Capítulo 4.

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(Nicolás)

Me acomodé en mi sillón esperando el sonido del timbre. Tenía muchos pensamientos en mi cabeza, no sabía si dejar pasar lo que había visto y perdonar al Jaime, quizás el Edgar me ayude a solucionar las cosas porque es lo que más necesito ahora.

Hasta que por fin sonó el timbre.

Era el Edgar, lo dejé entrar rápidamente a mi casa ya que estaba lluviendo y parecía que no iba a parar jamás. Nos sentamos en un sillón y conversamos algunas cosas hasta que apareció ese tema.

Edgar: Nico, ¿y qué te pasó?

Yo: No sé como decirlo sin ponerme a llorar. -tenía mi voz temblorosa-

No salían palabras de mi boca, quería sólo llorar, las imágenes de ese momento no se escapaban de mi cabeza, quería morir.

Yo: Lo que pasa es que... vi al Jaime con su "ex" -la palabra ex la dije haciendo unas comillas imaginarias con mis dedos- en su casa, los dos sin polera. Yo iba con todo el entusiasmo y la idea de decirle que olvidara a la Ignacia pero no, él se deja llevar por esa perra.

Edgar: Puta Nico, debes entender que el Jaime es medio aweonao y se calienta por cualquier weá, todavía no debe cachar que la Ignacia es una maraca, tampoco le bastó con la pelea que tuvieron en su casa. Tranquilo, mañana voy a ir a su casa a hablar con él.

Yo: No quiero sufrir más por él, ya me tiene chato toda esta weá, sentimientos culiaos.

Edgar: Ya tranquilo Nico, ya pasará. -me abrazó-

Yo: -le seguí el abrazo con más fuerza-

No aguanté más, lloré mientras abrazaba a mi mejor amigo, de verdad no lo aguantaba más. ¿Por qué me pasa esto a mi? ¿Por qué no le pasa a otra persona? El Jaime no la debe estar pasando mal, él no siente nada más por mi que amistad, quisiera realizar un deseo: que el Jaime se fije en mi.

Edgar: Nico, ¿por qué no mejor descansas? Te veí agotado y tení los ojos hinchados y rojos.

Yo: Sí, tení razón... pero tengo la cabeza envuelta en emociones y dudas.

Edgar: Por lo mismo, duerme y mañana aclara esas dudas. -se paró dirigiéndose a la puerta-

Yo: -lo acompañé-

Edgar: Ya chao weón, nos vemos.

Yo: Chao culiao, gracias por la compañía, la necesitaba.

Edgar: No me agradezcai, pa eso están los amigos. -sonrió-

Yo: -reí- Bueno.

Luego de esa conversación y ese cálido abrazo me pude olvidar un poco de los problemas y me fui a dormir, eran las 12 de la madrugada.

(Edgar)

Nunca había visto al Nico tan mal, tan triste y arrepentido de sus sentimientos, de verdad necesitaba ayuda y yo era el único que sabía que a él le gustaba el Jaime. Tenía que hacer algo, y ahora.

Y así es, dieron las 4 de la tarde. Me cambié mi pijama por ropa de calle (sí, soy terrible flojo), tomé mis llaves y fui a la casa del barbón. Mi intención no es decirle al Jaime que al Nico le gusta él pero si decirle lo mucho que está deprimido.

/Casa del Jaime/

Toqué la puerta, me abrió el Jaime y entramos a la casa para luego sentarnos en un sillón.

Jaime: ¿Qué pasa Edgar? -dijo sin ánimos-

Yo: No nada po weón, quería venir a hablar de una weá.

Jaime: Puta weón, ¿es sobre el Nico?

Yo: ¿Leí mentes o qué weá? -reí- Si po, ¿sabí que el Nico anda terrible negativo? Sin ganas de nada.

Jaime: ¿Y por qué weón?

Yo: ¡Cómo que por qué!

Jaime: No sé po weón, si el culiao no me responde los mensajes de Whatsapp ni me contesta las llamadas.

Yo: Chucha, tamo mal. No sé cómo mierda empezar, la weá es que el Nico se preocupa caleta por ti, y le da lata que sigai con la Ignacia porque esa weona te está puro calentando.

Jaime: Ya weón, pero es mi vida po, ¿no será que al culiao le gusto yo? -rió pervertidamente-

Yo: Esa weá sólo la sabe él. -mentí- Pero tiene razón el Nico po, aléjate de esa mina weón, te hace mal.

Jaime: Pero si el otro día la mandé a la chucha, si también me tiene cansado pero... -se sonrojó- las hormonas weón. -rió a carcajadas-

Yo: Aweonao. -reí- Igual en todo caso, está terrible wena la weona.

Jaime: -rió- Ya weón, tengo que pensar bien las weás, tengo un sentimiento culiao que no me deja en paz.

Yo: ¿Cuál?

Jaime: Puta, no te ríai pero... parece que siento algo por el Nico weón, aparte de nuestra amistad, algo me pasa cuando estoy junto a él. -se sonrojó como un tomate-

Yo: Estai rojo. -reí- Entonces, aclara ese sentimiento y cuando estí bien coméntaselo al Nico.

Jaime: Ni cagando, ¡qué vergüenza!

Yo: Qué erí aweonao, así nunca se sabrá nada. Bueno, primero tienes que pensar las weás bien.

Jaime: Dale. -sonrió-

Yo: Ya weón, yo me voy pa mi casa, quiero jugar LOL.

Jaime: Ocioso culiao. -rió-

Yo: Cállate culiao. -también reí-

Después de eso, me fui a mi casa y llamé al Nico.

*Llamada*

Yo: Wena culiao, ¿te cuento lo que me pasó?

Nicolás: Ya weón. -su voz estaba ansiosa-

Yo: La weá es que tení que esperar unos días y se verá una sorpresa po weón.

Nicolás: Puta. -dijo desanimado- ¿Y qué tipo de sorpresa?

Yo: Ah yo sólo sé eso, jeje.

Nicolás: Risa culiá. -rió- Puta me dejai con las ganas.

Yo: -reí- Esa es la idea po weón, ahora piensa y reflexiona.

Nicolás: ¡Ella la filósofa!

Yo: Aweonao. -reí a carcajadas- Ya culiao me voy a jugar LOL, chao pescao.

Nicolás: Chao weón y gracias por tu ayuda.

Yo: No te pongai fleto si po, denada weón, ojalá todo se resuelva po.

Nicolás: También espero esa weá.

*Fin llamada*

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Tres días después

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(Jaime)

Listo, me llené de valentía, voy a ir a la casa del Nico y lo dejaré helado al weón.

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WEEE, ¿qué le hará el Jaime al Nico?

Nyanyanyanya, en el próximo capítulo se viene el SALSEO >0<

Shegamos a los 404 leídos y 66 votos ^u^ Gracias a todos por leer y votar y comentar y reír y llorar y enojarse y y y no sé uwu

Valemon fuerans (っ˘w˘ς)

Risas nerviosas / JainicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora