Eight.

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Julia—

Bruno me pasa a buscar de una estación de servicio cercana. Apago mi celular para que los mensajes de Juan no me interrumpan.

A los pocos minutos él llega y me toca la bocina para que corra a su auto. Se pone en marcha de nuevo.

—Hola Bruno.

—Hola Julia, qué linda te ves esta noche.

Me sonrío y siento cosquillas por mi cara.— gracias, ¿A dónde vamos?

— A donde tú quieras, tú me llamaste.

Siento una punzada de culpa al saber que no lo llame por qué fue una salida ocasional, fue porque estaba enfurecida con la situación de Juan.

—Eh... Bruno...

—Ya sé, no me digas nada... tú novio el idiota se portó mal del nuevo.

—Ay lo siento, me siento terrible haciendo esto. Tal vez sólo deba irme a casa y...

El frena en el semáforo y me mira serio.

—No Julia, no te preocupes, no me molesta.

—Pero eres bueno conmigo, no debería llamarte sólo cuando me peleo de Juan.

—Créeme que no me importa. Tal vez cuando te decidas a cortarle de una vez, haya una oportunidad para mí.

Lo miro. No nos conocemos desde hace mucho, pero jamás había conocido a un chico que le interesara tanto estar conmigo.

Bueno, tal vez si debería cortarle a Juan y darle una oportunidad a Bruno. O puede que haga lo mismo que Juan, tener una relación a escondidas con alguien.

—¿Bruno?

— Dime.

—¿Alguna vez lo hiciste en la playa?

Él me mira y sonríe con  picardía, luego toma mi mano y la acaricia suavemente.

—Es algo que siempre quise hacer.

Me río.

Él acelera y conduce hasta la playa más desolada que pueda haber en todo Costa Rica.

***

Hace frío. La mañana en el playa es muy fresca. Me despierto por las heladas ventiscas.

Bruno está mirando hacia el cielo.

—Buenos días bella durmiente.

—Buenos días.— paso una mano por mi rostro.— ¿Qué hora es?

—Es temprano. Son las 7:34.— se gira y me mira.— me desperté mucho antes de que te escaparas y me dejaras.

Tapo mi rostro.—lo siento, es que creí que sería algo informal.—murmuro.

—Te has encontrado con muchos idiotas que tienen la costumbre de hacer eso.

—Tienes razón.— asiento. — me alegra saber que tú no eres como uno de esos idiotas.

Él ríe, me abraza.

—Vamos, te invito a desayunar.

***

Al llegar a casa como a eso del medio día, se encuentra Juan esperándome y creo que ha alertado a mis padres porque ellos también están ahí mirándome preocupados.

Me tomé bastante tiempo en volver. Hasta que nos vestimos y nos quitamos toda la arena de encima, hasta que desayunamos, hasta que hablamos y nos reímos e incluso hasta que terminamos nuestro pequeño desliz en su auto.

La cosa con Bruno a todo momento era excitante. Él es excitante.

—Dónde te habías metido Julia.

—¿Qué haces aquí Juan? —ignoro la pregunta de mi padre.

—Te fuiste sin decir nada, no contestabas las llamadas, me preocupé.— responde con una cara de preocupación única.

Si, lo que te preocupaba era que realmente hubiera descubierto lo tuyo con Marlenne.

—¿Dónde estuviste? — insiste papá.

Estuve teniendo sexo en una playa con un chico que está bien bueno, papá.

Estuve en lo de María, papá. Estuvimos tomando un par de copas, nos pasamos, ella me dijo que me quedara, que no saliera así a la calle y me quedé sin batería.

— Bueno hija, pero debiste habernos llamado.

—Lo sé, lo siento.

—Los dejamos solos.— dice Mamá yéndose al piso de arriba con papá.

—Julia, no quiero que nos peleemos ¿Si?

—Está bien, Juan. Pero quiero me digas la verdad... sólo quiero que me digas si es cierto que estuviste con ella.

—Te juro por Dios que jamás en la vida te engañaría con ella.

Bueno, ahora mismo te estás yendo al infierno por jurar en vano, tarado.

—Está bien. Te creo.

—Te invito a cenar esta noche, en Glemore's.

—¿Me pasas a buscar?

—Si, bebé.—se acerca y me da un beso. — Te amo ¿Si?

—Te amo más. — sonrío.

Regresaras a mis Brazos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora