Se recargó en la silla de su escritorio, demasiado cansado. Los párpados le pesaban, pero se forzaba a sí mismo a no cerrar los ojos, consciente de que, de hacerlo, terminaría por caer dormido. Ya había perdido la cuenta de los días que llevaba en ese estado, demasiado concentrado en el trabajo, demasiado desesperado. Deteniéndose únicamente para comer cuando lograba recordar que debía hacerlo y leyendo el expediente del caso de Draco una y otra vez, asegurándose de que nada se le había escapado, lo que en estadística era imposible, dada la cantidad de veces que había inspeccionado los archivos.
Talló su rostro bruscamente con sus manos, la barba de semanas picando contra su piel, áspera. Sintió sus ojos humedecerse por la frustración, como cada vez que se encontraba con aquel mismo callejón sin salida, sin respuestas, un paso más lejos de su Omega.
Sintiéndose repentinamente energizado por la frustración, se puso de pie y tomó sin cuidado la carpeta llena de pergaminos que se habían acumulado a lo largo de esos horribles cuarenta y tres días sin una señal de Draco Malfoy. Harry sabía que los arruinaría por completo, pero simplemente no pudo evitar apretujarlos y finalmente azotarlos contra la pared frente a él. Los papeles se esparcieron por el suelo, arrugados.
La primera lágrima resbaló por el rostro del auror y la habitación comenzó a agitarse como si dentro hubiera comenzado a crecer un tifón. Las cortinas se revolvían con el viento, el suelo temblaba y los objetos sobre los anaqueles se caían sin piedad, algunos dañándose simplemente, otros destrozándose por completo. Harry soltó un sollozo, incapaz de controlar el vacío y el dolor que sentía. Una lagrima tras otra cayendo por su rostro, empapándolo de la frialdad de la soledad. De la culpa.
La puerta se abrió.
—Será mejor que te calmes, muchacho, el ministerio entero comienza a preguntarse qué ocurre, no queremos un maldito accidente. En este estado no sirves de nada, ni eres de ayuda ¿así es como planeas encontrar a mi ahijado? ¿Derrumbándote como un idiota? No me decepciones Potter, creí que eras más fuerte que esto.
Harry apretó los ojos, intentando calmarse pero sólo logró que el viento y el movimiento de la tierra se detuvieran, sus lágrimas, obstinadas, aún rodando por sus mejillas. Por supuesto que no servía en ese estado, pero tampoco servía en ningún otro. Por semanas había intentado mantener la calma, encontrar una solución como hacía con todos los casos que se le habían otorgado, dar lo mejor de sí, pero simplemente no había llegado ninguna parte, la situación demasiado personal.
—Lo siento, señor —respondió con la voz entrecortada.
Severus suspiró cansadamente.
Había ido al ministerio después de una visita a Lily quién estaba desesperada, incapaz de consolar a su hijo. Había escuchado de boca de la mujer lo muy mal que su pequeño cachorro había tomado la desaparición del heredero Malfoy quien, aparentemente y sin que nadie se hubiera molestado en informárselo, era su predestinado. Cuando Severus escuchó la historia de boca de Evans había sospechado el tipo de desastre en que Harry se había convertido, pero jamás había esperado encontrarlo en medio de una irracional pérdida del control de su magia, amenazando con tirar abajo todo el ministerio.
El muchacho era poderoso e imprudente y esa no era una buena combinación.
Cualquier escenario que Severus hubiera podido imaginar en nada se comparaba con lo que se encontró cuando abrió la puerta de la oficina de Potter. El desastre de papeles y libros, pero sobre todo, el desastre de persona que era el joven Alfa.
Harry estaba delgado, demasiado, como si no se hubiera alimentado correctamente en días. Su piel antes bronceada y perfecta, ahora pálida como la de un muerto, señal de que no había estado en el exterior en bastante tiempo. Sus ojos verdes apagados y enmarcados por unas horribles ojeras púrpuras. Sus labios pálidos y quebradizos, su cabello un desastre y el cansancio claro en su postura encorvada. Era obvio que el chico no estaba bien, no entendía cómo es que nadie había intervenido, aunque probablemente Potter había alejado a todo el mundo mintiendo y asegurando que todo estaba en orden.
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Nobody's
FanfictionDrarry Esta es la historia de un Omega rechazado que por despecho a su Alfa predestinado decidió que no pertenecería a nadie. Esta es la historia de un Alfa que hará todo lo posible por recuperar lo perdido. Advertencias: omegaverse (Alfa!Harry, Om...