INDEPENDENCIA

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POV ALEXANDER

Iba a la cocina por una gran rebanada de pastel, debía festejar esto.
Cuando entré ví a la señorita Valeria con su madre ya comiendo pastel, así que me serviría algo de café y ya que estoy celebrando, me alocaré un poco y le pondré leche.

—Buenas tardes, bellas damas. Tengo una pregunta para ustedes. —Me senté al lado de la señorita Valeria y tomé su cuchara para comer pastel. —¿Qué es mejor que una nominación para los Oscares? — Les pregunté.

—Su cara en un hijo de Val.— Respondió Lucía, la madre de la señorita Valeria.

—Hablo en serio.— Me reí.

—Yo también. — Me respondió con voz amarga.

—¿Está nominado para un Oscar? — La señorita Valeria se quedó sin aliento.

—No. — Fingí tristeza. Su cara también cambio. —¡Estoy nominado para cinco! — La señorita Valeria saltó sobre mi. 

—¡No puedo creerlo! ¡Estoy tan… — Dejó de gritar y me miró fijamente, solo ella podía ponerme nervioso. —¿Iré con usted? — Me preguntó.

—Claro que sí. — Me sorprendía que dudara de eso.

—¡Estoy tan feliz por usted! — Regresó a su lugar.

—¿Para qué está nominado? — Me preguntó Lucía.

—Casi todas las nominaciones son por la película romántica, Eterno amor.

—No la he visto. — Lucía no parecía feliz por mi.

—Debería, es sobre un hombre rico que pierde el amor de su vida, así que hace los votos para nunca más volver a fijarse en otra mujer. — Sonreí amargamente.

—¡Está loco! — Lucía se levantó, me golpeó en la cabeza y después a la señorita Valeria. 

—¡Mamá! Es solo una película. Y es muy hermosa, ni siquiera la joven y hermosa institutriz de sus hijos pudo convencerlo. — La señorita Valeria estuvo a mi lado en esa premiere, como en todas. —No sé qué pasa después de eso, estaba llorando como nunca y después me desmayé. — Se metió más pastel a la boca y yo fuí por mi café. 

—¿Dónde estará Andrés? ¡Le dije que fuera a avisarle a las niñas! — Saqué la leche del refrigerador.

—Ellas dicen que no bajarán hasta saber cuántas nominaciones tiene Navarro. — Andrés entró a la cocina con cara seria. 

—¡Por favor! Cómo si eso importara. Yo no soy tan infantil como para que mi felicidad sea eclipsada por los logros de ella. — Le eché leche a la taza y moví el café. —¡Sólo tiene 2! — Grité de la emoción. Las niñas entraron sonrientes. 

—¡Papá, lo lograste! —La señorita Valeria se nos unió al abrazo y hablaban ya de qué se pondrían para la gala. — ¡Hasta derrotaste a Navarro!

—¡Alexander! ¿Qué haces abrazando niñas? Debemos salir a dar entrevistas y esas cosas. — Paula tomó mi café y comenzó a beberlo.— También debo ir con la diseñadora. ¿Cómo me vería espectacular para ese día? 

—En un ataúd. — Andrés salió de la cocina.

—¡Paula, debemos hacer tantas cosas! — Fui y le di un beso en la mejilla, me senté al lado de Lucía.

Escuchaba los murmullos de las niñas y la señorita Valeria, hablaban sobre los colores que usarían y que era asombroso salir en televisión, yo solo las oía feliz, no hay nada mejor que la alegría de tu familia por los logros que han costado años construir para que se estén volviendo realidad, hasta ganarle a Navarro era realidad. Ya quiero ver la cara de esa arpía.

Mi bella niñera.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora