Capítulo seis: Determinación.

17.7K 1.8K 1.4K
                                    

Harry ajustó la capa de invisibilidad alrededor de su cuerpo, el suave y ligero tacto de la tela mágica acariciando su piel como agua. Una ráfaga de aire había amenazado con dejarlo al descubierto mientras él se encontraba demasiado concentrado en su tarea de espionaje. Una misión de vida o muerte.

Era una tarde nublada y fría de otoño y Harry, en vez de estar disfrutando de la calidez de su casa y de la compañía de sus padres, estaba en medio del Londres mágico, escondido bajo su capa de invisibilidad y muriéndose de hambre por no haber comido nada desde el desayuno, aun cuando Hermione había pasado a su oficina y le había ofrecido algo de almorzar.

Suspiró sintiéndose cansado, aún tenía demasiadas cosas por hacer; formatos por rellenar, casos que checar, investigaciones por hacer y excusas que inventarle a Sirius por no estar en Grimmauld Place cuidando de Teddy, como cada miércoles, cuando Sirius tenía el turno de la tarde en el cuartel y Remus clases hasta la noche en Hogwarts.

Escuchó un bostezo a su espalda, pero Harry no despegó la mirada del edificio de cinco pisos del que según el archivo, debía salir su objetivo en breve. No se perdería ninguno de sus pasos.

Un nuevo bostezo se escuchó y Harry se crispó, furioso por la inconsciencia y la falta de tacto de su compañero. Sí, Harry también estaba cansado y deseaba poder volver a casa y dormir un poco, recuperar algo de las horas de sueño que había perdido a lo largo de tres semanas, pero no se había rendido al cansancio de esa manera.

—¿Cuánto tiempo más estaremos aquí?

—El tiempo que sea necesario, Ron —le respondió intentando controlar su creciente irritación.

—Hemos estado aquí por dos horas, Harry, pronto va a anochecer y está haciendo frío.

—¿Siempre fuiste así de quejumbroso?

Ron no pareció ofenderse por la pregunta.

—Siempre —respondió tiritando por el frío.

—¿Cómo es que nunca lo había notado? —Harry preguntó como una manera de distraer a su mejor amigo.

—Estabas demasiado ocupado siendo el Salvador del Mundo Mágico, supongo. ¿Podemos irnos ya? Hermione dijo que saldría temprano del trabajo así que planeaba cenar con ella, mamá me enseñó a hacer su guiso especial.

La puerta del edificio que se encontraban vigilando se abrió, Harry se enderezó de expectación, pero el sujeto en cuestión no apareció, en su lugar, una pareja de turistas salió hacia la calle charlando en lo que parecía ser italiano. Harry resopló.

—Hermione tiene el turno de la noche —respondió el moreno, retomando el hilo de la conversación—. Me lo dijo hoy durante el almuerzo.

—¿Qué? No, estoy seguro de que dijo que hoy podría salir antes. Quedamos en cenar juntos. —Ron parecía genuinamente sorprendido y molesto. Harry temió haber metido la pata.

—Tal vez fue algo de último momento y olvidó avisarte. Tal vez yo escuché mal, estaba tratando de rellenar mis formularios cuando llegó a mi oficina.

Ron frunció el ceño. Harry evitó a toda costa mirarlo, demasiado avergonzado por haberlos involucrado en una pelea, aunque en realidad esa no había sido su intención, él sólo había intentado extender su charla un poco más.

—¿Te dijo por qué tenía que quedarse más tiempo?

—Sabes que no puede, Ron, que los inefables no tiene permitido revelar ese tipo de información.

—Bueno, como parece que te cuenta más cosas a ti que a mí, pensé que...

—Wow, wow, compañero, detente ahí. Ella no me cuenta "más" cosas, llegó a mi oficina para que almorzáramos juntos, yo tenía demasiado trabajo así que no fue posible y ella lo comentó cuando le dije que no tendría el turno de la noche hasta dentro de un mes. —Ron no respondió, pero Harry lo conocía demasiado bien como para pensar que el tema había sido dado por zanjado—. ¿Qué es lo que sucede? —le preguntó.

Nobody'sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora