Tercer Estadio
Capítulo 8/ocho:
Lo primero de lo que fue consciente al despertar fue de lo incómodo que se sentía en su propio cuerpo. Intentó moverse, buscando mayor comodidad, pero incluso si trató de enfocar todas las partes de su dispersa mente en aquel simple movimiento, nada sucedió y comenzó a sentirse atrapado en sí mismo.
La oscuridad en la que se encontraba de pronto no le pareció abrumadora. Era como cuando dejas de sentir un dolor constante que te había torturado durante mucho tiempo y tú soló no quieres dar un paso en falso porque el dolor puede volver y aprecias la dulce paz que tu alma experimenta.
Excepto que él no recordaba haber sentido desesperanza y tristeza, ni siquiera un poco de dolor. Pero sabía que no quería que aquello que lo aquejaba volviera.
Los cabellos negros esparcidos sobre la mullida almohada blanca, mantenían su brillo natural, muy diferentes a la sonrisa llena de vida y el suave rubor que solía pintar las mejillas de la persona que se encontraba sumergida en el mundo de los sueños.
Sus papados pesaban toneladas, pero estaba cansado de mantenerse en aquella incómoda posición que hacía que su espalda y todo su cuerpo doliera.
El único sonido que perturbaba el apacible silencio era el constante y rítmico latido de un corazón que muy probablemente fuese el suyo.
Se concentró en el aire entrando en sus pulmones y la sensación de alivio que eso llevaba consigo. Nunca antes se había sentido tan afortunado de respirar, aunque eso causara que sus costillas dolieran.
¿Dónde estaba? ¿Qué había sucedido?
Tras varios segundos tratando de asumir las sensaciones tan extrañas que sus extremidades le enviaban, fue capaz de sentir la suavidad de una superficie bajo una de sus manos.
La temperatura era agradable y la textura le recordaba a la seda con la que se hacían sus finos trajes brillantes y llamativos.
Poco a poco y sin saber que aquello sería un esfuerzo que le valdría una larga siesta más tarde, el joven abrió los ojos y soltó un suave gemido de dolor al encontrarse un mundo brillante. ¿Es por esa razón que los bebés sólo abren los ojos pocos minutos antes de volver a dormir cuando son muy pequeños? Seguro que sí.
Tuvo que parpadear varias veces antes de ser capaz de poder enfocar algo con claridad.
Los rayos del sol se filtraban por las cortinas abiertas de la ventana de aquella habitación de blancas paredes que a pesar del tiempo se mantenían relucientes y transmitían paz y tranquilidad.
Miró en todas direcciones buscando algo que le dijera donde se encontraba exactamente, pero nada parecía fuera de lugar.
El televisor se mantenía apagado, el vaporizador humedecía la habitación y aquellas bonitas plantas rodeadas de fotografías parecían llevar tanto tiempo ahí que debían haberse convertido en parte de la habitación.
El pelinegro se preguntó si todo el lugar tenía fotografías de personas sonriendo a la cámara en una fiesta o de esas dos donde varias personas se encontraban patinando con grandes sonrisas y bonitos trajes. Al lado, en un gran marco de madera una hoja bastante más grande para ser algo que encuentras por casualidad, tenía la leyenda "Nunca subestimen al Sr. Hanyu" con letra dorada y de molde. Debajo con letra más pequeña se leía un "Recupérate pronto".
Firmas de personas que el joven no pudo reconocer, decoraban cada espacio en blanco que tenía la hoja.
Ese tal Sr. Hanyu era afortunado. Muchísimas personas le querían y le deseaban que se recuperara pronto. Él, por otra parte, estaba solo en esa habitación sin saber dónde estaba en realidad.
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To the stars who listen
Fantasi¿Qué pasaría si aquellos deseos que provienen de nuestra parte más oscura, un día se hicieran realidad? ¿Te gustaría tu nueva realidad o te arrepentirías porque todo cambió? Dedicada a Anny, mi beta. Quien se desveló conmigo aunque cada quien esta...