Capítulo diez: Primera vez.

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—¿Terminaste de bañarte? —preguntó su madre tocando la puerta del baño tranquilamente—. Aún tenemos que peinarte y vestirte.

—Puedo hacerlo solo, mamá, no soy un bebé —respondió hundiéndose un poco más dentro de la bañera, el agua enfriándose poco a poco por la cantidad de tiempo que había pasado dentro.

—Sé que no te entusiasma ir a la fiesta pero es importante para tu padre. ¿Lo entiendes verdad?

Harry exhaló, formando burbujas en el agua. Esa noche el ministerio daría una fiesta y en ella anunciarían oficialmente a algunos de los nuevos encargados de diferentes departamentos. A su padre le habían asignado el puesto de jefe de aurores sólo un par de semanas atrás, pero se haría oficial esa noche en aquel evento y toda su familia tenía que estar presente. Harry no se sentía especialmente entusiasmado porque a esas fiestas del ministerio no asistían muchos niños y además de los bonitos vestidos, túnicas y comida deliciosa, él no tenía demasiadas razones para asistir.

—Sí mamá —respondió finalmente con algo de resignación, terminando de enjuagar el jabón con el que se había bañado y poniéndose de pie, su pequeño cuerpo de ocho años temblando por el frío.

Harry salió del cuarto de baño envuelto en una esponjosa bata, sus pies descalzos y húmedos correteando hasta su habitación para refugiarse del frío. Cuando abrió la puerta, su madre ya se encontraba allí, hurgando su armario y sacando algunas prendas formales. Sonrió cuando lo vio entrar.

—Alice y Frank van a estar allí también, podrás jugar con Neville —informó la mujer mirando un par de camisas que para Harry eran exactamente iguales.

La perspectiva de no tener que pasar por ese aburrimiento solo hizo que Harry se sintiera mucho mejor. Conocía a Neville desde prácticamente siempre, su padre era un auror también y además, había sido compañero de Lily y James en el colegio. Neville Longbottom era un muchachito bonachón y algo reservado, pero muy divertido, a Harry no le molestaba pasar tiempo con él.

Su madre dejó en su habitación un conjunto de túnicas tradicionales nada estrafalarias antes de retirarse. A pesar de que la fortuna de los Potter era bastante grande, la verdad era que no vivían rodeados de lujos innecesarios como muchas otras familias, sangrepura principalmente.

Cuando Harry terminó de vestirse y de calzarse los zapatos, su padre entró en su habitación, luciendo realmente bien en aquella túnica de gala que era muy similar a la de Harry. La única clara diferencia entre ellos era el pelo revuelto del pequeño Potter que ahora que comenzaba secarse, lentamente se disparaba en todas direcciones.

—Mira en que jovencito tan apuesto te has convertido —dijo James después un silbido. Harry rodó los ojos.

—Es porque soy idéntico a ti, papá.

—Probablemente —concedió James parándose frente al tocador y señalando la silla frente al espejo para que Harry se sentara—. Pero tú eres mucho más guapo, después de todo, también eres hijo de Lily.

Harry obedeció solícitamente, sentándose de un salto juguetón e infantil. Su padre se paró detrás de él y comenzó a cepillar su cabello con cuidado. Harry lo vio a través del espejo, aplicaba algunas pociones sobre su cabello para mantenerlo en su lugar y luego cepillaba con tanta dedicación que Harry pensó que podría quedarse dormido al ser consentido de esa manera.

La puerta se abrió y Lily se unió a ellos.

—¿Cómo sientes la túnica, cariño? —le preguntó su madre—. ¿Preferirías llevar el traje muggle que te regaló tu padrino? ¿O tal vez el que envió tu tía Petunia?

Harry y James temblaron al escuchar la última pregunta, recordando aquel horrible traje que la hermana de Lily le había regalado a Harry por su cumpleaños. Lily soltó una risita moderada. Después de que Voldemort casi los asesinara y la noticia se corriera como pólvora, Petunia había aparecido arrepentida y sentimental, pidiendo una oportunidad más para rehacer sus lazos familiares. Vernon, su esposo, no parecía muy contento pero no se entrometió en absoluto. Dudley y Harry no se llevaban demasiado bien, el hijo de Petunia era demasiado berrinchudo y consentido y Harry no solía tolerar ese tipo de actitudes, pero se querían, a su manera.

Nobody'sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora