Capítulo IXX

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Victoria.

Justo cuando las cosas iban de maravilla, venía yo con un probable embarazo.

Apenas había comentado aquello de Martha, una duda interminable empezó a hacerse en mi cabeza. Cuando rectifique que había pasado más de dos semanas de la llegada de mi periodo, vino lo peor.

Pensé que con la posibilidad, Kwan iba a estar al par de contento que yo. Me equivoqué, siempre lo hacía.

Apenas Kwan cruzó la puerta, me eché a llorar con una niña pequeña a quién le habían quitado su más grande dulce. Después de media hora de lágrimas, sollozos y fluidos nasales, decidí hacerle frente a mi problema yo sóla y salí a comprar una prueba casera de embarazo.

Mis manos temblaban inexplicablemente, mis lágrimas caían más rápido y de mayor cantidad. Dejé que el tiempo pasará, cinco minutos sólo tenía que esperar.

Había la posibilidad de qué la prueba saliera positiva. Había pasado más de un mes de la última vez, que mantuve intimidad con Kwan. Y ahora que hacía cálculos, la fecha de pre-preñación había sido aquella noche en London.

«Él era el culpable, no yo»

Di un pequeño brinco, cuando el temporizador sonó marcando que los cinco minutos se habían acabado. Respire profundo y caminé lentamente hacia el lavabo del baño, donde se encontraba la pequeña prueba.

-Bien Victoria, no seas cobarde. -me animé, que más quisiera que Kwan estuviera aquí -Una rayita se significa, no estás embarazada. Dos, qué estás preñada del cabrón que apenas sospecho, se fue. -hablé molesta.

Entonces caí en cuenta de algo. Al salir, Kwan había dicho que iba a quererlo más a él, él pensaba que iba a dejar de amarlo por una pequeña-y probable-persona, que ambos hicimos.

«Si será Cabezón»

Respire de nueva cuenta, y tome el solvente.

-Dios que nervios. -susurré en la soledad de mi casa, miré el solvente.

Detuve mi respiración, mis manos apretaron la prueba y caminé hacia el espejo. Me miré y miré mi vientre plano.

-Si él huyó sin saber si estaba o no preñada, no vas a volver con él Victoria O'Kelly. -le dije a mi reflejo, tome mi vientre plano -No vas a necesitar de él, no lo vas a necesitar. -le susurré a mi vientre y tratando al mismo tiempo de convencerme yo.

Miré de nuevo la prueba.

Dos rayitas.

Kwan.

Sabía ahora mismo que miraba desde mi Oficina la belleza de Manhattan, que mi reacción ante Victoria había sido de un total cobarde.

Pero sabía también, que un bebé echaría a perder todos los planes que tenía con Victoria, una vez que le propusiera matrimonio. Y un bebé no estaba en mis planes.

-Parece que estás en otro mundo, Kwan. -escuché la voz alegre de Jayson.

Lo único cierto es que no estaba en otro mundo, estaba echando muchísimo de menos a Victoria.

-¿Qué pasa?. -le pregunté aún de espaldas.

Ayer apenas salí del apartamento de Victoria, llamé a mi Secretaría para que pudiera buscar el primer vuelo de regreso. No dormí buscando un vuelo, y ahora que le había dado el día libre a Joanna, todo me era más complicado.

-Parece que Victoria no aceptó ese anillo. -susurró a mi lado -¿No fue así?. -cuestionó.
-Ella dijo que sí.

-¿Entonces qué te tiene tan abrumado?.

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