Eighteen.

819 54 12
                                    

Julia—.

Bruno estaciona en la puerta de la casa de Claire y yo respiro aliviada al saber que no salió con ninguna de sus ocurrencias.

—¿Aquí es?— pregunta asomando un poco su cabeza para ver la casa.
—Sí sí, es aquí. — tomo mi bolso para acomodarlo en mi hombro.
—¿Necesitas que te espere?
—No no, por favor.— niego. — ya has hecho demasiado por mi hoy, en verdad te lo agradezco.
—No hay por qué, si necesitas algo no dudes en llamarme. — sonríe.
Sonrío. — Está bien.

Abro la puerta del auto y por un momento espero que algo suceda. Que me toma de la mano y comience otra vez con esos discursos de que me ama y quiere que volvamos a estar juntos pero nada de eso pasa. Y me alegro por dentro. A lo mejor si es verdad que él ha cambiado y que se ha dado cuenta de que lo nuestro no puede ir más allá de una amistad.

—Hasta luego. — lo saludo desde afuera.

Él sólo hace un gesto con la mano y luego arranca.

Doy media vuelta para tocar el timbre de Claire y el celular me suena.

—Hola.
—¿Dónde estás? Creí que iríamos juntos a clase.

Es Evan quién llama y me sorprende que suponga eso porque de hecho no habíamos vuelto a hablar desde la noche en la que lo descubrí mintiéndome. 

—Ah... — dudo.— sí, la verdad decidí ir por mi cuenta.

Unos autos frenan de golpe, casi se chocan y los bocinazos se hace escuchar. Un conductor se baja y comienza a gritar al auto que casi lo choca.

— ¿Estás en la calle?— pregunta por el escándalo que se siente.
—Eh... sí. 
—Bueno, dime en donde estás y te busco.
— De hecho, estoy yendo a casa de mis padres, así que... tal vez llegue para la segunda clase. 

Lo último que quería era que Evan viniera hasta aquí. Quería estar sola con Clarie y saber que es lo que le pasaba.

—¿No quieres que pase a buscarte?— insiste.
—No, está bien. Te hablo luego. 

Cuelgo.

Me arrimo a la puerta y toco el timbre. Pasan unos minutos y la madre de Clarie me atiende.

—¡Ay Juli querida! — me abraza— ¡Que bueno es verte!
—Lo mismo digo, Beatrice. — le correspondo el abrazo. — aunque me gustaría ver más a mi amiga Clarie.
Ella toma su cabeza y me da paso a la casa. — Me gustaría decir lo mismo pero no sé que es lo que pasa, si ya no te hace caso a ti tendré que tomar medidas drásticas y llamar a algún médico.

Subo las escaleras hasta la habitación de Clarie. Toco la puerta dos veces.

—Clarie. — espero. —Clarie soy yo, Julia...

Espero unos segundos que parecen ser eternos.

—Clarie por favor, necesito saber que estás bien. Y en caso de que no lo estés, sabes que puedes hablar conmigo al respecto.

Suspiro y espero unos segundos. A lo mejor está dormida. Me preparo para sentarme en el suelo el tiempo que sea necesario, hasta que salga al baño, pero antes de poder cruzar las piernas para sentarme en modo indio, ella abre la puerta.

Su cara es la peor. Juro que casi me largo a llorar porque jamás la había visto de esa manera. Aún así no digo nada. Me acerco a ella y la rodeo en un delicado abrazo. Ella hace lo mismo y la siento suspirar en mi hombro.

 —Clarie. — murmuro aún abrazada a ella.
—Shhh... no digas nada. — dice suplicando. — pasa.

Entro a su habitación, que no está a oscuras de no ser por una pequeña lámpara de escritorio que tiene cerca de su cama.

Ella va directo a su cama y se acuesta boca abajo. Yo la sigo y me siento en la orilla. Sin decir nada le acaricio el cabello. Sé que eso la relaja.

—Te juro que no sé como manejar esto. — dice con la voz débil.
—Manejar qué.

Ella se gira un poco y me indica con el dedo  su escritorio.

Abro el cajón de su escritorio y encuentro un sobre y un test de embarazo. 

Me llevo la mano a la boca al ver el signo de positivo en el test.

— Tenía los retrasos, ¿Te acuerdas que te conté que tenía mis inseguridades con respecto al período y me recomendaste a un ginecólogo? — me mira mientras toma un pañuelo y se sorbe los mocos. — ya había hecho el test, pero leí en Internet que pueden tener margenes de error, aún así cuando el doctor me examinó me dijo que era la posibilidad de una en millón que se equivocara, pero para que me quedara más tranquila me mandó a hacer análisis. 

—Clarie...— murmuro mientras me giro a verla. — ¿Hace cuanto que...?
— Un mes. Es muy pequeño aún.
—¿James sabe?
—Claro que no. — se tapa la cara. — tengo miedo de que me pida que lo aborte. Es decir, yo quiero tenerlo, pero si él no quiere hacerse cargo, tendré que dejar la carrera y dedicarme a trabajar y todo será mucho más complicado...
—Clarie, Clarie, no...  — me acerco rápidamente a abrazarla. — mira, la decisión que tomes tú es lo que importa. Si decides tenerlo, sabes que siempre vas a tener ayuda para criar a tu bebé. Está tu madre, está Steve, estoy yo... e incluso Patrick, aunque las cosas estén mal entre ustedes, él te quiere y estoy segura de que si necesitas ayuda en algo él no te dejará de lado. Y si decides no tenerlo... — hago una pausa. — tendrás a una amiga que te cuidará y no dejará que nada malo te pase.

Ella me sonríe casi en lagrimas, yo por mi cuenta estoy largando una catarata de lagrimas por mis ojos. Nos abrazamos mutuamente y luego ella se apoya en mi hombro.

—Gracias Julia. De verdad tengo mucho miedo.
—Todo va a estar bien Clarie, te lo prometo. Por ahora, hasta que hables con James, necesito que comas. Estás casi los huesos y pase lo que pase debes estar fuerte en lo que respecta a salud.

—Está bien. Saldré  de mi cueva y comeré. — sonríe. —pero antes necesito una cosa más de ti.
— Dime.
—¿Puedes guardarme esto en tu casa? — señala el sobre y el test. — aún no quiero decirlo acá en casa y conociendo a Beatrice, entrará a mi habitación y revolverá todo. 
—Está bien, yo lo guardo por ti. 

***

Evan.—

Estaba en clase, tratando de prestarle atención a lo que decía Carlson,  pero lo único que hacía era morderme las uñas de tanto pensar porque Julia estaba mintiéndome. 

¡Si! Ya sé que yo le mentí primero, pero tampoco es la cuestión. 

Seguí a Bruno y a Julia un par de cuadras y luego los perdí en un semáforo. Por un momento me dió la impresión de que él me descubrió siguiéndolo, pero Julia ya me habría preguntado por qué los perseguía, así de directa es ella. Y si lo supiera tampoco me habría mentido porque sabe que yo sé que ese no es el camino a casa de sus padres. 

Cuando estoy entrando a la tercera clase, veo a Julia caminar hacia el salón.







Regresaras a mis Brazos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora