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—Vamos, no es tan difícil Jimin —sugiere el pelinegro dandole un pequeño sorbo a su bebida achocolatada a la vez que sus manos viajaban por el suave pelaje del gato del menor.

Jimin levanta la mirada y saca sus lagrimas con algo de torpeza. Con sus mejillas algo sonrojadas y sus ojitos brillosos.

—No es tan fácil como suena, Hyung —niega dejando la taza en la mesa y apoyando sus codos sobre la madera—. Tal vez se olvidó de mí y ni siquiera reconoce mi rostro. —Dice pasando sus manitas por su rostro con notable frustración.

Yoongi suspira y baja al felino de su regazo.

—Mira, sólo debes darle una pequeña visita y comprobar verdaderamente si él ya se olvidó de tí —lo próximo que Jimin siente es como los cálidos brazos del mayor le rodean y un casto beso es depositado en su cabellera. Su calor era agradable y eran contados con los dedos los momentos en los cuales el mayor lograba hacer eso pero él deseaba otro calor protector, aquél que sólo una persona lo tenía.

Aquél calor que en estos momentos podía ser entregado a otra persona.

—Hyung ya no le encuentro el sentido a que vaya, él ya no me quiere y no me querrá —murmura devolviendole el abrazo, sintiendo como su vista era nublada nuevamente por aquellas gotas saladas.

Jimin siente como el mayor bufa.

—Mocoso, no vine aquí para verte llorar como magdalena así que ve a ponerte algo de maquillaje y sonríe como el Park Jimin que encontré hace dos año —dice Yoongi desordenando sus cabellos, provocando una genuina sonrisa y un pequeño sonrojo notorio.

Y tenía razón, hace dos años más o menos Min Yoongi, hijo de una familia amiga de los Park y un año mayor que Jimin, se encontró con un pequeño rubio que vagaba sin saber absolutamente nada sobre liderar una gran compañía. Un día viernes en donde los padres adoptivos de Jimin le habían llevado a ver aquella gran estructura que lideraban sus padres, un pequeño fascinado que miraba los pasillos de la compañía como si fuera un planeta desconocido. Y es que no era tan errado a la realidad. Ese día Yoongi se había topado accidentalmente con el menor y como si la cortesía le acompañase un bonito;

—“Fijate mocoso ojos de alcancía...’’

Había tomado por sopresa al menor. Desde aquél día ambos solían toparse más seguido y Jimin llegó a creer que Yoongi sentía algo por su persona pero todo ya había sido aclarado. No eran más que mejores amigos y socios en todo. Y claramente Jimin le había contado su tragica historia de principio a fin.

Él era como el hermano mayor que nunca había tenido y la confianza entre ambos era algo que no podía romperse facilmente.

—¿Quieres ir mañana? —inquiere Min acariciando sus cabellos con lentitud, cosa que lograba calmar de sobremanera al menor en extremos casos.

Era tal cual un gatito.

—No voy a ir, Hyung —niega Jimin.

✧✧

Debía ser un estúpido de primera al pensar que su mejor amigo no insistiría en que, en un día martes completamente nublado y frío, se presentase en la dichosa empresa que justo ahora estaba siendo liderada por nada más ni nada menos que el hombre que había agitado su corazón por primera vez.

Yoongi le dá una rapida mirada y él no hace más que encogerse en su sitio a la vez que pasa saliva con algo de dificultad. El taxi les había dejado hace exactamente dos minutos y ahora se encontraban parados en la acera contraria a la puerta del gran edificio de la compañía Jeon.

Jeon Jungkook, Jimin debía comprobarlo.

—Será una pequeña visita y si te trata mal puedo darle unos buenos golpes... —sugiere Min adentrando sus manos en los bolsillos de su chaqueta. Jimin suelta una risilla.

—No creo que sea necesario —responde dandole un pequeño encogimiento de hombros.

En sus planes no contaba con venir a darle una "pequeña visita", pues, ya tenía un día libre para descansar pero desde hace unos tres días Yoongi le insistía una y otra vez y bueno, ahora se encontraba resoplando rendido al capricho de su mayor. No le veía lo malo tampoco, sabía que el mayor ya estaba harto de verlo solitario y distraido, en parte lo agradecía pero estaba muriendo internamente de los nervios, la espectativa y la duda.

Ambos empiezan a caminar hasta cruzar la calle y llegar a la dichosa entrada. Todo el lugar desbordaba prestigio y clara elegancia, sus pasos resonaron en la recepción y Jimin no pudo evitar escanear el lugar con curiosidad.

Le recordaba cuando había conocido a Yoongi. Un día de nervios y en un lugar que desconocía por completo.

—¿En qué puedo ayudarles? —ambos escuchan la voz masculina y levantando la mirada se encuentran con un pelinegro de sonrisa acorazonada y brillante.

Jimin mira al mayor y jura que ve un destello de timidez en sus felinos ojitos. Reprime una sonrisa y se reincorpora volviendo a adquirir su postura seria.

—U-una cita con su jefe Jeon —contesta luego de unos segundos en los que parecieron que la mirada de aquel chico y la de su Hyung se encontraron de manera inevitable.

El recepcionista teclea velozmente en su computadora y Jimin vuelve su mirada hacia atrás. Personas entrando y saliendo, cuadros adornando las paredes de un color beige, nada fuera de lo común.

—Él está libre, tienen diez minutos —dice el chico con el teléfono entre su hombro y mejilla—. ¿De parte de quién es la visita?

Jimin mira al mayor y biceversa.

—Que sea visita anónima, por favor —esta vez es el turno de responder de parte del menor.

El tercero duda un poco pero luego asiente y una de las manos de Jimin toman el antebrazo del mayor para conducirlo hasta lo que parecía el elevador. Cuando las puertas se cierran el menor lo mira y no puede evitar soltar una risilla.

—¿Y ahora qué, mocoso? —inquiere bruscamente el mayor mirando su refrejo en el espejo que estaba detrás de ellos.

Jimin no puede evitar sonreir enternecido al imaginar los corazones flotantes de caricatura al rededor de su Hyung.

—¿Una visita anónima? —repite Jungkook acomodando su traje con algo de brusquedad. Estaba apurado, realmente apurado, y ahora una visita anónima le había arruinado los planes.

Planes de ir a buscar a Jiminnie. Porque sí, había conseguido en manos de Taehyung la dirección de su pequeño rubio.

Cuelga la línea de Hoseok, rendido se sienta en su escritorio y sus manos empiezan a temblar extrañamente. Por alguna razón que desconocía estaba nervioso, como si algo malo fuera a pasar exactamente. Inhaló y exhaló un par de veces sintiendose algo estúpido al hacer eso sin razón aparente.

La puerta fué tocada un par de veces y su mirada se levantó rapidamente esperando pacientemente a que la visita "anónima" diera su presencia en su oficina.

..

All for You 《kookmin》 2T.So BadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora