Yulia había estado volando en fiebre durante la noche, llegando casi a tener convulsiones, así que Yuri y Otabek decidieron alejar a su cachorro para que no se contagiara, lo cual fue una gran lucha.
–Yulia esta mala, por eso no puedes jugar con ella hoy ¿Esta bien?
–No, yo también quiero cuidar a Yuli– dijo el pequeño cruzando sus bracitos decidido.
–Mamá ya la esta cuidando, no hace falta que Albek lo haga.
–Pero y si se pone mal mami también?
–Eso no va a pasar– dijo el moreno con una sonrisa.
El pequeño asintió, aunque no estaba del todo convencido, y Otabek decidió que mirar la tele sería lo mejor para distraerlo. Mientras él se sentaba tranquilo frente a la pantalla, su papá se fue a ver como seguían Yuri y la cachorra.
–Ey amor, todo bien aquí?
–Para nada– dijo el rubio sacando el termómetro de la boca de la niña–. Tiene 38°, la voy a llevar al médico.
–¿Quieres que te lleve?
–Si, de paso puedes llevar a Albek y hacer las compras– mencionó alzando a la pequeña en brazos.
–Si eso haré– dijo acercandose a ambos y besandolos en las frentes a ambos.
Salieron de la habitación con la pequeña durmiendo, armaron la pequeña mochila y la lista de compras, mientras su pequeño omega se vestía para ir de compras con papá.
[...]
–Bueno, nos veremos en dos horas– dijo el rubio cuando saco el turno para su hija y la dejó en el sofá con su mantita–. Ustedes dos preocupense de conseguir las cosas anotadas ¿de acuerdo?.
Yuri se arrodilló y beso en la frente de su cachorro, pidiendole que no se separara de su padre, después se levanto y beso a su alfa.
–Cuida de Albek, ya sabes que le gusta jugar en el super, y por favor no olvides la leche sabor vainilla, así le podré preparar su mousse a Yulia cuando volvamos.
–Ok lo haré, no te preocupes, ya los hemos llevado antes de compras.
–Si, pero eran bebés. Recuerdas que dejamos de llevarlos cuando cumplieron tres años, desaparecieron de nuestro lado, desde entonces nos turnamos para ir.
–Yura, bebé– dijo dándole un beso y mirándole a los ojos le dijo–. No voy a perder a nuestro cachorro, ya tiene seis creo que sabrá quedarse quieto.
Yuri sonrió y asintió, luego les dio un último saludo y se fue a sentar al lado de su pequeña. La cual seguía afiebrada y temblaba levemente, el ruso la alzó y la acomodo en su regazo, meciendola mientras le arrullaba. Se sintió muy bien mientras esperaba hasta que se sentó a su lado un alfa, alto moreno y de ojos verdes, el cual olía extremadamente ácido, rozando lo desagradable, por suerte su cachorra estaba dormida, porque, sino, seguramente le habría gruñido por acercarse tanto a su mamá.
El hombre lo miraba, a él y a su pequeña, y solo para no ser desagradable lo miro y le preguntó.
–¿Necesita algo señor?
–No, nada... Perdona pero ¿Eres Yuri Plisestki?
–Ah, si soy yo.
–Wow, soy tu fan. Es una sorpresa verte, todos tus seguidores creíamos que habías desaparecido. Ya sabes, como no entraste a ninguna competencia cuando cumpliste veinte ni después.
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Diario de la familia Altin-Plisetski
AcakMuchas historias terminan con un bebé, la muestra más grande del amor que se tiene la pareja. Sin embargo la experiencia de ser padres por primera vez no se cuenta ni se muestra como es, se deja de lado como si lo más importante ya hubiera terminado...