Twenty.

1.7K 77 33
                                    

Julia.—

Estoy en el Hall del edificio de Evan, tratando de respirar hondo y asimilar que fue lo que pasó. Todo se descontroló de un momento a otro.

Me debato entre ir arriba a buscar mi campera e irme a casa. La verdad solo quiero tranquilidad en mi cabeza, relajarme y  ver una película, pero no puedo dejar a Evan solo con tres niños revoltosos, el idiota aún no aprende a cambiar un pañal.

Cuando estoy por tocar el botón de ascensor, ascensor que me trae muy malos recuerdos dicho sea de paso, este abre sus puertas y deja ver a Evan.

—Oh, estaba por subir a ver si estaban bien.

Él asiente.— si, por suerte ya se calmaron, están viendo una película en Disney Channel.

—Genial.

—Él me contó lo que pasó.— mete sus manos en los bolsillos de su pantalón. — nunca dijiste que Bruno vino.

—Nunca me diste tiempo a contarte bien como fue.

—Pues dime.

—Estaba esperando a Ethan para que me prestara unos libros que necesitaba, pero él no pudo venir así que vino Bruno por él. Ian se puso muy intenso cuando lo vio, Bruno lo único que hizo fue dejarme los libros y saludó a Ian. Ian estaba de mal humor y se comportó muy maleducado con él, solo le dije que no comería galletas y rompió en llanto. — me encojo de hombros.

—Ian dijo que estabas coqueteándole.

Abro mis ojos a tope. —¿Qué? A ver... — me cruzo de brazos.— ¿me dices que vas a creerle eso a un niño de cinco años, que no tiene ni idea de lo que es coquetear?

—No dije que le creí, sólo me pareció  curioso que lo dijera.— saca sus manos de los bolsillos y levanta los hombros.

Río casi irónica. —Ok... ya veo por dónde viene esto. — dejo caer mis manos pesadamente. — sabes, mejor me voy a casa. Todos están muy alterados y confundidos.— hago énfasis en "confundidos".

Al diablo la campera, no puedo creer que Evan esté haciendo esta escena de celos. Bruno había dejado en claro que esto ya había pasado.

—Julia, espera. No te vayas.

—No, si me iré. Es obvio que tu crees que yo estuve coqueteando con Bruno.

Salgo a la calle mientras escucho a Evan gritar mi nombre. Al diablo con él, que los mocosos se lo coman vivo.

Hago seña al primer taxi que veo y subo.

***

Han pasado varias horas desde que llegué a casa.

Me gustaría estar relajada como había pensando que estaría, pero lo cierto es que me quedé muy mal.

Necesito hablar con alguien. Pero no tengo con quien. Es decir, no voy a llenarle la cabeza a Clarie con mis estúpidos problemas cuando ella está con una situación mucho más complicada ahora.

Salgo a mi balcón a tomar un poco de aire.

—Vaya, hola vecina.

Giro al costado y veo a mi vecino el raro. Raro en el sentido que nunca me saluda o habla cuando nos cruzamos en los pasillos y justo ahora me saluda.

—Hola.

—Dios mío, tienes menos simpatía que un caracol, mujer.

Lo miro asombrada. Jamás había cruzado palabra alguna y ahora este tipo me hablaba como si yo fuera amiga de años. Esa confianza te la debo.

—Bueno, no estoy de humor para ser miss simpatía así que mejor me meto adentro.

—No, espera. — se acerca más a mi balcón. — sólo estaba bromeando, no sabía como hacer para preguntarte donde te hiciste las uñas.

Me río. Qué ocurrencias. Me miro las uñas. — me las hago yo misma, hay un nails store acá cerca, compro algunas cosas y pues... en mis ratos libres me las hago.

Lleva su mano a la boca.— ¿te molesta si algún día te pido que me las hagas a mi?

Me encojo de hombros.— para nada, cuando quieras.

Él sonríe y luego saca una cajetilla de cigarros. Me ofrece. Le niego.

— Hey... — tira humo. — ¿por qué decías que no estabas de humor?

—oh... eso. Nada, discusiones con mi novio. Nada importante.

—¿Tu novio es el alto, de cabello alborotado, verdad?

—El que tiene una moto y anda con pantalones ajustados oscuros.

—Ay si... ya sé quién es. Mi amigo Chase casi se le tira encima, es una loca. Le dije que se calmara porque no quería problemas en el edificio.

Me río. — Evan me dijo que lo acosaron en el ascensor.

—Me hacen pasar vergüenza.— se toma la cabeza. — por cierto, soy Daniel. — me estira su mano.

—Julia.— la tomo.

—Oye, ¿No quieres venir y tomamos unas copitas y de paso me ayudas con mis uñas? — levanta una mano izquierda con uñas salpicadas con un poco de esmalte lila.

— Seguro. — sonrío. — dejame ir por un par de cosas y estaré tocando tu puerta.

Daniel deja salir un pequeño grito de emoción y me guiña el ojo. — te espero, chica.

Me meto a mi apartamento y me dirijo a mi habitación a buscar mi caja con esmaltes para uñas. De reojo veo que la luz de la pantalla de mi móvil se prende e inmediatamente me acerco a ver qué es.

Tenía varias llamadas perdidas de Evan, alrededor de diez. Me asusté un poco. A lo mejor le había pasado algo a alguno de los niños y necesitaba ayuda o tal vez tenía problemas con Mandy. O simplemente quería seguir excusándose en lo que un niño de cinco años había dicho y seguir el pleito.

Justo cuando estoy debatiéndome entre llamarlo o no, su número aparece en la pantalla.

— ¿Qué demonios quieres Evan?
—Tía Cielo... —escucho murmurar del otro lado. Siento como Ian sorbe sus mocos.
—¿lan? ¿Qué pasó?
El niño llora y entre sollozos habla — tía Cielo, te quiero ¿Podrías perdonarme?
El corazón se me escapa por la boca. —Ian, claro que te perdono, sabes que te quiero.

Aunque me haya dicho zorra, no puedo enojarme con él. Es sólo un niño y además me imagino su cara empapada en lágrimas y me dan ganas de llorar a mi también.

En el fondo se escucha a Evan gritar. —Ian, ¿Qué haces con mi celular? ¿Hola?

Evan parece haberle arrebatado el celular al Ian.

Frunzo el ceño. — ¿Podrías devolverme con el niño?
— Julia, ah... Es que pensé que...
—Si, si, tú siempre piensas ¿No? — digo fastidiada. — dame con el niño.

Siento el celular cambiar de manos y otra vez siento la nariz de Ian sorber mocos. — tía Cielo quiero que vuelvas, quiero dormir contigo.

—No puedo ir hora Ian, ya es tarde y hace algo de frío. Pero te prometo que mañana pasaré por ahí y luego iremos a los juegos.
—Está bien. — siento su voz más calmada.
—¿Tú y tus hermanas están bien?
—Sí, mi tío Evan quemó las galletas de Susan, así que tuvimos que tirarlas a la basura. Pero luego pidió pizza y nos quedamos mirando Escandalosos.
—Bueno, debo irme, espero que tengas dulces sueños. Somos amigos de vuelta.
—Te quiero tía Cielo, hasta mañana.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jun 07, 2020 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Regresaras a mis Brazos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora