Epílogo.

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Apenas había pasado un día desde que Kwan había tomado ese avión y lo extrañaba demasiado. No había recibido aún su llamada para saber que ya había aterrizado, pero sabía que se encontraba bien. 

Jayson no se había despegado de mi y esperaba que no lo hiciera hasta que mi madre o Martha llegaran. Ella sabían con anticipación del vuelo de Kwan, pero minutos antes de abordar el suyo hubo una falla técnica que hizo que se retrasarán un día.

—Victoria, ¿Te molesta que te deje media hora sola? Tengo que ir a resolver unos problemas a la empresa.

—No te preocupes, ve.

—Vuelvo enseguida. —lo observé salir de la habitación.

—¡Jayson!. —lo llamé —Te quiero. —dije cuando observe su rostro en el marco de la puerta.

—Yo también.

Escuché la puerta de la calle ser abierta y cerrada al mismo tiempo. Tomé la manta que se encontraba en mis pies y la subí hasta que quedé completamente tapada con ella. No tarde en quedarme dormida, eran los últimas semanas antes de entrar en labor de parto.

(.....)

—¿Jayson?. —pregunte en la oscuridad de mi habitación.

Una nueva punzada en la parte baja de mi abdomen me hizo soltar un gemido de dolor. Un nuevo y fuerte ruido en la cocina se escucho.

La puerta de mi habitación fue abierta abruptamente, que la pequeña foto de Kwan y yo en nuestra boda cayó al suelo. Rompiendo el vidrio con el impacto.

—¿Quienes son ustedes?. —pregunte.

Había dos tipos en la puerta. No conocía a ninguno, pero no parecían ser buenas personas. No cuando uno de ellos trae un arma en sus manos.

—Dijiste que la casa iba a estar sola. —comentó el del arma al otro.
—Eso debía pasar, Jayson no era tan tonto para dejar sola a la mujer embarazada de su mejor amigo sola.
—Lo fue. —susurró antes de caminar hasta a mí.

Sin importarle mi estado, tomando fuertemente de mi cabello hizo que cayera de rodillas en el suelo. Chillé de dolor cuando un fuerte punzada dio en mi vientre bajo.

—No quería hacer esto, pero voy a tener que matarte.

Jayson.

—¡Para eso me llamaste! ¡Es una estupidez!. —vocifere molesto
—Lo lamento señor, él dijo que era urgente. —

—Pues no lo era. Ahora volveré a casa, procura que la próxima vez si sea una emergencia.

Molesto salí de la oficina, justo en el mismo momento en que mi teléfono empezaba a vibrar.

—¿Bueno?.
Comunicame con Victoria, por favor.
—Tuve que salir por una emergencia en la empresa, marca a tú casa.
—¿Crees que no lo he hecho? ¡No contesta!
—Tranquilizate. Estoy saliendo de la empresa, cuando llegue te marco.
—Por favor corre. Siento que algo anda mal.
—Adiós.

Lo cierto es que Kwan se escuchaba bastante intranquilo por la línea. Yo espero que todo este bien.

Mi teléfono volvió a sonar.

—¡Dios mío hombre ya te dije que voy saliendo!
—Disculpa Jayson, soy la mamá de Victoria.
—Perdone señora, es que con lo del viaje Kwan se está volviendo paranoico y me ha estado molestando. ¿Qué se le ofrece?.
Quería saber si podrías venir por Martha y por mí al aeropuerto.
—Estaré ahí en veinte minutos.

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