Recuerdo que...
Todo empezó por un sueño...
Un sueño que resultó ser una pesadilla...
Y a veces quisiera rendirme...
Pero sé que él me quiere con vida...
Y es ahí cuando recuerdo que debo seguir...
Para ser esclava de mis sentimientos...
Ya q...
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POV. Lectora.
«Yo viviré» pensé nostálgica con una sonrisa de oreja a oreja, misma que se desvaneció al recordar que el Capitán Levi estaba en mi detrás. Con mera normalidad recogí todo el material de limpieza, ya que si Levi llegó, los demás no tardarían en llegar.
—¡Ya llegaron! —exclamó alguien por los pasillos.
—¡Oh! —Yo simplemente corrí hasta la puerta, ¡los nervios me ganaban más que nada en el mundo!.— ¡¿Ya están aquí?!
—¡Si! —afirmó, se trataba de Vanko, que al ver a Levi se sobresaltó y luego volvió en si—. Están en la entrada, apresúrate con eso —ordenó con algo de nervios para después irse apurado.
Asentí con rapidez mientras volvía por los materiales de limpieza, tenía que llevarlos a la bodega cuanto antes.
—¿Y ese quién es? —preguntó el Capitán Levi con un tono molesto.
—Es mi camarada Vanko, un amigo mío —respondí acelerada para después salir e ir hacia la bodega.
Al llegar, acomode todo y me quité las telas blancas que tenía, arreglé mi vestimenta, solté mi pelo y lo peiné con mis dedos, tenía que estar presentable ante los superiores. A pasos rápidos llegué donde estaban todos reunidos, y con disimulo me uní a ellos.
—Cuanto tiempo sin verlos —comentó nuestro instructor a los recién llegados.
Estaban todos, Hanji, Erwin, Moblit, Levi, Keiji, Abel, Marlo, otros más que desconozco su nombre y el escuadrón de Levi, literalmente me asombré, habian cambiado, Marlo, Ymir, Eren, Mikasa, Jean, Armin, Sasha, Connie... Habían crecido para convertirse en mayores.
Con algo de entusiasmo me quedé viéndolos, porque había una merienda de bienvenida, y solo los invitados más el instructor podrían disfrutar de tal deleite como la carne y finos panes.
Al pasar los minutos se dio con la merienda, en donde mis camaradas y yo alistamos el comedor para luego irnos y no estorbar.
—Escuché que la carne lo cocinó Vanko, Hyde y Melián —Oí un comentario por en medio del pasillo—, ha de estar delicioso.
—Que suerte tienen de tocar esa dichosa carne. —Otro más comentó. Era inevitable no reír, tantos que deseaban carne y yo teniendo la dicha de comerlo todos los días en mi mundo.
Como si nada dejé el comedor al igual que los demás, tenía ganas de ir a los dormitorios a descansar por un tiempo.
—Pss... Oye, Linda. —Escuché una voz más adelante, alguien me llamaba y simplemente me le acerqué.
—¿Eh? ¿Vanko?
—Mira lo que tengo —susurró sonriente para luego mostrar algo envuelto—, es carne con papa.
