Risas nerviosas / Jainico

Capítulo 9.

(Nicolás)

Yo: Sí, con él. ¿Quién habla?

Xx: ¡Cállense po weón! Nico, soy la Ignacia. ¿Cómo estai?

Yo: Ignacia no podí ser más careraja, deja de molestar.

Ignacia: No weón, quiero saber que mierda le pasó al Jaime. ¿Está bien? Su mamá me llamó desesperada po.

Yo: -hablándole al Jaime- ¿Tu mamá no sabe que esta maraca culiá te cagó? -él me respondió moviendo su cabeza en un gesto de "no"- Puta la weá.

Ignacia: Ya po Nico, cuéntame.

Yo: Tu EX POLOLO -recalqué esas dos palabras- se trató de matar. ¿Contenta ahora que sabes? Deja de webiar.

Ignacia: ¿Me estai webiando, cierto? -sonaba preocupada-

Yo: Qué imbécil Ignacia, no te webiaría con una weá tan seria.

Ignacia: Dime su sala, necesito ir a verlo.

Yo: NO NECESITAS VERLO WEÓN, DEJA DE HINCHARNOS LAS BOLAS, DEJA DE WEBIAR, EN SERIO. -grité nervioso-

Ignacia: Lo averiguaré yo misma, chao.

*Fin llamada*

(Jaime)

-*(Esto relata todo el punto de vista del Jaime desde que llegó al Hospital hasta la llamada reciente)*-

Me sentía abandonado, cómo si me hubieran tomado y tirado a una camilla para luego trasladarme a un lugar silencioso y con un horrible olor. Sentía voces que me atormentaban, gritos de sufrimiento y rabia y muchas lágrimas caer, aún no tenía la noción del tiempo, sentía una presencia a mi lado, como un ser querido. Quería conversar con esa persona, intentaba ampliar mi vista, pero seguía viendo todo oscuro. Estaba entrando en un estado de frustración y nervios, quería escapar de esta situación, me sentía desolado, sin ningún rumbo a donde ir en esa pieza negra y siniestra.

De a poco tomaba fuerzas para abrir mis ojos que, por cierto, los sentía hinchados. Estaba débil, demasiado frágil y mal para creer todo lo que ocurría en ese preciso instante. Despegué mis párpados lentamente, observando todo lo que había en mi alrededor, tenía una angustia indescriptible, y unas ansias de correr increíbles. Fijé mi vista en la sala, no había nadie, luego miré mis brazos, apreciaba unos cortes simples y unas quemaduras bastante altas, tenía mi piel arrugada y con algunas cicatrices. Seguí usando la mirada, destapé mis piernas que estaban cubiertas con unas sábanas suaves y distinguí cortes demasiado profundos, lo bastante hondos para haber llegado acá, al Hospital.

Me apoyé de lado en la camilla, conchetumare, me dolió. Algo me lastimó mucho y ahí lo vi: mi torso estaba raspado y todavía botaba mucha sangre. Existían heridas aún abiertas en mi pecho... y en mi corazón, sentía soledad, quería despertar y que esto hubiese sido sólo un mal sueño, o mejor dicho una pesadilla, pero ya lo había hecho, me había tratado de matar, ¿había cometido un suicidio? O bueno, casi suicidio. ¿Qué mierda estaba pensando?

¡QUERÍA RETROCEDER EL TIEMPO WEÓN! El Nico estaba sufriendo ahora por mi culpa, de verdad no me explico cómo pude ser tan egoísta y capáz de haber hecho esta weá, soy un imbécil. Necesito despertarme, necesito hablar con mi moreno, necesito que él me explique todo este problema, ¿qué pasó luego de que me dormí sin saber nada en el piso del baño? ¡NICO, AYÚDAME! Me ahogo en dudas, me sofoco en pensamientos y me asfixio en sentimientos de dolor y confusión, quiero estar con mi amigo, o... "amigo".

Escuché la puerta abrirse despacio, mis oídos estaban tapados como si hubieran colocado una bolita de algodón en cada una de mis orejas. Divisé a lo lejos una figura delgada, enfoqué la mira y era él, el weón que tanto deseaba en ese momento. El Nico me hablaba mucho pero yo entendía poco, no podía escuchar muy bien y mis ojos estaban cerrados y ensanchados.