Capítulo XXII

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-Voy a dejarlos sólos. -habló Jayson -Felicidades. -dijo saliendo de la Oficina.

Escuché tomar aire a Kwan repetidas veces, cuando lo observé sudaba frío y se veía más pálido.

-¿Te encuentras bien?

Sentía que en cualquier momento se iba a desmayar, no pude decir con burla mi pregunta.

-El perfume de Jayson me marea. -contestó -¿Porqué no me lo dijiste?. -preguntó dolido.

¿Qué? ¿Está idiota? Lo observé molesta realmente, pero se esfumó cuando observé sus lindos y coquetos ojos. ¿Acaso va a llorar aquí?.

-¿Ahora vas a llorar?. -susurré

«Más tacto no podías tener Victoria»

-A Jayson se le olvidó decir que también los cambios de humor me pegaron. -ahora río.

Rode los ojos molesta. No llevaba ni una hora con él, y sus cambios de humor ya me habían dado tortícolis.

-¿Porqué no me lo dijiste?

-¿Acaso se te olvidó que apenas sospechaste, te fuiste?.

-¡Por supuesto que no! ¡Jayson te marcó y le dijiste que no! ¿Porqué?

-¡Porqué no te necesito! ¡No te necesitamos!.

Las palabras fluyen de mi como sin nada. Tampoco es algo que no sea más que la verdad.

-Soy su padre.

-¿Ahora eres su padre? ¡Porque según mis recuerdos, dijiste que ojalá no estuviera embarazada!

-¡Tenía miedo!. -suspiro -Tengo miedo. -confeso, reí sin ganas.
-¿Acaso me has preguntado cómo me siento yo?. -acuse -¡Estoy aterrada! En ocasiones no sé cuidar de mí! ¡Mucho menos de un bebé!

Nuestras respiraciones eran rápidas. Sentía los latidos de mi corazón, pegados a mi pecho y con ganas de salir de ahí.

-Kwan no te necesito, llevó casi tres meses sóla en esto. Ya no eres indispensable en ello.

Y sin más caminé hacia la recepción. Necesitaba tiempo, quizá había sido demasiado dura con él. Pero era la verdad.

Para mañana cumplía mi primer trimestre, y él ya no me era indispensable, no, ya no. Me dolió en el alma verlo de aquella forma, pero lo tenía más que merecido.

-Buenos días, Victoria. -habló Rebeca.

Rebeca era una chica linda de unos ojazos verdes con cabello negro. Pero había aprendido a mantener mi distancia, cuando Jeremy me lo sugirió. La chica era demasiado competitiva y lograría hacer todo para tener lo que quiere.

-Buenos días Rebeca. -saludé cordial.
-Escuché que recibiste un aumento por el buen trabajo con Derek. -habló a mis espaldas -Se me hace raro que con tan poco tiempo ya tengas un aumento pero quiero que sepas.......
-¡Victoria!. -escuché gritar a Kwan.

Ambas volteamos hacia la persona, realmente se encontraba mal. Ahora realmente sudaba, y traía lágrimas en los ojos.

-Es una lástima. -escuché susurrar a Rebeca.

Segundos después me encontré rodando escaleras abajo. Solté un gritó de dolor cuando por fin dejé de rodar, sentí como algo se desprendía de mi estómago, lo que hizo inmediatamente llevar mis manos hacia él.

El dolor era insoportable, cada vez aumentaba más. Mis lágrimas ya había hecho acto de presencia y podía jurar que mis alaridos se escuchaba en toda la planta. Observe los ojos bipolares de Kwan, entonces pude caer rendida ante una obscuridad que iba acompañarme por un rato.

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