COSA

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Los asaltantes conducían muy rápido, se pasan los topes y giraban en calles bruscamente, aunque era increíble que condujeran mejor que mi padre.

—No es que les quiera decir cómo huir de un robo al banco… — Comencé.

—¿Qué dices? — Rodrigo volteó a mirarme.

El enmascarado conducía, Rodrigo era el copiloto y a mi me tenían atrás.

—Bueno, la policía los viene siguiendo muy de cerca y yo que soy la rehén estoy sin ser amenazada. — Les hice ver.

—¿Qué sugieres? — Rodrigo era un buen tipo.

—Que se detengan, la policía los amenazará pero entonces ustedes les dicen que si ven alguna patrulla siguiéndoles me matarán. Me metes como copiloto y tú desde el asiento de atrás me apuntas a la cabeza.

—Creo que la bocona tiene razón. — Le comentó al enmascarado.

—Lo haremos. — Se detuvo, la policía también, salí, Rodrigo me tomó y con un arma apuntándome les dijo exactamente lo que le sugerí.

Me subí de copiloto y Rodrigo en el asiento de atrás apuntando con el arma a mi cabeza.

—¿Traen su pasaporte? Porque en el aeropuerto no creo que los dejen pasar con un pasamontañas y un arma, aunque no soy experta en robos o en huidas. — Abrí la guantera y había unos cacahuates, los comi.

—Por eso tenemos un jet privado. — Me contestó un poco molesto el enmascarado.

—¿Y porque no mejor tener un escape limpio? — Seguía comiendo cacahuates — Pueden ir y comprar boletos de avión tradicional. No usar el jet, eso sería muy obvio porque podrían rastrear ese. — ¿Por qué los asaltantes no piensan en algo más complicado?

—Tiene razón. —Rodrigo era fácil de manipular.

—Pero no podemos parar en nuestra casa. — Le contestó el enmascarado.

—¿Por qué no? —Pregunté. — Ya no los sigue la policía.

Debía salir de esta, el señor Alexander y yo debíamos estar juntos.

—Tiene razón, ya no nos sigue. Podemos parar dos minutos, tú entras por los pasaportes y a mi me toca conducir. — Rodrigo también tomó cacahuates.

—De acuerdo — Soltó después de unos segundos de pensarlo.

Se desvió del camino y se estacionó en doble fila.

—Solo serán unos segundos ¿Crees que nos levanten una infracción? — Rodrigo parecía preocupado.

— ¡Estupido! Acabamos de robar un banco ¿y te preocupa una infracción? — El enmascarado por fin se quitó el pasamontañas, ahora sí que me encanta ser su rehén.

El enmascarado que ya no estaba enmascarado bajó del auto y Rodrigo se pasó al asiento de enfrente.

—Hola — dijo al entrar.

—¿No sé está tardando mucho? — Pregunté

—Sí, eso creo. — Habían pasado 30 segundos desde que el enmascarado ya no enmascarado había entrado a la casa.

—De seguro tiene problemas para encontrar los papeles.

—¿Crees? —Trataba de ver por las ventanas de la casa, muy grande para ser sinceros.

—¿Por qué no vas a buscarlo si sabes dónde están? Así será más rápido. — Recomendé. — Él sabe dónde están sus papeles pero ¿Los tuyos? Puede tardar más tiempo en buscar tus cosas.

Mi bella niñera.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora