Zyro

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Te conocí a los doce años en el lugar donde se conocen los niños a esa edad, la escuela. Pero no era cualquier escuela, era una para los sentimientos, para la superación personal, que sabía yo de esas cosas a mis doce? No importaba porqué podía salir de casa y estar en el salón de fiestas de un hotel elegante un fin de semana de cada mes.
Las clases eran profundas, me enseñaron a visualizar mi futuro, a contener mis emociones, a expresarme de una mejor manera, a perdonar. Me gustaba aquel lugar, donde todos eran desconocidos, y había mucha posibilidad para todo. Debió haber cientos de rostros el primer día y entre todos yo solo podía ver uno. Un niño de mi estatura, alto como yo, creo que fue eso lo que más me emocionó, era serio, pero tenía muchas personas a su alrededor, hasta las chicas más grandes parecían interesadas en él, tenía una hermosura delicada, su cabello era negro y largo hasta debajo de sus orejas, su piel rosada, y sus ojos ligeramente rasgados. Su ropa fue lo segundo que llamó mi atención, para ser alguien de 13 años vestías muy rebelde, con tus playeras de bandas de rock, tus pantalones negros y tus converse negros también. A la salida del primer día noté tu skateboard, y tú terrible indiferencia hacia cualquier chica que mostrara el menor interés en conocerte. Tal vez por eso jamás te hablé de frente, además que moría de miedo de estar frente a ti, cuando me pasabas por un lado me congelaba, así que intentaba sentarme a una distancia razonablemente lejos pero lo suficientemente cerca para poder perderme en tu mirada seria.

Un día escuché a una chica emocionada por qué había conseguido tu correo electrónico, y podría chattear contigo por Messenger, que envidia! Todas la cercaron para preguntarselo pero ella celosamente resguardo el pequeño pedazo de papel en su bolsillo. No podía ni comer de mi molestia, pensé que no te interesaba ninguna de ellas, que te hizo cambiar de opinión? Cómo es que te gustaba esa chica tan... Insípida? Si tú eras en escencia la sal de estas clases, quien daba sabor a mis días.
Enojada me senté sola frente a la alberca del hotel, no noté que estabas cerca hasta que escuché tu voz, molesto con tus amigos, fueron ellos quienes dieron tu información, se burlaban del nombre tan raro que escogiste como usuario, y lo decían alto. Mis ojos se iluminaron al escucharlo. Zyro. Así, sencillo, era la forma en que por fin podría hablarte, y hacerte saber que me gustas, y no creo que pase a más, pero... y si sí?

Mi mejor amiga OliviaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora