Capítulo XXIII

11.2K 617 4
                                    

6 meses después.   

Observé la oscuridad de la madrugada. Faltaban veinte minutos antes de las cinco de la mañana y yo ya me encontraba despierto.

Hoy exactamente se cumplían seis meses desde el accidente en que Victoria perdió al bebé. Los siguientes meses fueron los peores, se había aislado totalmente de todo y todos.

Había tenido que usar de mi influencia para que Nathaniel le diera el tiempo suficiente y no perdiera su trabajo. No comía, no dormía y en algunas ocasiones tuve que bañarla a la fuerza. Sólo se dedicaba a culparse de ello y a llorar.

Después de tres meses interminables, terminaron. Un día salió de la cama temprano, corrió por las calles y regresó al trabajo dónde todo mundo se sorprendió. No era para menos, hacía tres meses que no sabían nada de ella.

Retomar la relación que tuvimos fue demasiado complicado, a pesar de haber estado con ella durante ese largo y torturoso momento, ella se negaba totalmente a seguir conmigo.

«No puedes estar con la persona que mató a tu bebé» Palabras explícitas de ella. Me volví un cursi, le llevaba flores, chocolates y el día de su cumpleaños alquile una casa a las afueras de la ciudad. Dónde nos entregamos en nada más y nada menos, que amor y placer.

Sonreí cuando la observé buscarme entre las sábanas. Levantó la cabeza y después de frotarse ligeramente los ojos, me miró ceñuda.

—¿Qué haces despierto? Regresa a la cama, tengo frío.

Su voz ronca mañanera, sin duda despertaba algo más que amor. La amaba demasiado, tanto que quería estar con ella antes todos y todo.

—Por favor Kwan, vuelve a la cama.

No esperé más palabras, caminé hasta la cama y me metí a su lado. Sonreí cuando la sentí envolverse por completo en mi cuerpo.

—Por cierto, señor madrugador, feliz cumpleaños.

Susurra besando mi cuello. Acerqué su cintura a la mía con una sóla mano.

—Te digo lo que realmente puede hacerme feliz este día.

—¿Qué?. —pregunta impaciente, y a la vez sonriendo ligeramente.

Me levanto de su lado y camino hasta el saco del traje que traía puesto hace unas horas. Saco la pequeña caja de terciopelo y escondiendolo de ella camino de nuevo hasta ella.

—¿Qué traes ahí?

—Mi regalo de cumpleaños.

Victoria ríe ante lo que acabó de decir y frunce su ceño confundida.

—Tonto, no puede ser un regalo si ya lo viste.

—Digamos que viene en dos partes. —Victoria vuelve a reír.

Calla abruptamente cuando me pongo de rodillas a si lado y tomo si mano.

—Te lo pedí hace tiempo, por circunstancias decidiste devolverlo. Pero ahora, juro por lo más sagrado de mi vida que quiero amarte por el resto de ella.

«Quiero desperta a tu lado y anochecer de la misma forma. Quiero lidiar con tus desastres y aprender de tus errores, quiero convertirme el padre de tus hijos y que tu seas la hermosa y preciosa madre de mis hijos. Quiero hacerte el amor hasta perdernos en el paraíso y despertarte con besos por todo el cuerpo. Quiero que tú, Victoria O'Kelly seas mi mujer, mi mejor amiga y consejera. ¿Quieres ser mi esposa?»

Para cuando termino Victoria se encuentra hecha un mar de lágrimas. Sorprendiendome después de respirar, ríe.

—Es realmente romántico tu forma tan....especial de pedirme que me casé contigo. Ahí de rodillas como dios te trajo al mundo, ¿Me pides casarme contigo?.

Nuevamente empieza a reír, observó mi atuendo que es nada más y nada menos que, nada. Siento mis mejillas enrojecer y la risa de Victoria aumenta. Cuando estoy a punto de ponerme de pie, su mano toma mi antebrazo.

—Quiero hacer feliz al hombre que amo el día de su cumpleaños. Pon ese anillo en mi mano.

Sin decir más deslizo el anillo en su dedo anular y después depósito un beso esos enrojecidos labios.

Le hice el amor lentamente, la amé como nunca y después la mime. La amaba demasiado que no había palabras para explicarlo, era sobrenatural la forma en que la amaba.

Siempre voy a estar totalmente agradecido aquel día en que la conocí. Aquella noche lluviosa, hoy hace tres años. Pero más agradecido voy a estar con la empresa a la que le trabaja, por haberle dado aquella carpeta con mi nombre escrito en ella.

(....)

—Bien me voy. —habló desde la puerta.
—¡Espera!. —grito —Te amo.

Susurrando beso sus labios y ella de la misma forma me corresponde.

—Regreso en un par de horas.

—Ya te extraño. —hago un puchero

—Lo sé. Pero ya te dije que puedes venir con nosotras.

—Pero ya te he dicho yo que no me gustaría interrumpir tu día de chicas. Con cuidado y te amo.

—Y yo a ti.

Cierro la puerta detrás de ella y me siento de nuevo en el sofá, prendo la televisión y me entretengo en un partido de baloncesto.

Victoria.

—¡Matha!. —grito apenas la veo.

Mi hermana se gira y me observa con una enorme sonrisa en su rostro. Cuando la llamé para que viniera a Nueva York ye ayudará a escoger mi vestido de novia, gritó de felicidad.

—Vicky, por dios aún no puedo creerlo. —susurra abrazandome.

Observo por arriba de sus hombros a Dylan, la actúa pareja de ella. Y es que ese hombre es un partido realmente bueno, la aceptó con Mathias y no puedo estar más que agradecida con él por eso.

—Dylan.

—Victoria, muy felicidades.

—Gracias, ¿Vas a hacerte cargo del pequeño Mathias?. —la pregunto observando como lo alimenta.

Asiento y después de unas cuantas palabras nos despedimos para empezar la búsqueda del mejor vestido de novia.

Tengo el mejor regalo que le puedo hacer a Kwan, se sorprendió cuando le pedí que por favor nos casaramos la semana que viene. Lo que tengo preparado para él no puede esperar mucho tiempo, no después de todo lo que ha esperado.

Andamos de una tienda a otra en la avenida más transitada de Nueva York, en busca de un sencillo pero atractivo vestido de bodas. Nomás nos casaremos al civil y tendremos una pequeña ceremonia después de eso. Sólo familiares, sólo eso.

—Estoy segura que ese le encantará a Kwan. —dice Martha.

Observo mi reflejo en el espejo, seguro le da un infarto al verme con el vestido el día de nuestra boda.

FollameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora