Nine.

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Evan.—

Cuando llegamos al apartamento de Julia, la cosa sigue tensa. No hablamos en todo el camino a su apartamento. E incluso se puso tan incómodo que por poco le pregunto si me dejaba pasar a su apartamento.

Al cerrar la puerta ella se va hacia la cocina para hacer chocolate caliente. Yo me quedo en el sofá, pero conociéndola ella no va a acercarse a hablar sobre lo que pasó en la mañana.

—Hey, Cielo.

—¿Qué?

—Creo que nos debemos una charla.— me quedo en el umbral de la cocina y la miro expectante.

Ella saca dos tazas del anaquel y luego me mira.

—Sí, lo sé. No hemos hablado en todo el día. — se apoya en la encimera y mira al piso.

—¿Me perdonas?— me acerco un poco más a ella.

—Ay Evan, no tienes que pedir perdón.—afloja su postura.— olvidemos que fuimos unos tontos y ya. La culpa fue mía.

Me acerco un poco más y la abrazo. Ella me corresponde y me aprieta fuerte.

—No me gusta discutir contigo, Cielo.

—A mi tampoco.— se para en punta de pie y besa mis labios.— odio discutir contigo.

Aprovecho ese momento y la arrincono contra la encimera.

—Es una lástima porque anoche la pasamos tan bien...— susurro con voz ronca y rozo mi nariz por su cuello.

Ríe y pasa las manos por mi cuello.—Eres tan pervertido. Ni creas que voy a caer en tu juego de nuevo. 

Me río y la alzo mientras ella rodea sus piernas en mi cintura.

—¿Estamos bien, entonces?

—Claro que sí, bobo.— me besa y luego deja pequeños besos en mi mejilla y cuello.

— Te amo, Cielo.

—Te amo más, tarado.

La dejo en el suelo y tomó las tazas para servir el chocolate.

—Ve a preparar nuestro lugar, Cielo.

—Evan, exijo que me digas el motivo por el cual me dices Cielo.

—Te dije que es secreto.—sonrío mientras dejo pequeños malvaviscos en las tazas.

—¿No me lo piensas decir nunca?

—No. Ahora ve antes de que se enfríe el chocolate.

***

Estamos sentados en el balcón bajo dos mantas, tomando chocolate y mirando la ciudad. Él silencio es super relajante. Julia está sentada en mi regazo y de vez en cuando señala detalles, como por ejemplo vemos a un perro ladrando en un balcón de un edificio vecino. Escuchamos el ruido de los autos. Otras veces vemos pasar aves por el cielo.

Y hablando del cielo... Julia ha estado un poco curiosa por su apodo. No sé si deba decirle ahora o dejarlo para una ocasión especial.

—Lindo.

—¿Qué?

—Quiero hablarte de lo que pasó con Bruno y sobre todo lo que está pasando ahora.

Me tenso un poco. Él fue el motivo por el cual nos peleamos.

—Cielo, no tienes nada que decirme sobre él. — beso su mejilla y acarició su brazo con mi mano libre.

—No de verdad, quiero contartelo. Quiero que no haya nada que quede pendiente, confiamos el uno al otro ¿no es verdad?

Regresaras a mis Brazos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora