{XXIV} Problema 7: El enemigo de Ash

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Aslan era un pequeño alfa simplemente divino, ya con 5 años iba al jardín de infantes en la misma escuela que sus hermanos - los cuales estaban a nada de iniciar la secundaria -, y había conseguido que todos sus profesores y compañeros lo amaran, o bueno, la mayoría por lo menos.

En su misma clase había un niño llamado Yut Lung Lee, un pequeño omega de ascendencia china y con tendencia al travestismo, el cual no se cansaba de intentar hacerle la vida imposible al pequeño de ojos verdes.

Al inicio Ahs ignoraba las provocaciones de la princesa de la guardería, pero poco a poco se fue cansando de sus interrupciones a la hora del juego y de que le quitara los juguetes que él elegía primero. Así que un día de esos, qué el niño le había sacado la pistola de plástico que él usaba para ser policía, Ahs se canso y lo empujó.

No fue un empujón fuerte con intención de lastimar, el rubio solo quería que lo dejara en paz, así que apenas vio que el cuerpo del pelinegro se estampó en el suelo se acercó ayudarlo.

–Lo siento Yut, no quería que cayeras– aceptó asustado.

–¡¡¡ASH EMPUJÓ A YUT LUNG!!!

La voz de sus compañeros empezaron aturdirlo, el pequeño de ojos oscuros empezó a llorar, no tanto por el dolor sino por crear una escena, lo cual funcionó a la perfección ya que la maestra llegó en seguida ayudarlo y a mandar a el alfa de penitencia.

Ash aceptó su castigo y se fue al rincón, pero ya ahí empezó a lagrimear, él había pedido disculpas, eso era suficiente ¿No?, en su casa siempre que sus hermanos peleaban todo se solucionaba cuando pedían perdón.

Nunca había estado de castigo así que no entendía muy bien como funcionaba ni cuanto tiempo llevaría, así que decidió solo esperar a que su maestra se acercara.

Cuando lo hizo él se levantó con cara de arrepentimiento, sinceramente no había querido lastimar al otro niño, Ash nunca quería lastimar a nadie, así que se lo dijo a su maestra.

–Mae yo le pedí perdón a Yut, lo haré de nuevo, no quería lastimarlo pero él me estaba molestando otra vez.

–Ash tu nunca, NUNCA, debes levantarle la mano a un omega, ni a un beta ni a nadie, pero menos a un omega, ¿Entendido?

–Pero el siempre me molesta, nunca me deja jugar tranquilo y cuando se lo digo a usted o a la Mae Vanessa ninguna me hace caso.

–Yut solo es un poco caprichoso, es entendible, eso no te da escusa, eres un alfa así que no tienes que reaccionar.

–¿Qué tiene que ver que sea un alfa, omega o beta? ¿Es que si fuera omega podría enfrentarme a él? ¿Por qué deja que nos moleste a todos?

–Eso no es así, tu solo no vuelvas a lastimarlo, si sigues así llamaré a tus padres– dijo la mujer dando por terminada la conversación.

El rubio solo pudo abrir los ojos sorprendido, nada de eso era solo su culpa, ¿Por qué tendrían que llamar a sus padres? Estaba indignado, tanto era así que se sentó en el sofá y no salió de ahí hasta la hora de la salida.

Cuando su mamá ingreso para buscarlo Ash corrió hacia él, abrazandolo por las piernas antes de pedir que lo alzara.

–Mami la maestra dijo que puede que quieran hablar contigo más adelante, porque hoy un chico me estaba molestando y lo empuje para que me dejara en paz, pero él cayó y la maestra me castigo.

–Ash no está bien empujar a nadie, por más que te moleste.

–Pero él me molesta mucho, nos molesta a todos y nunca nadie hace nada, solo porque es omega.

Yuri acarició la carita de su pequeño, no podía entender que pasaba con el mundo, su hijo mayor sufría mucho por ser un omega que tenía cerca su celo y su hijo menor era castigado injustamente solo por ser alfa, estaba muy confundido.

–Hablaremos con tus maestras ahora.

El niño asintió, expectante de todo lo que podría pasar. Su mamá lo dejó en el patio de juegos mientras hablaba con las señoritas.

Cuando Yuri salió se veía serio, un poco asustado incluso podría decirse, se acercó a su bebé y lo alzó en brazos, y camino a casa le empezó a contar lo que sus maestras habían decidido.

–Aslan, tus maestras dijeron que hablaran con el niño y sus padres, pero que esperan que puedas entender que no saben como lidiar con él, es un niño con muchas cargas en sus brazos y probablemente esta pasando por cosas muy feas.

–Pero eso no es mi culpa.

–Lo se cariño, lo se, pero estoy seguro que tampoco es su culpa.

–¿Qué le pasa a Yut Lung?

–Lo único que se es que su familia no es como la nuestra, en su familia no hay cenas divertidas o cuentos para dormir, no creo siquiera que sus hermanos jueguen con él.

–Pobre... – suspiro el rubio–. No volveré a pelear con él, voy a ser su amigo.

Yuri sonrió por el espejo, su hijito era muy inteligente y sensible, era tan dulce como solo él podía ser.

Cuando llegaron a casa el almuerzo estaba en marcha, ya que los niños mayores todavía no habían llegado, por ende Ash corrió hacia su papá que estaba en frente del horno para abrazarlo. El alfa se agachó a la altura de su hijo para abrazarlo también y darle un suave beso en la mejilla.

–Hola peque ¿Cómo te fue hoy?– pregunto el moreno ayudando al niño a quitarse el delantal.

–Hoy empuje a un niño que me estaba molestando y las maestras me retaron solo a mi, además después de eso mis amigos no querían jugar conmigo, así que mami habló con las maestras.

–Oh vaya, ¿Qué paso después?

–Las maestras le dijeron que no se preocupara y que hablarían con los papás de Yut Lung, pero mami me dijo que lo olvidará porque él tiene problemas en su casita.

–Entiendo entiendo, bueno, espero que él y tu puedan llevarse bien de ahora en adelante– dijo el alfa acariciando el cabello de su cachorro.

Cuando Yuri entró no dudó en enviar a su hijo a ver televisión hasta que la comida estuviera lista, cuando el rubiecito se fue el mayor abrazo a su esposo y dejó un dulce beso en sus labios.

–Otabek no sabes lo feliz que estoy por nuestra familia.

–Sí, lo se Yura– aceptó el mayor peinando sus cabellos suavemente.

Una risa tierna salió de los labios del omega, contagiando de inmediato a su pareja, ellos eran muy felices, y Yuri se había dado cuenta hasta hace unos pocos minutos.

Cuando los niños mayores llegaron, todos se sentaron a la mesa para poder comer, en ese momento todos empezaron a hablar sobre como les fue ese día, que hicieron y como lo pasaron. Yuri contó que un alumno se confeso con una carta y él no supo como reaccionar, mientras que sus hijos reían por la ocurrencia del muchacho su padre instintivamente beso el cuello del rubio, el cual lo término golpeando.

Aslan no entendía cómo una familia podía no ser como la suya, le pareció muy triste y decidió que no volvería pelear con su compañero.

...

–Yut, lamento lo que pasó ayer, yo de verdad no quería lastimarte, pero eres muy molesto y eso no está bien, aún así quiero que seamos amigos.

Las mejillas del peli negro se tornaron de un color rosa muy bonito, pero contrario a lo que su expresión parecía querer decir, de su boca salió un:

–¿Y quién quiere ser tu amigo?

Ash no lo volvió a intentar...

Diario de la familia Altin-PlisetskiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora