Ten.

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Las cosas con Bruno y Juan iban más que bien en paralelo. Al pasar los días mucho no me importaba saber que él me engañaba con Marlenne. Mientras él se quedaba a dormir o se iba de paseo con sus amigos, yo me iba con Bruno y disfrutábamos atardeceres en la playa, noches de baile, copas y sexo sin compromiso.

Me estaba mal acostumbrando a estar con los dos al mismo tiempo. Hasta que un día me planteé a mí misma que esto debía terminar. O me quedaba con uno o con otro.

Juan era un idiota. Pero lo quería por más que me hubiera traicionado de tal manera. Él sabía como hacerme reír y además conocía la forma de conquistarme cada vez que algo malo pasaba entre nosotros.

Bruno era un amor de persona. Era el chico que siempre había soñado, sin embargo no lo conocía lo suficiente como para decir que me quedaría con él. Tampoco había llegado a quererlo como para decidir entablar algo serio con él. Y sobre todo, dejar a Juan y quedarme con él en tan poco tiempo no me garantizaba una relación estable con él.

¿Qué hacer? ¿Con cuál de los dos quedarme?

Estaba en una situación muy complicada y para colmo nadie sabía de esto así que no tenía a quien pedirle un consejo. Lo tenía que resolver por mi misma.

Me aislé de todos una semana para poder analizar mis posibilidades. Poner los pro y contras de cada uno. Ya no quería seguir jugando a dos puntas. Esa no era yo. Y a pesar de quería dejar de ser la nerd ilusa que deja que todos se burlan de ella, tampoco quería llegar al otro extremo de ser una zorra desalmada que juega con los sentimientos de los demás.

Bruno o Juan. Bruno o Juan. Con cuál quedarme...

***

Llego al lugar acordado. Él está esperándome con una sonrisa, pero sé que pronto va a desaparecer o eso pienso.

Como todas las decisiones que tomé en mi vida, esta no iba a ser la excepción.

—Hola Reina.— se acerca y me da un beso en los labios.

—Hola, Bruno.— me siento y suspiro.

—¿Qué sucede? Estas muy seria.

—Lo nuestro terminó.

Si, estaba eligiendo quedarme con el idiota.

—Qué directa.—ríe. — espero que me des una muy buena excusa.

Me sorprende que se lo tomé tan bien.

—La hemos pasado bien, pero no puedo seguir saliendo con los dos al mismo tiempo.

—¿Y vas a preferirlo a él antes que a mi?

—Si.

—Te recuerdo que él te puso los cuernos.

—Yo también le puse los cuernos a él.

—Buen punto. El problema es que estoy enamorado de ti.

Al oir eso casi salgo corriendo.

Enamorado.

Es una palabra muy fuerte. Al menos para mi. No es como que andas por la calle diciéndole a medio mundo que estas enamorado de cualquiera. Yo puedo decir que me enamoré de una sola persona, que fue Evan y la verdad no creo que me queden ganas de enamorarme de nuevo.

—Es un poco ridículo. Ni si quiera me conoces lo suficiente como para decir eso.

—No necesito conocer más de lo que ya conozco de ti. —se inclina en la mesa y me mira con una expresión soñadora.

—Bruno, vuelvo a insistir. La pasamos genial, tuvimos lindos momentos pero... No puedo seguir jugando a dos puntas. Yo no soy así.

—No me rendiré tan fácil. — suelta una risa y luego estira una mano para acomodar mi cabello.

—Ya he tomado una decisión, no voy a cambiar. — me alejo un poco asustada.

Me levanto de la silla y salgo de nuevo a la calle para volver a casa.

***

Los días pasan. Bruno me sigue mandando mensajes. Tuve que bloquearlo. También dejé de ir al gym al que iba porque se ponía realmente incómodo y me asustaba salir del baño y encontrarmelo en la puerta.

Se estaba volviendo un acosador muy espeluznante, aunque sabía que si intentaba hacer algo, tenía la dirección de su casa y sabía varios datos de él como para dejarlo en evidencia con la policía.

Luego me di cuenta que no era un psicópata peligroso de esos que amenazan con secuestrarte. Sólo era testarudo. Se negaba a aceptar el hecho de que había decido quedarme con un idiota y no con él. Y quería volver a "conquistarme" de alguna manera.

Un mes más tarde. Se descubrió el secreto de papá. Las peleas en mi casa explotaron como una olla a presión y de un día para el otro tuve que comenzar a hacer mis maletas y empacar todo para volver. Mi vida se volvía una mierda de vuelta.

Estados Unidos me traía muy malos recuerdos y peor aún al saber que volveríamos al viejo vecindario y la misma casa en la que crecí desde que nací. Los recuerdos de la adolescencia se acumulaban en mi cabeza como palomitas de maíz cocinándose. Evan. Ese maldito idiota que me había usado.

Me aferré con fuerza a Juan. Más por el hecho de permanecer aquí en Costa Rica que por él "amor" que tenía hacía él. Me había dado cuenta de que lo quería, pero lo quería más como un amigo, como alguien que me ayudó a dejar atrás a la vieja Julia y empezar de nuevo.

Justo un día antes de viajar me encontré con Bruno en la playa. Por poco salgo corriendo al lado contrario pero sabía que me iba a ir así que deje que todo sucediera.

—Estoy sorprendido al ver que no estás tratando de evitarme.

—Es cansador.— admito.— en especial porque tú no te rindes.— me encojo de hombros.

—¿Sigues con él?

—Le voy a cortar.

—Entonces hay oportunidad para mi...

—De hecho no... me vuelvo a Estados Unidos. Vine a la playa a darle una última vuelta. — miro al mar por unos segundos y luego miro mis pies que acarician la arena.

—¿Te vas? ¿Por qué? — se lo ve alarmado.

—problemas familiares.

—Quédate. Te prometo que  te haré la mujer más feliz del mundo. Quédate conmigo por favor.— me toma de las manos desesperado.

Wow. ¿Qué pasa si decido quedarme con él? ¿Realmente sería la mujer más feliz del mundo? Es decir, Bruno lo único que ha hecho mientras estaba conmigo era darme atención, hacerme reír, ser tierno. ¿Era una buena opción creer en su enamoramiento Express?

—Lo siento Bruno, las cosas ya están hechas. Tal vez un día volvamos a vernos.

—Te voy a buscar Julia.

—Te vas a olvidar de mi.— sonrío y luego suelto tus manos.— y vas a encontrar a alguien mejor que yo. Espero que así sea, de verdad. Yo tengo mi destino en otro lado.

Regresaras a mis Brazos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora