apresuran a llegar donde estaba yo.
Los tuve que agarrar de la oreja un par de veces para que no se fueran a dispersarse por todos lados y así fue como finalmente llegamos a la oficina de la directora donde nos entregaron nuestros horarios, además de darnos la bienvenida.
- Bien, no causen problemas sin sentido, pero si alguien les quiere molestar denles una paliza o me llaman ¿Si? - Sonreí.
- Seguro - Ambos ríen un poco antes de alejarse - ¡Adiós, Vane! -
- ¡Nos vemos en casa porque no los voy a llevar! -
- ¡Que mala! -
Me reí mientras pero me di media vuelta y caminé por los pasillos buscando mi salón, claro que me tardó una eternidad pero finalmente lo hice. Al entrar era obvio que todas las miradas se posarían en mi.
Lo que es la nueva y llegar tarde.
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MÍA, SOLO MÍA
Lobisomem¿Alguna vez... se preguntaron quién o qué creó a la madre y Diosa de todos los Licántropos: La Diosa Luna? Pues yo, Vanessa Wolf, sería la primera de mi generación y desde hace diez mil años... que sabrá sobre eso. Pero... ¿Qué tenía todo eso que ve...