Capítulo 28

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—Pasa —digo sin apartar la mirada del móvil cuando golpean la puerta de mi habitación.

—¿Tienes un momento?

Alzo la mirada del móvil un segundo para mirar a mamá.

—Claro —asiento dejando el móvil a un lado y me acomodo en la cama. Mamá se sienta a mi lado.

—Bueno, llevas aquí casi dos meses y aún no hemos hablado.

—Sí que hemos hablado mamá —ruedo los ojos y me dedica esa mirada que todas las madres tienen.

—No hemos hablado de ese tema.

Suspiro.

—Ni falta que hace mamá.

—En eso te equivocas, Hailee. Hace mucha falta. Si hubiésemos hablado antes, no hubiese ocurrido lo que ocurrió.

—Mamá —le digo en un tono que deja claro que no quiero que siga.

—No hija. Vamos a hablar, te guste o no.

Gruño.

—¿Quieres hablar? Bien, habla —la reto cruzándome de brazos y mirándola fijamente.

—Sé que pasó hace ya un año, pero es algo serio y es necesario hablarlo. No sabes el susto que nos diste. Casi te pierdo, cariño.

Ruedo los ojos.

—Eres demasiado dramática, mamá.

—¿De verdad crees eso? —me pregunta molesta fruciendo el ceño y asiento indiferente —¿un coma etílico a los 16 te parece una tontería?

Bajo la mirada.

—Por lo menos no fue a los 11... hay muchos casos que...

—¡Hailee! —me interrumpe —no me lo puedo creer que te lo estés tomando a cachondeo, coño. 21 años es la edad legal para beber alcohol.

—Eso en Estados Unidos. En Argentina no. Allí es 18. —la corrijo.

—Como quieras. Tampoco tenías 18 —me riñe —Y no creas que aunque tuvieras más de 18 no te reñiría por un coma etílico.

—Bueno mamá, eso es agua pasada.

—¿Pero es que eres consciente de lo que estás diciendo? —me dice cada vez más exaltada.

—Joder mamá. Desde ese día no he vuelto ni a beber ni a fumar. ¿Qué más quieres? ¿Que me meta monja? —le digo enfadada.

—¡Que no bromees! Es algo serio.

—¡Que ya lo sé!

—¡Y no me grites!

—¡Has empezado tú, mamá! —le grito y suspira.

—Solo me preocupo por ti —dice en un tono más calmado después de unos segundos en silencio.

—Te lo agradezco pero estoy bien.

—¿De verdad que no bebes ni fumas? ¿Ni siquiera en las fiestas a las que vas con tus hermanos?

—De verdad.

—Pero no sé. Tal vez empiece a hacerlo poco a poco. Ya no me va pasar lo mismo. Aprendí mi lección, te lo prometo —le digo recordando lo mal que pasé.

—No creo que sea una buena idea. Por lo menos espera hasta los 21...

—Me dices que no bromee, pero tú sí que lo haces... ¿porque era coña, no? —le digo refiriéndome a lo que ha dicho sobre los 21 años.

Aléjense De Mí, Idiotas. Hailee Grier. Magcon.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora