JOHN

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POV VALERIA.



Mientras comíamos, Michelle nos contaba de su nueva conquista, aunque no se conocen y solo se hablan por mensaje.

Esto es una maravilla, Michelle me enseñó a hacerlo y he hablado por cuatro meses con un hombre que vive en otro país, tiene 27 años, es muy divertido, me escucha, soltero, sin hijos, no vive con su madre y piensa que no estoy loca. Pactamos nunca mandarnos fotos para que las cosas siguieran puras entre nuestra amistad, aunque no es como que yo quisiera solo su amistad.

— Se llama Sergio, él me envía emojis y memes.

—¿Emojis y memes? ¿Qué es eso? — El señor Alexander parecía no entender nada.

— Algo juvenil, no lo entenderías papá. — Michelle se burlaba del señor Alexander.

—Pues John y yo seguimos hablando, ¿Saben cuánto gana al mes? — Quise presumirles.

— ¿Más que yo? — El señor Alexander bebía de su copa con una leve sonrisa de lado.

—Bueno, no. — Admití.

—Entonces no es importante. — volvió a su comida.

— Pues Sergio y yo no hemos tenido contacto físico, ni siquiera sé quién es. — Michelle parecía confundida.

—Lo del contacto físico me gusta. — El señor Alexander sonreía.

— Eso es bueno. — Adela entró a la conversación. — Por eso sigue hablando contigo, porque no ha visto tu cara.

—¡Cállate, niña! — Michelle se estaba molestando.

—Oigan, basta. — Las detuve. — Vayan a lavarse los dientes y a la escuela. — Ellas me obedecieron.

—Señor, ¿Puedo salir un momento? antes de que llegue Paula. —Andres pedía permiso.

—¿Por qué antes de que ella llegue? — Le preguntó.

—Me encargo entregar un paquete personal, y si no se envía antes del 11 tendrá serios problemas. — Nos mostró el paquete.

—Andres. — Llamé su atención. — Hoy es 12.

—Lo sé.

—Tenias que enviarlo ayer.

—¿Cuál es el punto? — Andrés no parecía entender.

—El punto es que ¿Por qué quieres enviarlo hoy? — El señor Alexander y yo no entendíamos nada.

—Para que ella no se entere y los problemas la tomen por sorpresa. — Se encogió de hombros y salió del comedor.

—¿Qué hará el fin de semana, señorita Valeria? —El señor Alexander iniciaba una conversación.

—Nada especial. Quizá ver el maratón de las novelas, Andrés ve una que trata sobre una empleada que está perdidamente enamorada del jefe, al parecer es la institutriz de sus hijos y es una tonta. — Le contaba la trama.

—¿Por qué? — Quiso saber, estaba muy interesado.

—Porque ella está esperanzada a que él la voltee a ver, ¡está desperdiciando su vida! —Lo pensé un segundo. — Aunque no sé porque la veo si no me gusta, no es mi estilo. — Volví a mi comida.

Su teléfono sonó.

—¿Le molesta si contestó? — Señaló el teléfono.

—Para nada. — Le sonreí.

Paula entró al comedor y se sentó frente a mí sin hacer ruido al ver que el señor Alexander estaba en el teléfono, él solo había hecho su silla hacia atrás y miraba a otro lado mientras hablaba.

Mi bella niñera.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora